El domingo 27 de octubre, el electorado tendrá varias decisiones a tomar. No solo se elegirán presidente, senadores y diputados, sino que se votarán dos plebiscitos. Uno es el que pretende modificar la reforma de la seguridad social, impulsado principalmente por el PIT-CNT, y otro es el que busca habilitar los allanamientos nocturnos, promovido por el oficialismo y actualmente evaluado por la oposición. CRÓNICAS consultó a la directora de la encuestadora Cifra, Mariana Pomiés, para saber qué se puede aprender de las consultas populares previas.
Por: Catalina Misson
Hace 20 años que Uruguay no ve una consulta popular aprobada. La última fue en 2004, cuando se otorgó al Estado el monopolio de los servicios de agua potable y saneamiento. A partir de allí, ni la anulación de la Ley de Caducidad, ni el voto de los uruguayos en el exterior, ni la baja de la edad de imputabilidad, ni la anulación de 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración, o el programa Vivir Sin Miedo, se ganaron el SÍ del electorado.
Si se toma este último ejemplo, es posible encontrar similitudes con el plebiscito que el PIT-CNT impulsa en contra de la reforma de la seguridad social. Tal como en el 2019, el ciudadano corriente puede verse confundido por la gran disparidad de resultados que arrojan las encuestadoras.
A finales de octubre del 2019, Cifra anunciaba un 53% de intención de voto a la propuesta de seguridad de Jorge Larrañaga. Al otro extremo, Factum recogía un 40%, mientras que Opción proyectaba un 52%, Equipos un 51% y Grupo Radar un 43%. Con el diario del lunes, quizá lo más sabio sería promediar los resultados de todas las encuestadoras, algo que arrojaría un número cercano al 46,8% que efectivamente obtuvo la iniciativa de Vivir Sin Miedo.
A finales de agosto del 2024, entendiendo que de aquí a octubre hay un trecho, la propuesta del PIT-CNT cuenta con un 48% de adhesión de la ciudadanía y un 23% de indefinidos, según Cifra. La encuestadora Equipos proyectó un 36% de adhesión y un 31% de indefinición. En el medio, Opción arrojó un 41% de adeptos. Tanto en el plebiscito de Larrañaga como en el de la central sindical, hay una distancia aproximada de 13 puntos entre los resultados de las encuestadoras.
La importancia del contenido
En conversación con CRÓNICAS, Mariana Pomiés, directora de Cifra, señaló otra similitud entre las consultas populares: demasiado contenido. Esto puede explicar por qué el segundo plebiscito a votar en octubre, el de la habilitación de allanamientos nocturnos, tiene un apoyo explícito mayoritario entre los votantes de todos los partidos -con opiniones más divididas entre frenteamplistas-, lo que arroja que un 69% de los encuestados aseguran ser adeptos a la propuesta, según Equipos, y un 62% según Cifra, con márgenes de indecisión mínimos.
“Es un tema más sencillo de entender. Una cosa es la reforma de la seguridad social, con todas las aristas que tiene. Pero con los allanamientos nocturnos, para el que vota es ‘que puedan entrar de noche a la casa de los chorros, ¿sí o no?’. Es fácil de explicar y de entender, y ataca la principal preocupación de los uruguayos que es la inseguridad. La propuesta de Vivir Sin Miedo era más complicada y tuvo a todo el Frente Amplio y otros sectores sociales haciendo campaña en contra, pero esto de ahora, no”, expuso Pomiés.
Con el foco en otra parte
En una instancia en la que la ciudadanía está centrada en otro tema, que es quiénes ocuparán las bancas en el Parlamento y en Presidencia, las consultas populares complejas y simultáneas dificultan las proyecciones. Lo que condicione las intenciones de aquí a octubre “dependerá de cuánta campaña se haga”. La escasa manifestación del Frente Amplio tanto para el plebiscito en contra de la reforma de la seguridad social como para el de la habilitación de los allanamientos nocturnos, de acuerdo con Pomiés, evidencia que se está evitando entrar en discusiones internas y poniendo las energías en lo que consideran importante, que es el triunfo de Yamandú Orsi.
El arte de encuestar
La especialista explicó que los plebiscitos tienen algunas particularidades que dificultan la medición de intención de voto, más allá del obstáculo general de que la manifestación de una intención no significa que efectivamente resulte en una acción.
Por un lado, buena parte de la población lleva al circuito electoral su lista a votar. De agregar otra papeleta, se genera un obstáculo extra a la hora de estimar el comportamiento final. Por otro lado, la gente suele no estar informada en profundidad sobre las propuestas. “Muchos ni siquiera saben que junto con la elección de presidente, senadores y diputados, también se vota un plebiscito”, comentó.
Uno de los factores que puede explicar las grandes brechas entre los resultados arrojados por las encuestadoras, es la manera en la que se pregunta para evitar los sesgos de la desinformación. Si bien Pomiés aclaró que es algo legítimo y una razón de cuestionamiento propio en Cifra, sucede que algunas encuestadoras incluyen el actor que impulsa la iniciativa en la pregunta. El solo hecho de usar la palabra PIT-CNT implicándolo como único propulsor, puede generar rápidamente una respuesta positiva o negativa que escapa a la adhesión o no de la propuesta en sí misma.