Sebastián Hagobian: “Destaco la valentía de Astori, que no la tuvo Talvi, al decir que Venezuela era una dictadura”

Sebastián Hagobian, miembro de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio


El magíster en Relaciones Internacionales y referente del Frente Amplio (FA) en la materia conversó con CRÓNICAS acerca de la situación de Venezuela, país que visitó días atrás y donde encontró una apertura al diálogo mayor que en otras épocas. Además, se refirió a las diversas posturas que persisten en la fuerza política de izquierda con respecto al régimen venezolano. Por otro lado, opinó sobre la política exterior del gobierno uruguayo y celebró la resolución unánime del Senado en relación a la situación de Nicaragua.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-Semanas atrás, el diputado frenteamplista Gustavo Olmos criticó en Twitter una resolución del Foro de San Pablo diciendo que “los gobiernos de Nicaragua y Venezuela no son ni revolucionarios ni progresistas ni populares ni de izquierda. Son autoritarios y corruptos”. ¿Cuál es su visión al respecto?

-Es un tema bien amplio y con varias repercusiones. El FA es un espacio donde se debe respetar, esté uno de acuerdo o no, la libertad de expresión del compañero a decir lo que quiera, porque es una fuerza de izquierda progresista y eso implica valores democráticos. En el FA nadie oculta que hay distintas visiones sobre esto; pensamos diferente con respecto a Venezuela, Nicaragua, Cuba, Colombia, Chile, Brasil, pero siempre mantenemos el respeto a esa diversidad.

En primer lugar, el compañero tiene la libertad de expresar lo que sienta, aunque es cierto que hay espacios internos para tratar esas temáticas y es fundamental que las diferencias se canalicen por la orgánica del FA, para procesar el debate de forma más armónica, buscando una síntesis política.

Uruguay, con los gobiernos del FA, en el caso de Venezuela, logró tener un activo que ningún país latinoamericano tuvo, que era el rol de mediador. Eso implica tener diálogo fluido y ser un actor visualizado como referente para poder llevar adelante las conversaciones y ser parte de la solución y no del problema. El último gobierno tenía esa capacidad porque podía hablar con Maduro y con Guaidó, con el partido de gobierno y con los partidos de la oposición.

-Usted estuvo en Venezuela hace pocos días. ¿Qué panorama encontró?

-Lo que hice fue encontrarme con los principales líderes de las juventudes políticas del gobierno y de la oposición, y con actores de primera línea: me reuní con el vicecanciller y con los diputados opositores que encabezan diferentes partidos, intentando generar espacios de diálogo.

Estamos trabajando en eso desde Copppal (Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe), una organización que yo presido por el FA, que nuclea a 68 partidos de 30 países. En Uruguay la integran el FA, el Partido Colorado y el Partido Nacional –estos dos últimos con menos participación-.

El FA tiene un rol, lo tuvo en el gobierno. La administración de Lacalle Pou no lo tiene porque se ha posicionado y ha jugado con el tema de Venezuela y de Nicaragua utilizando la política exterior para su tribuna electoral en Uruguay y su tribuna ideológica en el resto del continente. Pasamos de ser un país que tenía ese papel activo, que podía negociar y dialogar con todos, a tomar posición por una de las partes.

En realidad, Guaidó pasó a ser un cadáver político en Venezuela porque todos los partidos le están dando la espalda, incluso los que lo seguían, por su estrategia intervencionista de más. En noviembre va a haber elecciones en Venezuela, donde seguramente participen todos los partidos menos el de Guaidó, porque él quedó aislado.

-¿Cuáles son las expectativas en lo que respecta a las elecciones?

-Parece que serán transparentes y que van a contar con observadores internacionales, al punto de que se invitó a la Unión Europea y al observatorio de Copppal. En Venezuela hay un cambio que veo positivo y creo que tenemos que acompañar el diálogo. Nuestro rol tiene que ser de acercamiento y no de división.

-¿Usted no coincide con el punto de vista de Olmos?

-Yo puedo tener algún acercamiento ideológico o no, pero lo importante es coincidir con una estrategia más amplia de intentar el diálogo con las partes. Eso implica retomar la política del último gobierno del FA con Nin Novoa como canciller, que fue muy buena y reconocida mundialmente. Cuando Uruguay convocó al Grupo de Contacto vino la propia Unión Europea, y quien tomó esa bandera fue nada más y nada menos que el excanciller Iglesias, que no es de la fila del FA, pero se apoyó en la estrategia que estaba planteando el gobierno y fue un actor clave.

-En el caso de Nicaragua se llegó a una resolución por unanimidad en el Senado. ¿Por qué en el FA cuesta más llegar a un acuerdo sobre la situación de Venezuela?

