Ignacio Munyo, director ejecutivo de Ceres
La situación fiscal actual “es igual de delicada” que la que había cinco años atrás, según lo entiende Ignacio Munyo y cree que no hay “conciencia plena” sobre el tema, tanto en el gobierno como en la oposición. Así declaró en entrevista con CRÓNICAS, en la que también fue crítico con la propuesta de incluir el Impuesto Mínimo Global en la Ley de Presupuesto, dado que puede “perforar” el régimen de zonas francas, que es una “herramienta clave” para promover inversiones en el país. A su vez, Munyo destacó que “hay una mala gestión” de los recursos públicos por parte del Estado.
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Por Mateo Castells | @teocastells
-¿Cómo interpreta las primeras señales que ha dado este gobierno en materia económica, teniendo en cuenta que a fines de agosto se presentará la Ley de Presupuesto?
-El presupuesto es la gran señal que vamos a tener a la vista recién el 31 de agosto en su totalidad. Hay que tener claro que el presupuesto, como le gustaba decir a Astori, es la expresión financiera del programa de gobierno. Ahí va a estar clara la hoja de ruta que va a seguir este gobierno en los próximos cinco años y habrá que mirar con lupa cada uno de los artículos, porque ahí estarán, más allá de los números fiscales, todas las reformas estructurales que el país necesita llevar adelante. El gobierno asume, desde el punto de vista económico, con una situación fiscal compleja, y en eso trata de acomodarse y entender bien cómo están los números. Según declaran, se encontraron con una situación peor de la que esperaban. Pero, cuando se ven los números objetivos, no es muy distinta a la que había cinco años atrás. La situación fiscal de hace cinco años era delicada, y ahora es igual de delicada. Ante números similares, la discusión de hace cinco años atrás era cómo hacer para recortar el gasto que era demasiado alto para las condiciones y capacidades del país, mientras la discusión de la última campaña pasaba por aumentar gastos. La diferencia es más discursiva que real. La situación real es que tenemos un gasto público demasiado alto, con un nivel de eficiencia bajísimo, pero el país quedó preso de una discusión de campaña electoral en la que se prometieron gastos en distintas áreas que son todas relevantes, pero que nunca se dijo que para atender esas áreas relevantes va a haber que sacar de otros lados. No comparto la visión que tiene el gobierno y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de no reducir gastos en ningún lugar. Hay que gastar más en algunos lugares y menos en otros.
-¿Cree que el partido de gobierno es consciente de esta situación fiscal, o percibe visiones y posturas distintas sobre las restricciones que existen de cara al presupuesto?
-No hay consciencia plena de este tema, ni en el gobierno ni en la oposición.
Los problemas son los mismos más allá de quién esté gobernando, y yo creo que estamos en una situación complicada, donde hay realmente necesidades importantes para asignar nuevos recursos. Me refiero a la situación carcelaria, por ejemplo, donde hay un foco de tensión insostenible en Uruguay, en las condiciones y el aumento exponencial del número de personas privadas de libertad, que es una vergüenza nacional que hay que atender, que implica recursos, pero también medidas legales y administrativas. Hay que cambiar el sistema de fondo.
-El MEF ha barajado la posibilidad de incluir en el presupuesto el Impuesto Mínimo Global y un gravamen a las ganancias de capital de uruguayos en el exterior, para que ingrese dentro de la franja del IRPF. ¿Es esto una buena señal?
-Primero que nada, hay que tener consciencia de que si se hace un análisis de costo beneficio de lo que se puede recaudar con estos nuevos impuestos y lo que va a generar de ruido, discusión y confusión, el impacto es negativo.
-¿Está pensando en el inversor?
-Pensando en el estado de ánimo del Uruguay y del inversor, o en el posicionamiento internacional. Se habla de parte del gobierno de que se podría recaudar US$ 300 millones con el Impuesto Mínimo Global. Es un número bastante más grande de lo que uno podría estimar en base a las empresas instaladas en zonas francas, cuyas casas matrices están en países que tienen aprobado este impuesto. Esto tiene sus complejidades, porque se está perforando el régimen de zonas francas. Se va a argumentar que es específico por el Impuesto Mínimo Global, pero ahí va a haber una discusión y un problema jurídico. Tengamos en cuenta que el régimen de zonas francas es el principal activo que tiene Uruguay para venderse en el exterior. Estuve en Japón, con la misión oficial en Osaka, reunido con inversores y la agencia de promoción de inversiones de ese país, y las autoridades japonesas hablan de Uruguay y hacen referencia inequívocamente al régimen de zona franca como algo relevante para invertir en el país. Dimensionemos que hay un régimen que es la herramienta clave para promover que vengan inversores extranjeros y ahora lo vamos a perforar y va a haber que explicar esa perforación. Se va a recaudar mucho menos de lo que se dice; habría que pensar si es conveniente meterse en ese lío por esta recaudación.
-¿Se debería dar marcha atrás en el tema?
-Hay que ser muy cuidadoso y habría que discutirlo muy bien con las empresas. Tengo entendido que se ha hablado, pero no está del todo clara la situación. Creo que puede tener algunos impactos negativos en su planificación y comunicación internacional, cuando hay que hacer todo lo que se pueda para atraer inversiones al país.
-¿Con lo de la posibilidad de gravar las ganancias de capital ocurre lo mismo?
-Es más complejo. Para tener una opinión fundada, quiero esperar a ver los detalles y cómo va en el artículo de la ley, porque la redacción va a ser importante; en la implementación y redacción se juega mucho. Tengo el temor de que finalmente los costos indirectos que esto genere terminen siendo superiores a los beneficios puntuales de una recaudación, que habrá que ver cuanto será.
