“No se llegó al último punto, que era la concreción del TLC, pero estuvimos a unos centímetros de donde queríamos llegar”

Gabriel Rozman, presidente de la Cámara de Comercio Uruguay-China

El viaje que la delegación uruguaya encabezada por Lacalle Pou realizó a China la pasada semana arrojó novedades sobre las que hay que posarse. La falta de diversificación en la oferta de las exportaciones a China, el pasaje hacia una asociación estratégica integral que acerca a Uruguay al objetivo final del TLC y la necesidad de trabajar en inversiones e infraestructura, fueron los principales puntos que abordó Gabriel Rozman en diálogo con CRÓNICAS.

Por Mateo Castells

-¿Qué evaluación realiza de las novedades tras el reciente viaje de la delegación uruguaya encabezada por Luis Lacalle Pou a China?

-Yo soy muy optimista. El tema acá es que hay una gran oposición del Mercosur y también de China de que el bloque no pertenezca al TLC, dado que argentinos y brasileros temen que los productos chinos entren por Uruguay, pero no creo que ese sea el gran problema que tienen. El gran problema de Argentina y Brasil con respecto al TLC es la industria automovilística, porque es un segmento donde compiten con China. Con respecto al reciente viaje, me parece que se llegó al lugar donde yo esperaba que se llegara. Nosotros teníamos una asociación estratégica, que ahora se transformó en una asociación estratégica integral, lo que significa que estamos a un paso del TLC. El presidente Xi Jing Ping pretende concretarlo y quiere apurarse para que ello suceda. No se llegó al último punto, que era la concreción del TLC, pero llegamos a unos centímetros de donde queríamos llegar. Mi evaluación es muy positiva, creo que el presidente es muy bueno en lo que refiere a relaciones internacionales y otros representantes que han viajado antes no han podido dejar su marca, como Talvi, Bustillo y otros ministros. No trabajamos en la cámara para ayudar en las relaciones exteriores y poder sacar adelante el tratado, tuvimos poco que decir y no fuimos muy tenidos en cuenta. Las autoridades prefirieron manejarse solos y los chinos pidieron que esto se mantenga en un grupo pequeño, para que lo dialogado no circule de un lugar a otro. China tiene un TLC con Nicaragua, ¿y no van a hacer un TLC con Uruguay? Sería descabellado. Lo que falló de este último viaje es que a los chinos les gusta recibir proyectos, y en ese sentido la delegación uruguaya no cumplió. Les gusta negociar de gobierno a gobierno, no les gusta que los privados se entrometan.

-Si bien se pueden resaltar diversos aspectos positivos de este viaje, distintos expertos apuntaron a que existe un debe en la diversificación de la oferta comercial en las exportaciones a China. ¿Cuál es su opinión?

-Hay distintos segmentos por explotar. Me gustaría que se exportaran piedras preciosas de Artigas y productos que van más allá de los primarios, por ejemplo, la madera trabajada en lugar de tablas, o lana peinada y limpia en lugar de lana sucia. Hay que dedicarse a tres o cuatro productos que tengan un impacto, potenciarlos y hacerlos crecer. No hagamos 20 productos porque es más complejo, potenciemos los que mejores capacidades tengan y hagamos crecer los negocios con China.

-Hay sectores en el país que han tenido un crecimiento importante en el último tiempo y un claro ejemplo de ello es el sector de las TICs. Aun así y como le mencionaba, las exportaciones parecen estar concentradas en la carne bovina, productos derivados de la madera y la soja. A su entender, ¿dónde están los principales obstáculos para que se dé una diversificación en la oferta?

-Hace mucho tiempo que estoy trabajando en el sector tecnológico y buscando romper con esa barrera. Pero en el caso de China, los sistemas que usan no son los tradicionales. No usan Oracle o SAP, como todo el mundo. Entonces, tenemos que encontrar la manera de transmitirles que desde Uruguay podemos mantener y contribuir con sistemas que pueden usar ellos en esta parte del mundo, que son los más comunes. Romper la barrera y entrar en la parte tecnológica en China es muy difícil. Las tasas horarias son muy baratas. Ellos están aumentando su caudal de tecnología, pero la parte en la que deberían entender que Uruguay puede ayudar es a la hora de trabajar en occidente, con sistemas occidentales y transferir esa información a sus propios sistemas nativos.

-Teniendo en cuenta los recientes anuncios y la situación actual, ¿cuál es el siguiente paso con respecto a la relación con China?

-De acá en adelante hay que tomar ventaja de inversiones que pueden venir por la Iniciativa por la Franja y la Ruta, donde China está poniendo mucho dinero. Debemos trabajar en inversiones e infraestructura, que son necesarias para comerciar mejor. Hay muchas cosas que podemos hacer mejor, más allá de un TLC. Todo el papeleo y la burocracia debe ser más rápido y fácil para poder comerciar correctamente. Nos faltan escáneres y fluidez en los puertos. También tenemos problemas a la hora de pensar que Uruguay es más libertario que China, entonces los paros y las medidas a veces implican que los barcos salgan del puerto sin los productos. Todo esto debe estar mejor coordinado y también se debería crear un instituto especializado para trabajar con China, porque son muy diferentes en su forma de manejarse y trabajar. Uruguay tiene problemas con los registros de marca en China y de la confianza que se tiene en el apartado financiero de ese país. Tenemos que conocer cómo son los procesos y aprovechar la buena embajada uruguaya en Beijing, que ha hecho una labor extraordinaria. Por otro lado, precisamos inmigración y talentos nuevos. Falta gente preparada y debemos mejorar la calidad de los trabajadores uruguayos. Todo esto son aspectos a mejorar, independientemente del TLC.

