Monzeglio: “Si podemos viajar es porque tenemos el mayor poder adquisitivo en dólares de la región”

Remo Monzeglio, subsecretario de Turismo

En sus más diversos rincones, Uruguay ofrece particulares atracciones, las que hacen que no solo en verano sea posible vivir variadas experiencias turísticas. La pandemia, caracterizada por el cierre de fronteras, fue una excelente oportunidad para el desarrollo del turismo interno, significando así el redescubrimiento de muchos destinos. En la actualidad, producto de la importante diferencia cambiaria con Argentina, ese comportamiento ha tenido cambios. Para hablar del momento del turismo en el país, los desafíos futuros y la gestión del Ministerio, CRÓNICAS conversó con el subsecretario de la cartera, Remo Monzeglio.

Por Matías Kapek | @matias_kb

-Desde el Ministerio de Turismo se había mostrado una clara iniciativa de empezar a profundizar el turismo interno, fundamentalmente en esta temporada otoño-invierno. Sin embargo, paralelamente, se han registrado cifras récords de gastos de uruguayos en el exterior. ¿Qué análisis hace de esa situación?

-Tenemos que sacar el sentimiento de culpa que nos genera tener la posibilidad de viajar fuera del país. Si tenemos la posibilidad de viajar es porque en promedio tenemos el mayor poder adquisitivo en dólares de la región. A nosotros nos encanta que venga gente del exterior, de hecho, es nuestro trabajo, pero también que salga gente, porque de eso viven las agencias de viaje, los guías de turismo y los transportistas. El turismo interno se complementa con el turismo regional y el internacional.

-En general, ¿cómo cataloga lo que ha sido la temporada otoño-invierno?

-La temporada otoño-invierno con esta realidad ha tenido niveles medios, esas salidas del país en los fines de semana masivamente influyeron en baja. Esto se vio, sobre todo, en algunos sectores puntuales donde la gente iba tradicionalmente en estas fechas, por ejemplo, la zona termal. Se dio en los departamentos de Salto y de Paysandú, donde además hay dos tentaciones muy cercanas, los puentes. Pero de nuevo, nosotros no podemos ver mal que la gente salga, porque tampoco vemos mal cuando la gente entra. En general, el turismo en Uruguay ha sido privilegiado recibiendo muchos turistas siempre, pero esta vez nos toca a nosotros disfrutar y no está mal.

-Trascendiendo lo coyuntural, hay elementos como la infraestructura que son importantes. ¿Cuál es la situación de los destinos turísticos uruguayos característicos de la temporada de otoño-invierno?
-Uruguay ya tiene la mayoría de edad en infraestructura turística, tenemos hoteles cinco estrellas en el este y en el oeste. Los tiene Colonia, por ejemplo, un destino espectacular, que sigue captando público argentino y de otras nacionalidades. Además, el turismo interno tiene la posibilidad de volver a ir a lugares que redescubrió en pandemia, lugares naturales como Lavalleja y Flores. Este último es un departamento que no tiene tanto marketing, pero que tiene las Grutas del Palacio, el Parque Andresito y el Ecoparque Talice, donde muy pronto va a haber un juego temático sobre el chocolate. Son paseos hermosos que la gente puede hacer por un fin de semana. Flores tiene muy buena hotelería tanto dentro de la ciudad como a nivel de agroturismo. Eso es un ejemplo, pero pasa en los 19 departamentos del país. Uruguay tiene oferta de todo tipo, a veces conviene y hay otras veces que no, pero eso es la libre oferta y demanda.

-La situación cambiaria actual también dificulta un fenómeno histórico para el turismo de nuestro país: la llegada de argentinos. Pensando en las vacaciones de primavera y en la temporada de verano que se aproxima, ¿cómo se está trabajando en ese tema desde el Ministerio?

-La situación de Argentina no tiene precedentes en la historia moderna, acaba de salir en agosto la mayor inflación en 30 años. Además, tienen una instancia electoral vital muy pronto y generalmente cuando sucede eso se genera en los países un estado de quietismo. Nuestro trabajo lo seguimos haciendo como todos los días. Si se miran los números de la temporada pasada, nadie apostaba que iba a venir esa cantidad de argentinos. Hubo un loco que dijo que era uno de los mejores principios de temporada que había visto en muchos años y se lo criticó. Sin embargo, se llenaron todos los hoteles y los nuevos apartamentos, los Fendi Château y los del Solanas Crystal Beach.

-En la temporada pasada, otro de los puntos altos fue la actividad a nivel de cruceros. ¿Qué expectativas hay para la temporada que se aproxima?

-Acabo de llegar de la Feria Seatrade en Hamburgo, la feria de cruceros más grande de Europa, donde van muchas compañías de crucero fluviales. En este momento estamos trabajando para que venga el crucerismo fluvial al Uruguay, hay por lo menos tres empresas interesadas, les interesa mucho Colonia de Sacramento. Mandamos a hacer las batimetrías, les pedimos a la Armada, así pueden venir cruceros medianos y pequeños. Tenemos expectativas ciertas de que en la temporada 2024-2025 podamos tener cruceros fluviales en el país. También tenemos una compañía interesada en partir desde Uruguay para hacer expediciones a la Antártida, con un barco de alrededor de 500 pasajeros. Se trata de 500 pasajeros que van a pasar una, dos o quizás más noches previo a embarcarse, y que al volver pueden pasar una, dos o más noches también.