-¿Es negativo, entonces, que se hable de estos temas de cara al presupuesto, cuando en campaña se dijo que no se iban a crear nuevos impuestos?
-Lo veo contraproducente. Considero que genera un ambiente no propicio para más inversión y crecimiento. Después habrá que ver en los hechos cómo se termina de materializar, pero, a priori, no me gusta que se vaya la discusión de los próximos meses hacia una suba impositiva a personas y empresas. El Impuesto Mínimo Global podrá ser neutro, pero habrá que ver cómo se llega a esa neutralidad y cómo perfora el régimen de zonas francas.
-¿Cree que Oddone y Vallcorba son conscientes de esto que menciona?
-Probablemente sí. Son profesionales, tienen mucha experiencia y conocen el mercado. Saben dónde se están metiendo.
-¿Qué señal dio el Ejecutivo con las pautas salariales que presentó?
-La intención del MEF fue buscar una especie de desindexación, por lo menos en las franjas de ingresos más elevados, no en las más bajas, y no está claro cómo va a terminar la historia y si realmente se va a lograr el objetivo de que los salarios no se aumenten tanto como la inflación. Es complejo, porque hay que asumir que los salarios, en términos reales, no pueden subir permanentemente y que hay un determinado nivel salarial en Uruguay que se hace difícil de sostener por parte de las empresas, mientras no haya aumento de productividad o de competitividad a nivel país. Uruguay ha llegado a un nivel de aumento salarial real récord y la pregunta es hasta cuándo la economía del país puede tolerar niveles salariales de esta magnitud. Hay un error conceptual, que es pensar que el gobierno puede comprometerse a una suba de salario real a lo largo de un período, cuando, en realidad, esa decisión depende de las condiciones de la economía.
-Un aumento voluntarista de los salarios llevaría a una erosión del empleo, ¿a eso se refiere?
-Si, y eso ya ha pasado. Lo hemos visto en el período 2015-2019, donde los salarios reales aumentaron bastante y el empleo cayó fuertemente, porque si no se ajusta por precios, se ajusta por cantidad.
-En 2010, Uruguay recaudaba por impuestos US$ 12.000 millones por año, mientras que en 2024 recaudó US$ 24.000 millones. Sin embargo, a lo largo de estos 14 años, las cifras de pobreza general e infantil no variaron significativamente. ¿Qué muestra esto? ¿Hay una mala gestión de lo que se recauda?
-Hay una mala gestión de los recursos públicos por parte del Estado. Esto lo venimos viendo hace tiempo, y tiene tres grandes áreas que hay que atacar para solucionarlo. Me gustaría ver en el presupuesto estas áreas que implican, en primer lugar, una revisión profunda de cada rubro de gasto público. En el fondo, hay muchos gastos que ni siquiera tienen objetivos y no se sabe en qué se gasta. Uruguay debería avanzar hacia un presupuesto basado en resultados, donde uno asigne gastos, pero con una cierta lógica racional de por qué va allí y el impacto que pueda tener en ese lugar. Otra área importante, que debería estar prevista es mejorar sustancialmente los recursos humanos dentro del Estado y cómo se utilizan los que ya existen. No es posible que no se pueda reasignar funcionarios públicos de forma eficiente dentro de las distintas reparticiones del Estado. Por último, es central la readecuación normativa, porque hay muchas normativas que están mal y que están trancando inversiones y el funcionamiento del Estado. No solo influye sobre las inversiones, sino que también afecta a que una política social pueda llegar en tiempo y forma a donde tiene que llegar.
“No amerita entrar en esta discusión hasta que Orsi diga que las va a considerar”
-¿Cómo repercute en el inversor que se hable de gravar al 1% más rico de la población o de reducir la jornada laboral sin pérdida salarial?
-Tomé una decisión al respecto de estos dos temas y cada vez que me pregunten, voy a sostener lo mismo. No voy a contribuir a opinar y generar un debate con los que la están impulsando, que lo tienen muy trabajado y están muy organizados, cuando el propio presidente de la República lo ha eliminado de la agenda. No amerita entrar en esta discusión hasta que Yamandú Orsi diga que las va a considerar. Si tenemos un presidente que fue electo por todos los uruguayos y ha dicho en reiteradas ocasiones que esto no está en la agenda, yo no voy a contribuir a ponerlo. No voy a responder sobre esto y voy a mantener esta línea.
“Uruguay debe tener bien claro quiénes son sus socios comerciales a la hora de tomar cualquier decisión”
-¿Qué rumbo debe tomar este gobierno en materia de inserción internacional?
-Uruguay debe tener bien claro quiénes son sus socios comerciales a la hora de tomar cualquier decisión y dar cualquier señal a nivel internacional. Hay que considerar los números de exportaciones de bienes y servicios. Uruguay tiene una enorme exportación de servicios y el primer destino es Estados Unidos. Nuestro principal socio comercial hoy es Estados Unidos, porque le vendemos el 80% de la industria IT local. Después vienen China, Brasil, Argentina y la Unión Europea. Ahí hay que tener mucho cuidado, porque cualquier decisión que se tome en materia de política exterior, hay que hacerla considerando esto. Entonces, en un marco donde las relaciones internacionales entre las grandes potencias están muy crispadas y se mira de reojo qué acciones toman el resto de los jugadores en el mundo, hay que tener mucho cuidado.