Steneri: “La economía está resistiendo de manera espléndida los shocks que está recibiendo”

Carlos Steneri, master of Arts en Economía de la Universidad de Chicago

Los datos del segundo trimestre marcaron una importante contracción como consecuencia sobre todo de la sequía. No obstante, la economía uruguaya está resistiendo “de manera espléndida” los shocks que está recibiendo, tanto por el déficit hídrico como por la diferencia cambiaria con Argentina, de acuerdo con el economista Carlos Steneri. En una larga entrevista con CRÓNICAS, el especialista habló también sobre la actual situación fiscal, la vuelta del proteccionismo a nivel mundial y el futuro que se espera para Argentina una vez que cambie el gobierno.

-En diciembre comentaba entrevistado por CRÓNICAS que la política monetaria del Banco Central del Uruguay (BCU) no estaba teniendo los efectos deseados sobre la inflación. Sin embargo, el IPC ha marcado un fuerte descenso llegando a mínimos desde 2005. ¿Es responsabilidad de la política monetaria o jugaron otros factores en ese descenso?

-Sin dudas la política monetaria contractiva siempre tiene un efecto a la baja en los precios. Entiendo que en estas circunstancias ese efecto normal de la inflación de la política monetaria contractiva fue ayudada por factores externos, como la caída del precio de los alimentos. Esto, a mi entender, empujó hacia la baja la inflación, pero, de todas maneras, cuando se hace una proyección hacia adelante, también hay que tener en cuenta factores externos, pero yo entiendo que la inflación en Uruguay tiene explicaciones por comportamientos de la política monetaria contractiva, que a su vez contrae el tipo de cambio nominal y eso de alguna manera genera otros desequilibrios que pueden hacer suponer que esa contracción no es permanente.

-¿El BCU debería continuar con los descensos en la tasa de interés?

-Este no es un tema teórico, esto es un arte. El BCU puede tener una percepción de que con lo que ha hecho es suficiente y ya es momento de revertir o mantener la tesitura actual, porque la tasa de interés real hoy es muy alta, dada la tasa de política monetaria que tiene el BCU fijada, pero esas son posturas particulares, algo que pasa hasta en la Fed, donde hay gente que entiende que la reserva debe seguir contrayendo la tasa de interés y hay otros que dicen que ya es suficiente, pero ya se entra más en una cuestión de opiniones que en una cuestión básica de fondo. En este caso, el banco es el principal responsable de tomar estas decisiones. Yo no tengo la información que el banco tiene para poder opinar sobre si la tesitura actual es la correcta, si hay que seguir profundizando o si hay que aflojar.

-La semana pasada se conocieron los datos del segundo trimestre, que como era previsible marcaron una importante contracción como consecuencia principalmente de la sequía. ¿Cómo evalúa el desempeño económico en general?

-Todo parece indicar que esta contracción se debe a un efecto exógeno que fue la sequía, donde también entra el factor turismo que se relaciona al problema de Argentina. Estamos recibiendo dos shocks, uno temporal y otro que tiene una duración indefinida, que tiene un efecto negativo sobre un sector importante de la economía. Lo cierto es que las importaciones siguen cayendo, tanto de bienes como de servicios. Todos los analistas pensaban que esta tesitura iba a ser lo esperable, obviamente que es muy difícil puntualizar sobre la exactitud de los guarismos, porque ya estamos hablando más de un arte que de una constatación. Yo no creo en que los economistas, por mayores esfuerzos que hagamos, tengamos la capacidad de afinar los números con precisiones de decimales, podemos marcar tendencias, pero casi nunca le pegamos con el número exacto. En cuanto a la contracción observada, yo creo que es coyuntural, los niveles de empleo están aumentando y los niveles de consumo también. Alguien podría decir que los niveles de consumo también están potenciados por el tipo de cambio apreciado que tenemos, que hace que el salario sea muy potente comprando bienes importados, pero estas son cuestiones que hay que mirarlas en el largo plazo y no tomar los números de un trimestre como si marcaran una tendencia, más cuando la mayoría estábamos esperando un comportamiento de este tipo.

-Otro factor que presionó a la baja el PIB fue el desvío de consumo hacia Argentina. ¿Cómo analiza esta situación? ¿Hay algo que pueda hacer el gobierno para mitigar los impactos negativos, principalmente en los comercios de frontera?

-Todos sabíamos que el impacto iba a ocurrir. Es muy difícil medirlo, porque responde a razones que están fuera del dominio del gobierno, porque esto tiene que ver con la brecha cambiaria y el desequilibrio que tiene Argentina en su tipo de cambio. Somos simplemente tomadores de una situación. Pero hay que valorar que en episodios similares en épocas pasadas, cimbronazos de este tipo nos afectaron mucho más, y lo cierto es que la economía en estos momentos está resistiendo de manera espléndida estos shocks que está recibiendo, tanto el tema de la sequía como el desequilibrio y la crisis cambiaria que hay en el vecino país. Ante todo, hay que tener en cuenta que no podemos bloquear las fronteras, no le podemos impedir a la gente que vaya a consumir a Argentina. Eso es parte de las reglas de juego, que en algunos momentos de nuestra historia también nos jugaron a favor, cuando este era un lugar más conveniente para recibir turismo regional o consumo de afuera de la región. Esas son las reglas del juego, las vamos llevando y todos esperamos que la situación de Argentina se resuelva lo antes posible.

