Cohen: «El sistema de salud es fuerte y sólido, no está ni cerca de colapsar»

En 2019, el reconocido gastroenterólogo uruguayo recibió el mayor galardón que puede recibir un médico: el Masters of the WGO. El 2020 lo encontró con el desafío de ser uno de los coordinadores del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) que aconseja al gobierno en el combate contra la pandemia del Covid-19. En entrevista con CRÓNICAS, Henry Cohen reconoce lo logrado durante estos siete meses de pandemia: «Lo que hizo Uruguay no se tira por la borda». En este marco, aseveró que el sistema de salud «no estuvo ni cerca de colapsar y no lo está ahora». De cara al futuro, destacó el desarrollo de las vacunas que entiende son «de calidad» y señaló que, aunque cree que su administración no debería ser obligatoria, él se la daría y le aconsejaría lo mismo a sus familiares y allegados.

Por María Noel Durán | @MNoelDuran

-En su momento, usted aseguró que con más de 100 casos diarios la capacidad de rastreo estaría comprometida. Hoy que estamos en ese escenario, ¿cómo describiría la situación actual?

-Como toda afirmación hay que vincularla al contexto. Cuando dijimos esto hace tres semanas estábamos preocupados porque era una cifra que podía desestabilizar la capacidad de rastreo y testeo, pero las autoridades actuaron con total corrección aumentando el número de personas capacitadas para hacer el rastreo. Creo que hoy hay unos 140 rastreadores y hay en el camino dos acuerdos más: uno con la Facultad de Medicina para que estudiantes avanzados e internos trabajen en rastreo y otro con la Facultad de Enfermería. Por otro lado, en cuanto al testeo, esta semana hubo una reunión muy importante entre el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado con quienes representan a los laboratorios que hacen test de Covid para aumentar la capacidad a nivel nacional y para ver la posibilidad de hacer no solo PCR sino también test de LAMP en algunas partes del país.

Sería importante no solo que se hagan sino también que se informen rápidamente para poder seguir con la secuencia de identificar a los contactos de los positivos, cuarentenar, diagnosticar y demás. Esa cifra de 100 dada hace unas semanas atrás, hoy sería mayor pero no nos deja contentos que el número vaya aumentando porque tenemos capacidad de detectarlos. Queremos aumentar la capacidad de detectarlos pero, al mismo tiempo, que las cifras generales bajen.

-¿A qué se puede atribuir este incremento de casos?

-Se da, fundamentalmente, porque luego de ocho meses del comienzo de la pandemia en Uruguay la sociedad está funcionando casi plenamente en la nueva normalidad. Se han fijado nuevos protocolos para las actividades, se están cumpliendo, pero esto ha generado también lo que ha denominado la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la fatiga de la pandemia, que hace que nos cueste cumplir con las medidas. Eso lleva al descuido, al aflojamiento y también puede haber una falsa seguridad porque al Uruguay le fue muy bien y fue tomado como un ejemplo en muchísimas partes del mundo.

Es nuestro deber decir que tenemos que luchar contra la fatiga, renovar las energías y volver a motivarnos para poder estar fuertes para el tiempo que queda.

El secretario de Presidencia decía que estamos en una carrera con la vacuna y es verdad, nosotros sabemos que nos falta determinado tiempo para la vacuna. Al principio no sabíamos si habría vacuna, hoy estimo que las evidencias que nos aportan las investigaciones nos permiten ser optimistas de que va a haber vacunas, en plural, y que el tiempo no va a ser demasiado largo, pero todavía no podemos decir si va a ser en cuatro meses, seis u ocho. Durante ese tiempo tendremos que hacer todo el esfuerzo para que no haya más enfermos ni más fallecidos en Uruguay.

También en el mundo hay un aumento de casos. A pesar de que en Europa empezó antes que acá, hoy la situación es muy mala, no hay país que se salve del lock down. Estados Unidos ni hablar; cuenta miles de muertos cada día y no consiguen controlar la situación. A todos esos países les ha pasado que pierden la capacidad de rastreo.

-Justamente se hace énfasis en seguir el hilo epidemiológico. Días atrás había un 15% de los casos cuyo origen se desconocía. ¿En cuánto está esa cifra hoy?

-Seguimos en el 15%, pero el 15% de los más de 100 casos no es el mismo que el de los 20 casos. La mayor parte de la evolución en el último mes ha sido por brotes. Hay más brotes y son un poco más grandes, pero están identificados en su enorme mayoría.

Otra de las cosas buenas es que, salvo un día, no llegamos al 3% de los positivos en relación a la cantidad de test que se hacen. En las últimas semanas estamos en un 2%-2,5%, quiere decir que nos mantenemos por debajo del nivel recomendado internacionalmente que es el 4%.

La situación del Uruguay no es dramática. Se tiende a hacer una comparación con Costa Rica, que es un país similar; este país venía muy bien, el 1º de junio tenía 1.056 casos y Uruguay, 823. El 24 de setiembre Uruguay había duplicado sus casos y Costa Rica los multiplicó por 65; y el pasado 22 de noviembre nosotros contábamos con 4.564 casos y Costa Rica 129.000.

