Ache: “Las limitaciones se ponen a quienes le debiéramos poner una alfombra roja para que realmente se encarguen de dinamizar la economía”

Eduardo Ache, economista

Dada su relación personal con Manini Rios, por más que no tiene pertenencia  “orgánica” a Cabildo Abierto (CA), se ha dedicado en los últimos años a brindarle asesoramiento en el plano económico. En este sentido, el especialista trató  de explicar en entrevista con CRÓNICAS aquellos factores que dificultan, en la historia reciente, el crecimiento del país. Entre otras cosas, Ache puso énfasis en la apertura comercial, la cual, según comentó, para ser efectiva debe estar acompañada por reformas estructurales que permitan una reestructuración del sistema de costos.  
 

-Es de público conocimiento que es asesor económico de Cabildo Abierto (CA). ¿Cuál ha sido su participación en esta primera etapa dentro del sistema político de este flamante partido? 

 Mi participación no es orgánica;  conocí al actual senador Guido Manini, hicimos una muy buena relación personal y por eso lo he asesorado, tengo la libertad de dar mi opinión en aquellos temas que me consultan. Obviamente, él tiene la libertad de tomar lo que le parezca. Me siento muy cómodo trabajando con él, conocí a una persona con valores y una visión país que comparto. En general, en la parte económica, en CA hemos armado un grupo muy bueno, está el economista Kenneth Coates y Peés Boz, por ejemplo. En buena medida los aportes que hemos hecho desde CA han sido tomados por el equipo económico del gobierno, un claro ejemplo han sido la rebaja del IRPF y también los cambios en el IRAE de las empresas pequeñas y medianas.  

El mes pasado en entrevista con Azul FM puso en discusión el hecho de que Uruguay hace 60 años crezca a un promedio del 2%, desde su visión insuficiente, ¿con qué tiene que ver ese estancamiento? 

-Cuando se estudia la historia económica del Uruguay, fuimos hasta la década de 1910 uno de los 10 países más ricos del mundo; y a su vez, hasta las décadas de 1950 o 1960 todavía era uno de los 20 países más ricos del mundo.  Se dice que en esa etapa arrancaron nuestros problemas, y un relato que nunca se desmintió fue que había razones económicas para hacer una revolución. No sólo no había razones políticas como lo dijo el “Che” Guevara en el paraninfo de la Universidad para alzarse contra la democracia, sino que tampoco había razones económicas, pues  en esa época nuestro país todavía era uno de los 20 más ricos del mundo. Uruguay fue próspero cuando estuvo vinculado al mundo y decayó cuando se cerró.  En aquella época había empezado a prevalecer el pensamiento de la Cepal, la ideología, la política de sustitución de importaciones, pero la historia es clarísima: el mundo nunca creció más que de la década de los 60 hasta la de los 90 y nosotros nunca tuvimos más problemas que ahí.  

-¿La apertura comercial fue tan determinante? 

– Tanto el sentido común como la teoría económica seria indican que un país del tamaño de Uruguay tiene que unirse al mundo. En cambio recorrimos el camino equivocado y ese es uno de los temas que aún nos cuesta hablar. No fueron casualidad los problemas que tuvimos de caída de la democracia, porque fue precisamente ese estancamiento la consecuencia de estar siguiendo un modelo equivocado. Luego vienen los 90 y ahí de alguna manera se corrige,  el país se integra vía el Mercosur.  El Mercosur fue la integración natural con nuestros vecinos, y hoy con el diario del lunes vemos que, lamentablemente, es una de las zonas más cerradas del mundo, que menos comercio crea y que más comercio desvía. Con gobiernos blancos, colorados, frentistas y militares, la tasa promedio de crecimiento ha sido con suerte el 2% anual durante los últimos 60 años, totalmente insuficientes para la movilidad e inclusión social que precisamos.  

