Pecoy: “La pandemia demostró la capacidad de adaptación del industrial uruguayo ante situaciones desafiantes”

Susana Pecoy, directora nacional de Industrias del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM)


A casi tres años de la irrupción del covid-19 en Uruguay, la titular de la Dirección de Industrias realizó un balance general de los impactos que padeció el sector industrial, y mencionó los instrumentos y apoyos brindados para paliar las distintas realidades. “La pandemia impuso nuevas modalidades de trabajo y aceleró la transformación digital de muchas empresas”, comentó. Por otra parte, resaltó la necesidad que tiene el país de llegar al mercado externo, destacando la importancia de generar nuevos acuerdos como el Transpacífico.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-¿Qué balance hace de lo que fue el 2022 para la Dirección de Industrias?

-Fue un año de intenso trabajo. Hemos logrado, un año más, asignar fondos no reembolsables a cerca de 50 prometedores proyectos industriales de todo el país, por aproximadamente $ 50 millones entre todos los fondos: Fondo Industrial, Fondo de Vinculación Tecnológica, Fondo de Biotecnología, Fondo Naranja y Fondo de Electrónica y Robótica, cada uno de ellos focalizado en estimular determinadas inversiones (digitalización, automatización, economía circular), vincular mipymes con la asistencia técnica o el apoyo a sectores estratégicos.

También hemos trabajado en numerosas propuestas de instrumentos y apoyos a las realidades de los distintos sectores de forma de apuntalar a nuestra industria nacional. Esto siempre en diálogo con el sector privado, y en coordinación con distintas instituciones, con una mirada transversal para los asuntos que así lo requieren. A su vez, seguimos recorriendo y conociendo las realidades productivas de muchas industrias de todo el territorio nacional, de forma de entender sus necesidades y propuestas de primera mano, en un proceso muy enriquecedor.

-¿Qué desafíos tuvieron que enfrentar durante la pandemia y cómo se salió de la situación?

-Asumimos la administración con un programa de trabajo, pero en cuestión de 13 días tuvimos que modificarlo por completo. El principal desafío fue conjugar una política sanitaria que priorizara la salud con el mantenimiento de la actividad del sector industrial. Para eso tuvimos que diseñar rápidamente diversas medidas de apoyo a las empresas con el fin de atenuar los impactos negativos de la pandemia. Algunas fueron: prórroga y flexibilización del régimen de admisión temporaria; devolución de impuestos a las exportaciones; suspensión de la tasa de detracción a las exportaciones de cuero wet blue; reducción de la tasa LATU; nueva reglamentación a la ley de inversiones; alivios tributarios para mipymes, exoneraciones en aportes, créditos blandos; subsidio especial por desempleo parcial y promoción del teletrabajo, entre otras. Entendemos que estas medidas fueron efectivas para amortiguar la adversa situación que se vivía, y que han posibilitado la recuperación de la industria en términos generales.

-Hoy, viéndolo a la distancia, ¿qué aprendizajes dejó todo esto?

-A nivel productivo impuso nuevas modalidades de trabajo, como el trabajo a distancia; aceleró la transformación digital de muchas empresas, en particular las pymes, lo que las obligó a repensar su modelo de negocio, sus canales de comercialización, incorporar nuevas capacidades, entre otros. Este es un proceso que no tiene marcha atrás y que desde el gobierno venimos apoyando.

A nivel estatal, y en particular en el caso del MIEM, nos obligó a acelerar la digitalización de una gran cantidad de trámites, postulaciones a fondos y programas de apoyo, sistemas de consultas que hoy pueden realizarse de manera virtual y en línea con el objetivo de reducir los costos transaccionales de las empresas, aliviándolas de cargas innecesarias tanto en tiempo como dinero, lo que resulta en una facilidad para ellas.

-La actividad industrial fue una de las que volvió a la normalidad más rápidamente. ¿A qué lo atribuye?

-Creo que eso demuestra la capacidad de adaptación que tiene el industrial uruguayo en particular y el empresariado en general ante situaciones desafiantes. Hoy estamos incluso por encima de los niveles de actividad anteriores a la pandemia y eso dice mucho. Es cierto también que la recuperación del empleo y de las horas trabajadas viene con cierto rezago, pero hay que considerar que la pandemia obligó a modificar algunas formas de producción y muchas empresas invirtieron en tecnología y cambios de procesos, lo cual a la larga mejora la competitividad del sector y sienta las bases para crecer y generar empleo, pensando más que nada en los mercados de exportación. Uno de los grandes impulsores de la reactivación de la industria es el sector alimenticio, tanto por su peso en la industria como por su dinámica de rápida recuperación. Así, la mitad de la recuperación observada en 2021 se debió al impulso de la producción de alimentos en Uruguay, a la vez que explica la mitad del crecimiento registrado en lo que va del año. Las cadenas de productos químicos, farmacéuticos y plástico también mostraron una rápida reactivación que impulsó al resto de la industria.

Vale decir que el pertenecer a cadenas globales dinámicas y de alta demanda internacional les ayudó a poder recuperarse a medida que se retoma el comercio regional e internacional. De ahí la importancia de continuar con una política de inserción internacional y de acuerdos que le abran las puertas a Uruguay a nuevos mercados.