Estamos peor de lo que estábamos, pero no en situaciones de drama ni de pérdida del hilo epidemiológico.

– ¿Hay preocupación por que haber pasado los 1.000 casos activos?

– Personalmente, no me gusta mucho manejar cifras fuera de contexto. En algún momento pasaron los 300 y no pasó nada, pasaron los 400 y nada; ahora estamos en 1.000. Cuantos más enfermos hay, más pacientes entran en CTI y también hay un ligero aumento en la cantidad de fallecidos, y aparecieron fallecimientos en pacientes sin comorbilidades, algo que hay que analizar.

En ese aumento general de casos hay algunos rangos que están aumentando y se ve particularmente en los jóvenes. Si bien sabemos que los jóvenes se enferman menos gravemente que los adultos mayores de 65 años, tampoco es despreciable porque entre los jóvenes también hay obesos, hipertensos y diabéticos, que son los principales factores de riesgo como comorbilidades fuera de la edad.

Hay algunas cifras que nos asombran. Un estudio de la Asociación Médica Americana dice que sobre 3.200 jóvenes entre 18 y 34 años, 21% llegaron al CTI y 2,7% murieron.

En el grupo de 18 a 24 años en Estados Unidos ya se superó la cifra de fallecidos por Covid-19 que por sobredosis. Muy probablemente no sean poblaciones extrapolables porque puede que en Estados Unidos haya más obesos o más hipertensos.

No tenemos ningún interés en alarmar a nadie, todo lo contrario, pero sí nos importa informar.

-Con las cartas vistas de cómo han evolucionado los casos, ¿cree que fue oportuno el momento en el que se retomaron las actividades?

-Creo que fue uno de los grandes aciertos del Uruguay y hay que decir que el GACH tuvo un peso muy importante al comienzo en cuanto al regreso de las clases. Cuando parecía que los niños tenían un papel trascendente en la evolución de la enfermedad, el grupo trabajó sin prejuicios, se analizó la evidencia hasta que tuvimos un informe que fue estudiado en profundidad con el gobierno y el presidente anunció la presencialidad de las clases en momentos en que había voces preocupadas pensando en que se podía exponer a riesgos mayores a niños y maestros. Por suerte hubo algunos casos pero no brotes importantes y no tenemos que lamentar casos graves ni fallecidos.

El Uruguay fue pionero en América Latina, y probablemente en el mundo, pero hoy toda la bibliografía científica dice lo mismo: los niños menores de 12 años enferman poco, de poca gravedad y transmiten poco; después de los 12 años es otra historia.

-En Uruguay la capacidad de los centros de cuidados intensivos está lejos de colmarse como sucedió en Europa, pero sí es un riesgo lo que suceda con el personal de salud. ¿Cuáles son los riesgos que amenazan al sistema de salud uruguayo?

-El sistema de salud no colapsó nunca, no estuvo ni cerca de hacerlo y no lo está ahora tampoco. El sistema de salud es fuerte y sólido, no está ni cerca de colapsar y ojalá no lo esté nunca. No son solo camas y máquinas, son personas y no solo médicos sino personal de salud que hace que los centros sean de gran nivel, como lo son la mayoría en Uruguay.

En un momento el 19% de los enfermos uruguayos eran personal de salud, ahora bajó al 10%. Esta semana lamentamos el segundo fallecido en el sistema de salud, lo cual siempre es una gran tristeza, pero no ha habido colapso.

La fatiga de la pandemia abarca a todos los individuos del planeta, ni hablar del personal de salud; están sometidos a una tensión importante y las repercusiones psico-emocionales hacen que la fatiga sea incluso más importante. Para el GACH es muy importante tener en cuenta esto y contar con más personal entrenado para actuar en terapia intensiva, y eventualmente, poder sustituir al personal actual que a veces está muy al límite para que recarguen las baterías.

“El sistema de salud no colapsó nunca, no estuvo ni cerca de hacerlo y no lo está ahora tampoco”.

-¿El multiempleo en la salud complica las cosas en Uruguay?

-Uruguay tiene la particularidad del multiempleo y hace que una persona que esté enferma sin saberlo pueda ir de un lado a otro transmitiendo el virus. Es una preocupación que ha estado desde el principio y se ha ido manejando lo mejor posible. Cabe recordar que alguno de los brotes más importantes numéricamente estuvo vinculado a la salud.

-¿Qué prevé el GACH que puede llegar a suceder con la evolución de la pandemia en las fiestas y en el verano?

-En la última conferencia de prensa el 5 de noviembre el ingeniero Paganini decía que nuestra intención era volver al verde para prepararnos lo más adecuadamente para el verano. Está siendo difícil, quizás no llegamos al verde, pero si bajamos un par de escalones vamos a estar mejor preparados.

Sabemos que va a haber una mayor cantidad de uruguayos que vienen a pasar las fiestas con sus familias o a pasar el verano. El Poder Ejecutivo decidió, a nuestro entender con mucho acierto, no abrir las fronteras para extranjeros en el verano. Sabíamos que iban a venir muchas personas y que el riesgo iba a ser mayor de lo que podríamos manejar, pero igual van a venir bastantes personas, y por más que se hagan los test y las cuarentenas, aumentan los riesgos.