-¿Cuáles son las principales limitaciones que tiene hoy la apertura comercial?
-Debemos ser conscientes de que tenemos una realidad regional y comercial de la cual políticamente es muy difícil salir. El Mercosur debe ser de las pocas decisiones políticas que tomó el Uruguay prácticamente por unanimidad. Sin dudas, mantener un buen vínculo con los vecinos y socios es necesario e importante, pero hoy ese sistema nos está paralizando. La prueba está en los esfuerzos que ha tratado de hacer este gobierno  para llevar adelante algún acuerdo comercial y el Mercosur no lo permite. Hoy más del 60% del comercio en el mundo se da vía acuerdos recíprocos y Uruguay tiene menos del 30% con estas características.  Además, el principal partido político, hoy en la oposición, una fuerza que representa en el entorno en 40% del país, sistemáticamente se opone a los acuerdos comerciales. Es claro que nosotros hemos decidido hace 60 años vivir de espaldas al mundo. Entonces, ¿nos puede sorprender que el país no haya crecido y que tenga los problemas sociales que tenemos hoy? 

-¿Cómo nos puede afectar la victoria de Milei?
-Es un gobierno con una perspectiva liberal y, por tanto, es de suponer que impulse una apertura del Mercosur. Veremos cómo juega Brasil y cuánto se puede hacer para modernizar la región. En principio para Uruguay puede ser positiva esa apertura si es que efectivamente Argentina toma una postura fuerte. Lo que ya sabemos es que Uruguay solo es muy difícil que logre cambios significativos.  

-¿Cómo se logra la inserción internacional?
-Uruguay, con pocas acciones en la dirección correcta, ya se reencauza hacia la senda del crecimiento y allí buena parte de los problemas desaparecerían. Pero no es solo decir que nos incorporamos al mundo, el tema es el cómo. Para lograr la integración a nivel internacional tenés que competir, y con los costos del país, las regulaciones y la burocracia que tenemos es imposible. Además de integrarnos al mundo, debemos también hacer los deberes internos de bajar costos e ineficiencias para ser competitivos. Debemos preparar nuestra economía previamente, no hacerlo nos impedirá aprovechar las ventajas de la apertura. Un claro ejemplo de lo anterior fue el acuerdo con México, que no dio los resultados que hubiésemos deseado porque nuestro país es carísimo; nadie compra impuestos e ineficiencias. En esto también estamos en el debe. Buena parte de las razones por las que no recorremos el camino de prepararnos es porque la mayoría del sistema prefiere el statu quo, y salir de él significa beneficios futuros, aunque algún costo o riesgo hoy. Como pasa siempre, se piensa que es mejor que lo hagan y paguen otros. 

-¿Cómo repercute en el funcionamiento de la economía esta situación de costos? ¿Por qué tiene lugar? 

-La salida es vía las empresas medianas y chicas, intensivas en trabajo, pero cuando mirás el sistema tributario, este tiene dos sesgos enormes. Uno está en contra del factor trabajo, con costos que están fuera de lugar en cualquier realidad del mundo. El otro sesgo es que pagan mucho más impuestos los chicos que los grandes. Es un sistema para solventar el día a día, y para cerrar la caja terminamos poniendo malos impuestos y peores exoneraciones que hipotecan el crecimiento futuro. Un claro ejemplo es la tasa consular, recaudando más hoy e hipotecando el mañana. Si además de tener un país cerrado, en vez de fomentar la exportación, fomentás el consumo interno, y a su vez, al sector que debería captar y dinamizar la economía le pones más impuestos, se hace muy difícil. 

-¿Considera que hay una porción de la población que se la castiga con el actual esquema de contribución?
-No es solo el tema tributario, que sí es muy importante. También hay un aparato paraarancelario muy grande que encarece todo, y además una burocracia y regulaciones que tienen un costo enorme para cualquier pequeña o mediana empresa. Ese sistema hace que los costos que se tienen ya sea para abrir una empresa o cerrarla, o los tiempos para  hacer los trámites, son prohibitivos. Las limitaciones se ponen a quienes les debiéramos poner una alfombra roja para que realmente se encarguen de dinamizar la economía. En este contexto, el Estado tiene que absorber todo, con más de 350 mil funcionarios públicos y 400 mil planes sociales; ni hablemos de las intendencias.  