-En un mundo con tensiones entre China y Estados Unidos y un contexto regional movilizado tras la victoria de Javier Milei en Argentina, con todo lo que ello implica a nivel de relaciones internacionales, ¿qué lugar tendrá Uruguay dentro de esta trama?

-Estados Unidos y China están compitiendo, pero el primer cliente de China sigue siendo Estados Unidos. Entonces, China tiene una política de avanzar en el mundo y aggiornarse, y el gobierno pretende darle más comodidades a su pueblo. Y Uruguay debe participar en eso, no solo en comida. Se deben crear industrias, innovar y llevar a cabo planes de desarrollo, pensando en el mercado chino. Deberíamos atraer un banco chino, como sí lo hay en Buenos Aires, que traería confianza y clientes.

-En el siglo pasado se estilaba decir que Uruguay era la Suiza de América en una comparación que se sustentaba en las fortalezas que el país poseía, y actualmente se apunta a que Uruguay debería asimilarse a Singapur. A su entender, en los aspectos comerciales y económicos, ¿a qué país del mundo Uruguay debería asemejarse?

-A mí me gusta pensar en Singapur, un país construido en una modalidad semi democrática donde no fue votado todo lo que se hizo. Si miramos indicadores, como el de riesgo país, tenemos muy poco riesgo, pero el problema es que no hay gente. Yo estoy trayendo industrias de tecnología que pretenden tomar 100 personas, pero Uruguay no tiene esa oferta de talentos. Debemos tener un programa para generar talentos en tecnología y apuntar a generar 5.000 personas capacitadas en el rubro. Hay que introducir la tecnología muy temprano en las escuelas y fomentar el pensamiento universal. No queremos más que los estudiantes aprendan una página de memoria y la repitan, queremos que analicen. La actualidad demanda cambios educacionales, que se deben dar apresuradamente, algo en lo que Singapur ha sido muy bueno.

-Pensando más allá de China, ¿cómo ve al país en materia de inserción internacional?

-Considero que la inclusión de Uruguay en el área del Pacífico sería importante. En lo que respecta a la inclusión internacional del país con Estados Unidos, creo que los presidentes de ese país siempre miraron muy bien a Uruguay, pero nosotros nos tenemos que ayudar a nosotros mismos. No estamos actuando muy cerca de Estados Unidos, ellos tienen un mercado difícil, es una realidad, pero se puede entrar. Estamos hablando de un mercado que compra al mejor precio y que busca la mejor calidad. Entonces, me parece que esta relación es muy valiosa, pero no depende de si tenemos una relación con China o no. A lo mejor estamos más alineados políticamente con Estados Unidos que con China, pero los chinos nos brindan más recursos que ellos y que Europa, dado que estos países nos califican como un país rico que no necesita asistencia. Entonces, para muchos de los programas que llevan a cabo Estados Unidos y Europa, Uruguay no aplica porque tiene una tasa de ingresos superior a lo que ellos asisten.

-Usted ha apuntado en reiteradas ocasiones a lo largo de estos años a la importancia que tiene la India y la poca atención que se le presta desde Uruguay.

-India tiene un potencial enorme. Tenemos una embajada muy pequeña, pero no un comercio desarrollado con ellos. Es verdad que consumen poca carne, pero también se pueden exportar otras cosas. Deberíamos tener comercio con un país tan grande como India. El grupo TATA, por ejemplo, emplea a 1.100.000 personas, de las cuales 3.000 están en Uruguay. Hay una relación excelente con este grupo y con la India, pero se debe trabajar. La última vez que Uruguay fue a India con una misión fue con Astori y tampoco se llevaron proyectos.


“Si las empresas quieren trabajar en China, deben acostumbrarse a que deben trabajar con estas cámaras”

-¿Qué espera de 2024?

-A partir de enero la cámara tendrá un nuevo presidente, porque entiendo que hay que rotar el cargo y dar oportunidades a la gente más joven. Conozco bien a China y no me voy a alejar de la cámara, pero estoy convencido de que quien tome las riendas a partir del año que viene hará las cosas bien y de manera distinta a la mía, algo que abrirá nuevas áreas que yo no abrí. Por otro lado, creo que, como siempre, juntar dinero en Uruguay es muy difícil. Si las empresas quieren trabajar en China, deben acostumbrarse a que deben trabajar con estas cámaras. Mucha gente ha sido embaucada al mandar dinero a lugares a los que no debían y con productos que no debían comprar. La cámara está para asesorar, pero para eso, debemos tener los medios para hacerlo.