Esta multiplicación de riesgos sobre números que ya son elevados nos pone en una zona que puede ser más crítica para el país, así que hemos trabajado en una guía para el verano seguro que pronto se dará a conocer.

Básicamente es la idea de considerar situaciones de la vida real en diferentes niveles de riesgo: bajo, medio y alto, estimulando mucho las actividades al aire libre y la reducción de los contactos en su vida cotidiana. Esto es, reducir la reunión de Navidad o fin de año a nuestra burbuja más pequeña, tratar de no pasar de 10 personas y, en lo posible, al aire libre.

Ya vendrá la época de las fiestas grandes, pero para eso tenemos que estar.

También es muy importante no solo reducir la cantidad de personas a las que vemos, sino el tiempo en el que estamos reunidos. No sabemos si el otro que está con nosotros o nosotros mismos no tenemos el virus y estamos asintomáticos.

-¿Por qué durante los primeros meses de la pandemia se priorizó el «quedate en casa» y ahora se abren cada vez más actividades aunque hay cada vez más casos?

-El 13 de marzo el Poder Ejecutivo actúa rápidamente y la población entiende y responde adecuadamente. Pasó el invierno. Teníamos un temor horrible con la convivencia del Covid con la gripe, hubo menos casos de gripe y menos internados por infecciones respiratorias que nunca.

Se acerca la primavera, fatiga, afloje, buen tiempo. Si sabemos que el 95% de los contagios se producen adentro de las casas y menos del 5% al aire libre, ¿cómo no vamos a proponerle a la gente que salga?

“Aunque ahora nos vaya mal lo que hizo Uruguay en siete meses no se tira por la borda”.

Uruguay estuvo en cifras envidiables para todo el mundo y hoy está en cifras de mayor riesgo sin ser alarmantes. He escuchado por allí: «no podemos tirar todo por la borda» y creo que es un concepto completamente equivocado. Aunque ahora nos vaya mal lo que hizo Uruguay en siete meses no se tira por la borda. Los uruguayos que no se enfermaron y no se murieron ya se salvaron. Toda las repercusiones sociales, económicas que se minimizaron ya es un bien ganado para la sociedad uruguaya. No quiere decir que nos conformemos con eso, queremos estar lo mejor posible para enfrentar la mayor cantidad de gente que llegará en el verano. ¿Estamos preocupados? Claro que estamos preocupados, cuando vemos 100 casos por noches nos lamentamos, queremos bajarlo, pero tampoco decimos que lo hecho no sirvió para nada. Las pandemias terminan, pero no de un día para el otro sino de forma progresiva; tenemos que acostumbrarnos a esa idea.


Por ejemplo

Una de las premisas del GACH es basarse en la evidencia y según el reconocido gastroenterólogo los ejemplos son herramientas clave para que la sociedad, al verlos, pueda hacerlos suyos y actuar en consecuencia. Un trabajo publicado cuenta la historia de un casamiento en un área rural de Maine, Estados Unidos. En una ciudad de 4.500 personas en la que no había casos positivos de Covid-19 se llevó a cabo un casamiento con 55 invitados. A pesar de que no había casos, el novio llegaba de Los Ángeles con su familia y entre ellos se coló el virus. Las consecuencias del casamiento no tardaron en ver la luz. De los 55 invitados, 30 resultaron infectados y finalmente la ciudad tenía 177 infectados con un total de siete muertos. «Aflojar a veces en situaciones mínimas puede generar una ola de infectados, enfermos y muertos muy importantes», detalló Cohen. De cara a las fiestas tradicionales, el especialista indicó que no podemos confiarnos en que por ser nuestra familia no puede haber un caso asintomático y que hay que cuidarse especialmente. A este respecto, indicó que tras la celebración de Acción de Gracias en Canadá los casos se dispararon, lo que deja en evidencia que las medidas no se cumplieron como debían.


A la espera del pinchazo

Consultado por CRÓNICAS, Cohen se refirió a la administración de las vacunas que actualmente se encuentran en fase probatoria: «No creo que deba ser obligatorio», enfatizó el científico y aseguró que hay expertos del MSP y del GACH trabajando intensamente en el tema vacunas y aconsejando a las autoridades que decidieron formar parte del grupo Covax liderado por la OMS. Se trata de un consorcio para comprar las vacunas para las cuales Uruguay ya ha depositado un monto de dinero a cambio de que un grupo de vacunas puedan estar accesibles para los uruguayos. «Eso nos da seguridad en cuanto a que las vacunas van a ser de calidad, creíbles», estimó. Sin embargo, reconoció la velocidad con la que se elaboraron y aseguró que el hecho de que al año del primer caso se esté vacunando en Estados Unidos «parece de ciencia ficción”.

Finalmente aseguró: “Yo me la daría y le aconsejaría a mi familia y mis allegados que se la den apenas esté disponible”.