-La contraparte de los que pagan son los que no están integrados al sistema. ¿Qué se debe hacer con ellos?
-Acá lo que hay que buscar es un sistema que incluya a toda esa gente formalmente y la haga productiva. La manera de hacerlo es bajarle los impuestos a las empresas chicas, bajarle los impuestos al trabajo, y para eso hay que generar recursos, que perfectamente se pueden conseguir racionalizando el Estado y reduciendo algunas exoneraciones tributarias que no tienen sentido. Nadie está diciendo cortar, ni achicar, hay que generar 1.000 o 1.500 millones de dólares, no para gastar más, sino para bajarle el peso a los que sostienen el país. Es un camino posible y si Uruguay hace eso, es un país que tiene todo para vivir en forma espectacular. Lo que se necesita es dinamizar fuertemente las pequeñas y medianas empresas, comercios, productores, ellos son los que verdaderamente generan fuentes de trabajo en forma intensiva. Con eso le quitamos presión al Estado.
 

-¿Qué valoración hace del manejo económico que está haciendo el gobierno? ¿Le parece una buena decisión atar la planificación macroeconómica a un atraso del tipo de cambio?
– Un buen manejo macro es necesario para ordenar un país, pero la realidad está mostrando que no es tan fácil, las cuentas no se ordenan si no hay reformas estructurales orientadas a producir más. Podrás ordenarlas en el corto plazo, pero ya han pasado casi cuatro años y está quedando evidenciado que si no crecemos se nos va a complicar, venga quien venga y más allá de un manejo austero. Uruguay hoy tiene un manejo muy serio de su macroeconomía, pero he mencionado siempre que acá se ha minimizado la micro; nuestro país es de oligopolios y monopolios, públicos y privados. Cada vez se precisa más escala y concentración para ser rentable en Uruguay. Más allá del manejo macro, Uruguay lo que necesita es actuar sobre la oferta, removiendo todas las trabas e ineficiencias que no permiten a nuestra economía desarrollar todo su potencial.  

-En concreto, ¿qué opina del manejo de la inflación?
-Todos estamos de acuerdo en bajar la inflación y sin duda es positivo hacerlo. Pero  hacerlo  planchando el tipo de cambio no es lo mejor. Si me decís que haces eso pero el déficit está en cero te la llevo, pero el déficit no está en cero. El propio presidente del Banco Central tuvo la delicadeza de reconocer que hay atraso cambiario. El único tema en el que el gobierno se comprometió fue en que no baje el salario real, pero el salario debería subir o bajar por productividad, no por un manejo monetario. El atraso cambiario es otra traba que tenemos para exportar más. 

 
-¿Qué consideraciones hace del modo actual de fijación de salarios?
-Es clarísimo que cuando uno mira hacia el futuro la política de fijación de salarios está enmarcada entre las grandes patronales y los grandes sindicatos que no representan a todos los trabajadores. Hay todo un sistema armado de fijaciones de salario para los grandes. Hemos escuchado hablar del descuelgue, y lamentablemente cuando uno analiza todo el sistema tributario, laboral y de política monetaria, está diseñado por un esquema que es lo que favorece. Tenemos que buscar la forma de cambiar este modelo de concentración de oligopolios y monopolios con grandes sindicatos, donde los grandes condicionan a los chicos, y generar las condiciones para que las pequeñas y medianas empresas tengan la flexibilidad para competir acá y en el mundo.  


La política partidaria, coincidencias y diferencias
-¿Qué opinión tiene del funcionamiento de la coalición de gobierno?
-Nadie daba dos pesos por la coalición y sigue viva, aunque ustedes podrán repasar algún reportaje anterior donde señalé ciertas cosas sobre el funcionamiento. En la coalición no es fácil pensar distinto, ni decir las cosas. Esta debiera ser la mejor enseñanza que nos tendría que dar todo lo que pasó; ser conscientes de que cada uno tiene que tener su identidad. La suma del todo es mucho más que la suma de las partes individuales. Ha sido un instrumento muy bueno y ojalá se consolide, pero hay que mejorarla.