Vallcorba: “El desempeño económico del 2022 y lo que va de 2023 fue decepcionante y en comparación con la región, Uruguay es el que tiene la peor nota”

Martín Vallcorba, excoordinador del programa de Inclusión Financiera del MEF

Luego de haber discrepado en reiteradas ocasiones con las decisiones del BCU al subir la tasa de interés, Martín Vallcorba, en entrevista con CRÓNICAS, declaró que la reciente decisión de bajar las tasas “va en el camino correcto”, pero que deberían haber sido más rápidas. A su vez, en lo que respecta al resultado fiscal destacó que hay un deterioro “significativo” y un déficit “similar” al que había a finales de 2019.

Por Mateo Castells

-¿Qué evaluación realiza de la situación económica del país?

-El desempeño de la economía uruguaya ha sido dispar según las variables que estemos considerando y los sectores. Creo que tenemos que hacer una evaluación positiva de lo que ha sido la evolución a nivel del mercado de trabajo. En materia de tasas de empleo hemos tenido una recuperación de parte de los empleos que se habían perdido sobre el final de la última administración del Frente Amplio (FA), aunque también debemos señalar que todavía estamos por debajo de los máximos históricos en esta materia. Asociado a esto, ha habido una mejora de la formalidad laboral, que es una buena noticia. Pero esto no fue resultado de una política activa, sino que respondió a cambios en la configuración y el funcionamiento de los mercados de los distintos sectores. Por otro lado, está claro que la inflación ha tenido un comportamiento positivo, dado que luego de esa aceleración inicial que se dio en particular durante el 2021, hemos tenido una caída muy marcada en el registro inflacionario. La contrapartida de estos aspectos positivos es que hay un conjunto de elementos que han tenido una evolución negativa. Por ejemplo, uno de los factores que contribuyó a que se haya dado una reducción de la inflación fue la evolución del tipo de cambio, asociado entre otros elementos a las decisiones de política monetaria que adoptó el Banco Central del Uruguay (BCU). Y este es un factor negativo porque nuestra economía acumula, en los últimos dos años, un atraso cambiario muy significativo. Hay que ser cuidadoso con este análisis, porque tenemos la influencia de la región y en particular de las distorsiones cambiarias de Argentina, y si nos concentramos en el tipo de cambio extra regional, tenemos una caída en el tipo de cambio real del 25% entre 2022 y lo que va de 2023. Esta caída es un deterioro en la competitividad cambiaria muy significativa, que sin dudas ha tenido consecuencias en la actividad económica. El dato del tipo de cambio real a setiembre de 2023 es el más bajo desde que existen estadísticas oficiales del BCU; desde enero del 2000. Esto da cuenta de un problema de competitividad. Es claro que la competitividad no se agota en el tipo de cambio, pero en el corto plazo una caída de esta magnitud sin dudas que afecta notoriamente la competitividad de la economía. El impacto de esto recae en las exportaciones, pero también en todos los rubros de actividad que compiten en el mercado local con productos importados. En definitiva, el impacto negativo abarca a toda la producción.

 -¿Qué impacto tienen estos aspectos en el desempeño económico?

-El desempeño económico del 2022 y lo que va de 2023 fue decepcionante y en comparación con la región, Uruguay es el que tiene la peor nota.Incluso, aislando el efecto de la pandemia y mirando el último dato disponible del segundo trimestre del 2023 comparado con el último trimestre del 2019, Uruguay ha logrado superar el nivel de actividad y está 3,5% por encima del 2019, pero es el país de la región, junto con Argentina, que tiene el peor desempeño. En este apartado tenemos problemas que se vinculan con el deterioro en la capacidad de competencia y con un fenómeno que es muy difícil que se pueda contrarrestar desde las políticas públicas, que es la diferencia cambiaria con Argentina, que ha implicado una fuga de consumo hacia el exterior que impacta en el desempeño. 

-Recientemente el BCU volvió a bajar la tasa de interés y advirtió que el ciclo de bajas está cercano a finalizar. ¿Considera que es el camino correcto?

-He discrepado con las decisiones de política monetaria del BCU en todo el período donde implementó una política monetaria contractiva y con subas de tasas de interés, porque entendía que esas decisiones de aumentos de tasas generaban efectos negativos en otras áreas de la economía. Por lo tanto, una política monetaria que aumentara la tasa y fuera contractiva, que tratara de deprimir la demanda interna cuando la economía venía de una fase a la baja y con desempeños negativos, no me parecía adecuada dado que era una influencia negativa. Estas decisiones de reducción de la tasa de interés en las últimas reuniones del Comité de Política Monetaria (Copom) creo que van en la decisión correcta, aunque creo que se debería haber movido con mayor velocidad en la baja, así como también considero que en el aumento debería haber sido más lento y no aumentar la tasa al ritmo que lo hizo. Esto teniendo en cuenta la evolución que ha tenido la inflación y las debilidades que tenemos todavía desde el punto de vista de la actividad económica.

