El sociólogo y director de Opinión Pública y Estudios Sociales de Opción Consultores, Rafael Porzecanski, habló con CRÓNICAS sobre la aprobación popular del gobierno, principalmente en temáticas protagónicas como son la economía y la seguridad. Si bien considera que el estudio de la imagen del gobierno a nivel general tuvo resultados positivos, nota un deterioro en la misma. A raíz de esto realizó un análisis de las posibles causas.
Por Catalina Zabala
A modo de análisis frente a estos dos años y medio de gobierno, Porzecanski considera que este llega con un saldo de aprobación positivo. En términos nacionales, lo colocaría como “uno de los gobiernos de mejor evaluación”. A raíz de esto explicó que no son muchos los casos de gobiernos que gocen de un saldo de valoración positivo, y que “incluso hay algunos que rápidamente han perdido el crédito durante ´la luna de miel´”.
Sin embargo, reconoció también un “deterioro de su imagen con el paso del tiempo”. Recordó que este gobierno parte de un “techo muy alto”, con un 60% de aprobación en sus inicios. Los aspectos positivos se vieron influidos principalmente por el buen manejo de la pandemia que, según el analista, “todavía es un elemento fuerte”.
De todas maneras, una vez que la situación pandémica va quedando atrás, identifica que además de bajar la aprobación, crece la desaprobación, “con un electorado frenteamplista que cada vez más está en rojo frente al gobierno, y con un grueso de ciudadanos que aprueban, que pertenecen al bloque de la coalición”. Por esta línea, agregó que dentro de la alianza multicolor la imagen tanto del gobierno como del presidente “siguen siendo comparativamente sólidas y rígidas”.
La seguridad y la economía
Además, mencionó a la seguridad como uno de los temas principales del gobierno, y más allá de algunas dificultades en el ámbito económico, como lo relacionado al combustible, la seguridad ha sido “su talón de Aquiles” en el año 2022. Es por esto que a partir del segundo semestre de este año, cae también la aprobación en esta materia.
A su vez, dijo que ve una mayor estabilidad en la situación de la economía, “con un leve saldo positivo”. Destacó que en el contexto de la pospandemia, la aprobación de la gestión tanto en lo económico como a nivel general “se alinean como venían alineadas de gobiernos anteriores”. Esto demuestra, según Porzecanski, que el factor principal para la aprobación ciudadana es lo relativo a temas económicos.
Respecto a las posibles causas de este deterioro, el sociólogo identifica, por un lado, la “memoria pandémica”. En ese sentido, aseguró que hoy en día es un tema débil, y de forma simultánea la imagen de gobierno “se va asociando cada vez más a la gestión económica”. Afirmó que este tema “ha agitado” mucha sensibilidad en la ciudadanía, y puso como ejemplo la situación del salario real: “Sigue teniendo una evolución negativa frente al período prepandémico”.
Recordó también el aumento de la inflación, y luego pasó al asunto de la seguridad como un tema que afecta a la aprobación ciudadana, aunque todavía esté “lejos de la mirada muy negativa que había sobre la gestión en el gobierno anterior”.
En cuanto a la situación pandémica que atravesó el mundo y su impacto en la economía, el director entiende que la población lo recuerda y lo sigue teniendo presente a la hora de evaluar la gestión: “Ha sido muy alto el porcentaje de gente que atribuye a problemas económicos y mundiales las dificultades del país”. Adicionalmente, destacó la crisis proveniente del enfrentamiento entre Rusia y Ucrania.
El especialista hizo referencia también a las causas que atribuye al deterioro de la imagen de la gestión en seguridad. En ese aspecto, indicó que el principal detonante es el número de homicidios de 2022 y su notoriedad pública. “El mes de mayo sabemos que fue un mes de mucho impacto público, con lo que fueron los asesinatos en el barrio Peñarol; en este último trimestre ha habido homicidios con un inusual grado de violencia”, argumentó.
El papel de los sindicatos
Porzecanski hizo alusión a las críticas del movimiento sindical y los índices de conflictividad y paros. Sobre esto, reconoció que “naturalmente el movimiento sindical en Uruguay tiene un poder significativo, es un actor de peso y toca unas fibras que suelen llegar a la ciudadanía, que es el tema económico”.
Sin embargo, afirmó que es muy difícil medir su influencia en la percepción ciudadana sobre la gestión del gobierno.