-En materia económica internacional, ¿estamos frente a una guerra fría económica?

-Europa está invitando a Estados Unidos a poner trabas al comercio con China, porque entiende que China está penetrando fuertemente en sectores básicos de la industria europea como el sector automovilístico. En Estados Unidos, los autos que provienen de China tienen un arancel del 27% y en Europa del 10%, por lo tanto, hay una gran penetración de autos orientales. El viejo continente entiende que este aspecto lo está desplazando de su rubro de exportación bandera que es el sector automovilístico, entonces ya están buscando fijar aranceles a la exportación de autos. Estamos hablando de un sector con importancia, porque el sector automovilístico europeo es el principal rubro industrial de exportación hacia China, y a su vez Europa se está convirtiendo en el principal mercado de autos eléctricos chinos, por lo que, si suben el arancel, se da una ruptura y un cierre de un mercado muy importante para el mundo industrializado, y eso se convertirá en una escalera que va agregando escalones al mundo proteccionista. Esto no lo estábamos viendo hace apenas cinco años. Tengamos en cuenta que las medidas que tomó Donald Trump para cortar el comercio con China, el gobierno de Joe Biden las mantuvo y a su vez las reforzó, por lo cual estamos hablando de un mundo distinto al que conocíamos hace una década y todo muestra que esto va progresando, en vez de ir en retroceso, así que estamos entrando en algo que no sé si es una guerra fría proteccionista, pero sí estamos volviendo al proteccionismo, tal vez no generalizado, pero sí por sectores.

-¿Cómo debería pararse Uruguay en este contexto global?

-Lo que tiene que hacer Uruguay dado su tamaño y porque en estas cosas es espectador, es seguir defendiendo que el proteccionismo es un mal para todos y en particular para las economías pequeñas y tratar de usar toda su capacidad negociadora para penetrar nichos que existen. Uruguay es un exportador en nichos, de pequeñas cantidades de productos. La apertura económica para países como Uruguay es clave porque nuestro consumo doméstico no es capaz de absorber en algunos rubros, sobre todo en el sector agropecuario, pero también en el sector de servicios, porque nuestra demanda interna no es capaz de consumir lo que ofertamos, inclusive en el turismo, donde nuestra capacidad hotelera tiene sentido si hay turismo externo. Somos un país que necesita de la apertura y la transparencia en la operativa de los mercados externos con los aranceles más bajos.


“Propuestas de Milei y Juntos por el Cambio son similares y tendrán aspectos positivos sobre Uruguay”

-¿Qué opinión le merece Javier Milei, quien día a día parece acercarse más a la Casa Rosada?

-Respecto a las propuestas de Milei, yo creo que son muy parecidas a las de Juntos por el Cambio, salvo que algunas pueden ser más inmediatas y menos graduales, pero a veces la experiencia indica que la velocidad en la cual uno puede tomar medidas, responde menos a la voluntad de las personas que a las posibilidades que otorgan los hechos. Todo indica que hay un cambio de época en Argentina, un cambio de modelo con una vuelta hacia la libertad de la operativa plena de los mercados. Entonces, en comparación, no hay demasiadas diferencias, salvo en la dolarización, que se ha tomado como centro de la discusión, pero creo que el tema está por encima de esto. Tanto las propuestas de Milei como las de Juntos por el Cambio son muy similares y además van a tener aspectos positivos sobre Uruguay, desde mayor integración comercial, menos distorsiones en los precios relativos, lo cual va a hacer que Argentina de alguna manera tenga un nivel de precios más cercano a nosotros.


“No tenemos una situación fiscal que genere preocupación, sino al contrario”

-¿Cómo observa la situación fiscal?

-La situación fiscal del país la vamos llevando, no tenemos una situación fiscal que genere una preocupación de que estamos en algún tipo de fractura, sino al contrario. Este gobierno tiene un nivel de déficit fiscal menor del que tenía el gobierno anterior en esta etapa de su mandato. La pregunta es si el ajuste fiscal y la consolidación macroeconómica que se han hecho son suficientes. Sobre esto, creo que la consolidación fiscal no es suficiente porque eso implica que estamos financiando déficits que aumentan la deuda externa, lo cual genera un problema de sostenibilidad en el largo plazo y porque tiene efectos de corto plazo en cuanto a que deprime la cotización de nuestro tipo de cambio, porque es una entrada permanente de dólares para financiar el gasto corriente nominado en pesos, por lo tanto, tiene efectos macroeconómicos indudables. Nuestra consolidación macroeconómica suele ser más lenta de lo que deseamos, pero debemos entender que por medio se cruza la política, en el sentido de que es la que de alguna manera canaliza lo que los ciudadanos deciden o esperan.