-También se redujo la Tasa de Política Monetaria (TPM), que en teoría es una decisión que abarata el crédito y estimula el consumo. Con este reciente anuncio y los restantes factores a tener en cuenta en cuanto a este apartado, ¿qué otros factores observa que estén incidiendo en el consumo de los uruguayos?
-En lo que tiene que ver con la capacidad de consumo hay dos elementos. Uno tiene que ver con la evolución de la masa salarial, que después de una caída importante que tuvo el salario real, que no fue compensada con el aumento de empleo, los últimos datos muestran que ha habido cierta recuperación del nivel de salario real, que lo ubica en el promedio de la economía levemente por encima de los números de 2019. Estamos un poco mejor en materia de empleo y por lo tanto la masa salarial es un poco mayor. De todas maneras, sigue estando un poco por debajo del producto. El ingreso de los trabajadores, que se compone por el salario y el empleo, recién ahora está empezando a acercarse a la participación que tenía en el producto. Todos estos elementos influyen en una relativa debilidad del consumo, que ha estado débil hasta ahora porque la evolución del ingreso de los hogares se ha ubicado por debajo de lo que ha sido el producto. A esto se le agrega la fuga del consumo hacia Argentina. Parte de la mejora en la capacidad de consumo que en el último período se ha generado no está dinamizando la actividad económica interna por el consumo que se fuga a Argentina. 

-De cara al año electoral, ¿qué se puede esperar del resultado fiscal?

-La situación fiscal es preocupante. Entre setiembre de 2022 y setiembre de 2023, el deterioro que tuvo el resultado fiscal fue significativo y hoy estamos con un déficit que es similar al que teníamos a final de 2019, cuando cerró el período de gobierno. En 2024 no hay demasiadas condiciones para que mejore el resultado fiscal. Entre otras cosas porque el gobierno ha implementado una política de gastos muy expansiva, contra lo que había sido la promesa electoral de reducir el gasto en US$ 900 millones, pero hasta ahora el gasto ha aumentado en US$ 1.000 millones. Para el año que viene tenemos un efecto de arrastre del aumento de salario real, que impacta en las pasividades y por lo tanto vamos a tener un aumento real de las pasividades, que desde el punto de vista fiscal va a representar un impacto significativo. También tenemos aumentos de gastos comprometidos en la última rendición de cuentas y algunos que vienen de rendiciones anteriores, hay reducción de impuestos que suman al deterioro fiscal y tenemos un ciclo fiscal electoral en marcha muy importante, que va a hacer que el año que viene el gasto siga creciendo. Por lo tanto, mi expectativa es que el déficit fiscal termine este período de gobierno en niveles similares a los que tenemos ahora.


“La inclusión financiera fue muy significativa para enfrentar la pandemia” 

-¿Qué resta por hacer en materia de inclusión financiera?

-En materia de inclusión financiera la evaluación es que, a pesar de todos los cambios que el gobierno promovió en el marco de la Ley de Urgente Consideración (LUC), el proceso que se inició en los gobiernos del FA se mantuvo y se demostró que fue la gente que optó por acompañar esa iniciativa. Porque cuando se miran las variables relevantes como cantidad de tarjetas de débito, cantidad de instrumentos de dinero electrónico y comercios que aceptan este medio de pago, todas ellas han seguido creciendo a pesar de que desde el gobierno se han tomado medidas que desestimulaban el uso. Y esto es así porque quedó demostrado que fue una transformación estructural y un cambio cultural que no implicaba una imposición en las políticas públicas, sino que fue algo adoptado e incorporado voluntariamente por las personas. Creo que fue un proceso muy útil, y que el gobierno, aunque no lo reconozca, en su fuero íntimo sabe que si no hubiéramos implementado las políticas de inclusión financiera el país hubiera tenido muchas más dificultades para atravesar el período de pandemia. El desarrollo de la plataforma de pagos electrónicos que se dio en los años previos permitió que, cuando saltó la pandemia, la economía pudiera mantener un conjunto de transacciones que sin los medios de pago electrónicos hubiera sido muy difícil de mantener. La inclusión financiera fue muy significativa para enfrentar la pandemia.