-¿Cuáles son los subsectores de la industria que están más complicados y cuáles están en una mejor situación?

-Los sectores automotor, maquinaria y madera son los que, pese al golpe inicial de la pandemia, se destacan por su rápida recuperación a fines de 2020 y su fuerte crecimiento desde 2021 en adelante. También cabe mencionar que varios subsectores de alimentos se encuentran en franco crecimiento, al igual que plástico, farmacéutico y químico. En el otro extremo, los sectores de cuero, textil e impresión fueron los más afectados por la pandemia, o al menos los que no han logrado recuperarse tras el golpe sufrido en 2020.

-¿Cuál es la importancia de la inserción internacional para la industria?

-Dado lo reducido del mercado doméstico, Uruguay tiene una necesidad imperiosa de llegar al mercado externo, tanto en bienes como en servicios. Salvo excepciones, es impensado para nuevas inversiones de mediano porte pensar únicamente en el mercado doméstico como destino de sus ventas: al menos el mercado regional ampliado (Argentina, Brasil, Paraguay y Chile) es el de relevancia en este tipo de inversiones, pero también aquellos mercados donde hemos logrado posicionarnos con éxito gracias a las ventajas comparativas o nichos de negocio que hemos sabido aprovechar y desarrollar. Esto está vinculado principalmente a temas de eficiencias y mínimos en las escalas productivas.

Para nuestras industrias más vinculadas con lo tradicional —carne, arroz, lácteos, entre otros—, los mercados extrarregionales son accesibles, pero para la industria más alejada de los eslabones primarios, la situación es más desafiante. La posibilidad de la fragmentación de las cadenas productivas nos ha permitido aparecer en el mapa comercial internacional debido a la inserción en cadenas de valor, ya sean regionales o internacionales.

-¿Qué beneficios traería una posible integración de Uruguay al Acuerdo Transpacífico?

-Es un acuerdo de última generación donde se contemplan dimensiones como medio ambiente, género, comercio electrónico y condiciones laborales. Los beneficios de formar parte de un acuerdo de estas dimensiones están relacionados con la diversificación y acceso a mercados más sofisticados, la creación de reglas claras para el comercio, facilitación para el ingreso de técnicos y profesionales uruguayos en los países parte. Al tratarse de un tratado moderno, busca promover el comercio electrónico y la digitalización.

Un aspecto importante que redundaría en beneficios para nuestro país es que muchos de los países que lo integran tienen un perfil económico-productivo muy diferente al de Uruguay —como es el caso de Japón y Singapur—, que son demandantes de productos agrícolas, agrícolas procesados o de alimentos, y en muchos casos están dispuestos a pagar un diferencial por su calidad.

A su vez, siempre negociar con economías más desarrolladas lleva a mejorar y adaptar procedimientos a nivel de instituciones; en muchos casos implica modernización de procedimientos y prácticas. Otro aspecto favorable es la acumulación de origen, o sea, un país puede utilizar insumos o procesos de otros socios del acuerdo contabilizando como originarios, con lo cual amplía las posibilidades de Uruguay para ser parte de cadenas de valor, aspecto muy importante que te comenté anteriormente.


Modificaciones legales para “mejorar las condiciones de competencia de los sectores productivos”

-¿En qué sentido influyó la Ley de Urgente Consideración (LUC) en la actividad industrial?

-La LUC propuso modificaciones en varias áreas transversales que involucran a las empresas, por ejemplo, en temas de libertad financiera, reglas fiscales, disposiciones tributarias más amigables para las mipymes, en la determinación de la tarifa de combustibles con criterios más transparentes, temas de regulación o disposiciones en cuanto a las relaciones laborales. Dichas modificaciones establecen las bases para ir avanzando en la mejora de las condiciones de competencia de nuestros sectores productivos —en particular el industrial—.


“Nuevos instrumentos de estímulo industrial”

-¿Qué expectativas tiene hacia el 2023?

-En relación a la actividad industrial, podemos destacar el inicio de actividades de la segunda planta de celulosa de UPM en el primer trimestre, con una capacidad de producción instalada de 2,1 millones de toneladas por año. Se prevé que genere un incremento permanente del 2% del PIB y 10.000 puestos de trabajo entre plantaciones, cosecha, logística, industria, operaciones portuarias y servicios.

Otro aspecto importante refiere a las expectativas que tenemos para los próximos años y en particular el 2023, asociadas a nuevos instrumentos de estímulo industrial que están recientemente aprobados o lo estarán a la brevedad. A modo de ejemplo, podemos citar la apuesta a la industrialización, generación de valor y mejores oportunidades para el norte del país, con un régimen que otorgará beneficios a la valorización de piedras semipreciosas. De forma más transversal, en breve quedará aprobada la modificación del régimen de parques industriales y científico-tecnológicos, donde se brindarán mayores incentivos para aquellos emprendimientos que apuesten por aportar a la descentralización y racionalización productiva en el territorio nacional.

Continuaremos asimismo apoyando las inversiones industriales, en particular en sectores estratégicos, o proyectos con incorporación de nuevas tecnologías o con enfoques sostenibles en producciones tradicionales, a través de los fondos disponibles en nuestra dirección.