-Porque si hay algo que el FA ha trabajado ha sido el tema de Venezuela, con las diferentes visiones que hay a la interna.

Carolina Ache, cuando era oposición, se reunía con los venezolanos en los actos y hablaba del “presidente” Guaidó, pero después, cuando asumieron el gobierno, se dieron cuenta de que esa estrategia tribunera no se ajustaba al derecho internacional, y me pareció saludable en ese sentido. Talvi nunca reconoció a Guaidó como presidente de Venezuela porque sabía que era un disparate, porque Uruguay no puede actuar de esa forma.

Acerca de Nicaragua, nosotros también hemos trabajado el tema, tenemos diálogo con diferentes actores de ese país, pero hay situaciones que son más imprevisibles del gobierno de Ortega que del aparato político venezolano, es decir, Maduro y la oposición son actores que sabemos por dónde van, mientras que Nicaragua te sorprende.

“En el FA algunos piensan que Venezuela es una dictadura y otros piensan que es una panacea, y hay que trabajar para buscar una síntesis”.

-¿Fue positiva la resolución del Senado en relación a Nicaragua?

-Fue saludable la unanimidad a la que se llegó. El Senado realizó una declaración que representa el conjunto de la cámara, de la bancada del FA, donde muchos sacaron cosas, pusieron otras, cedieron, y se llegó a esos acuerdos. Es una resolución que está bien y el FA logró suavizarla de modo tal que se ajustara al derecho internacional y que no fuera intervencionista.

De todas maneras, quiero resaltar la diferencia de criterios que tiene el actual gobierno, que en el Senado presenta una moción contra Nicaragua, pero se olvida de condenar la represión brutal del gobierno de derecha de Duque, tal vez por su sintonía ideológica.

Eso habla de una política exterior basada en las ideologías, que es lo contrario a lo que plantearon durante la campaña electoral. De hecho, no invitaron a la asunción presidencial a los mandatarios de Venezuela, Cuba y Nicaragua porque el presidente no los sentía como demócratas, pero sí a Jeanine Áñez, de Bolivia.

Esto también se refleja en que no hubo una condena en el caso de Chile, con las brutales represiones de Piñera, y actualmente sucede en Colombia y la Cancillería no expresa con fuerza el rechazo a la violación a los derechos humanos que todos estamos viendo, donde hay miles de heridos, decenas de muertos y de desaparecidos.

-En el pasado algunas figuras relevantes del FA, como Danilo Astori, salieron a decir que en Venezuela había una dictadura.

-Sí, yo mismo lo dije en su momento. Ahí destaco la valentía de Danilo, que no la tuvo Talvi, y del equipo económico anterior, porque Pablo Ferreri también dijo que Venezuela era una dictadura. Después, en campaña, Daniel Martínez lo dijo, así como el propio Pepe Mujica; no nos olvidemos de eso. En una semana los tres se expidieron al respecto.

Hay otros sectores que entienden que Venezuela es un proceso revolucionario, entonces, uno intenta, más allá de las diferencias, respetar las voces de todos. En el FA no se llega a una postura única porque efectivamente hay discrepancias a la hora de caracterizar lo que ocurre en Venezuela.

Yo ahora encontré en ese país una apertura al diálogo mayor que la que se podía ver en años pasados y eso es positivo, por algo la oposición está entendiendo que seguramente va a participar de las elecciones; eso significa que hay garantías que antes los partidos opositores consideraban que no había. Esperemos que sigan el camino democrático.

El FA tiene diferentes visiones, tiene 37 partidos, algunos piensan que Venezuela es una dictadura y otros piensan que es una panacea, y hay que trabajar para buscar una síntesis. El FA no tiene que tener una postura única, porque tiene sectores tan diversos que son válidas las posiciones de un lado y del otro y debemos respetarlas. El FA nunca va a llegar a la unanimidad sobre el tema de Venezuela, pero sí se pueden lograr puntos de contacto y estamos trabajando en eso.

-¿Usted sigue sosteniendo lo mismo?

-Es la postura de mi sector, Asamblea Uruguay, pero por el rol que estoy cumpliendo al frente de la Copppal, mis posiciones deben quedar de lado para buscar la estrategia del diálogo. Como te decía, estuve en Venezuela y me reuní con todos los actores. Eso es un activo que tenemos que mantener.

La estrategia es llevar adelante esas negociaciones enmarcadas en una organización internacional como la Copppal, que es plenamente respetada en Venezuela por todos los partidos, que son parte de la misma. Lo importante, más que tener posturas personales, es buscar las coincidencias.