-¿Se ha fortalecido el posicionamiento del país en relación al público brasileño? ¿Cuáles son las características de ese turismo?

-El turismo brasileño para nosotros es vital, es un país de 200 millones de habitantes. Ya con el sur de Brasil nosotros estamos sobrados, pero tenemos que lograr que ese público conozca nuestros diferentes tipos de servicios. Les encanta, por ejemplo, el enoturismo. En esas experiencias saborean nuestras carnes acompañadas con nuestros vinos. Hace 20 años eso era una utopía, pero hoy tenemos bodegas que están entre las mejores del mundo. Cada una de esas visitas no es un almuerzo o una cena, es una experiencia de vida, una experiencia sensorial donde también disfrutan de nuestro clima y de nuestra seguridad. Esa experiencia la transmiten y se convierten en embajadores de nuestro país. Hemos ido a promocionar al sur de Brasil, muy pronto se abre una ruta a Curitiba a través de la línea aérea Azul. Curitiba tiene dos millones de habitantes, pero en la región metropolitana supera los tres millones, es una cantidad de gente muy importante.

-El turista valora mucho el capital humano. ¿Cómo cataloga al turismo uruguayo en ese campo? Por ejemplo, ¿qué valoración hace de la gastronomía?

-Fui fundador de la primera escuela de hotelería y gastronomía del país, el Instituto Turístico Hotelero del Uruguay (ITHU), que cumplió recientemente 32 años. Ahí, junto a otros profesionales hoteleros, gastronómicos y demás, empezamos a generar una revolución que tuvo un primer impacto: la higiene de la alimentación y su preparación. Los uruguayos comíamos realmente cosas que no se sabía cómo estaban, porque la refrigeración era mala, la manipulación carecía de higiene y los platos no tenían mayores atractivos. Hoy tenemos una gastronomía de primer nivel que ha hecho que el público a su vez se ponga más exigente. Falta, sí, pero hay escuelas de todo tipo, privadas y públicas. La UTU tiene una excelente escuela de gastronomía en el Parador Pedro Figari de Punta del Este, dan un servicio abierto al público con una gastronomía excepcional.

-¿Cómo analiza la gestión del Ministerio de Turismo?

-El 13 de marzo se decretó la emergencia sanitaria, dejaron de volar los aviones, dejaron de circular los barcos y, sin embargo, hubo un país que abrió sus puertas solidariamente a un barco que nadie quería recibir, el Greg Mortimer. Pero también hubo un país que cuando no se practicaba ningún deporte, el presidente levantó la mano y dijo: “Acá vamos a hacer las tres finales, dos finales masculinas de la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana, y una final femenina”. También fuimos de los primeros países que abrimos al turismo, primero a los propietarios extranjeros y al mes en general. Solo puedo evaluar el manejo del Ministerio como una forma épica de haber luchado contra todas esas contras. ¡Cómo no estar contentos si tenemos en estos momentos 13 destinos a los cuales estamos volando a través de 10 aerolíneas!

-¿Qué lectura hace del escenario del turismo a nivel internacional? ¿Qué expectativas presenta para el país?

-Acabo de venir de un viaje donde pasé por Italia, Suiza, Austria, Alemania y España, allí el turismo está explotando. Ciudades como Venecia ya aprobaron una tasa de ingreso de cinco euros por persona. A raíz de eso prevemos que se va a producir un efecto rebote hacia donde queda la mayor reserva turística del mundo: Sudamérica. Esta es una región de matices, una paleta de colores impresionante, donde Uruguay es un país que cada vez lo conoce más gente. Estamos en los rankings de los países que atienden mejor al público, de organización de congresos, de turismo de sol y playa y de agroturismo.



“No tenemos problema en volcarnos hacia una idea de izquierda que nos convenza”


-Se aproxima un año electoral, ¿qué perspectivas tiene en lo personal?

-Estoy en este cargo por la voluntad del presidente de la República, a esa voluntad me debo y voy a cumplir con ese compromiso hasta el día que me necesite. Eso no me impide estar dentro de un grupo político, por lo que me he sumado a “D Centro”, que refleja lo que es el uruguayo medio. Ante posiciones muy polarizadas, los que estamos en “D Centro” podemos tener mayor juego de cintura, no tenemos ningún problema en volcarnos hacia una idea de izquierda que nos convenza o hacia otras tendencias que también tengan nuestro respeto. Estamos en el centro, sabemos que el 60% de la población está en ese lugar, por lo tanto, tenemos cifradas expectativas. Allí voy a estar con compañeros con los que compartí en Alianza Nacional como Wilson Esquerra, como el exsenador Julio Lara y muchas personas más que vamos a ayudar. Lo mío es esencialmente técnico, la campaña la harán otros, por eso estaré hasta el último día metiéndole entusiasmo, ganas y energía a esta labor. El turismo no se puede vender con gente pesimista, el turismo lo tiene que manejar la gente motivadora, muchas veces es fantasía.