Déficit fiscal: “No hay una situación alarmante, pero sí preocupa y genera presión sobre el presupuesto”

En materia presupuestal, “lo que hay que hacer es priorizar y ajustar gastos”, dijo Moya

Los últimos datos fiscales encendieron una señal amarilla en el tablero económico, en momentos en los que el gobierno termina de afinar el lápiz en la elaboración del próximo presupuesto quinquenal. Los economistas Pablo Moya de Oikos y Luciano Magnífico de Exante, le quitaron dramatismo a la situación y destacaron las fortalezas del país, pero advirtieron la necesidad de mejorar los números. Magnífico evaluó que la coyuntura actual no requiere de “medidas urgentes”, pero sí de corregir los indicadores “en el correr de esta administración”, mientras que Moya alertó que la situación fiscal “genera una presión extra” porque condiciona los planes previstos por el gobierno.

Los últimos datos de las cuentas públicas marcaron una señal de preocupación para las autoridades del gobierno. El resultado del Sector Público Global en los 12 meses cerrados a junio, arrojó un déficit de 4,4% del PIB, lo que implicó un deterioro de 0,4 puntos porcentuales del PIB en relación al cierre del año móvil finalizado a mayo.

Los datos toman una sensibilidad adicional si se considera que estamos en la previa a la presentación de la Ley de Presupuesto Nacional, cuya fecha límite es el próximo 31 de agosto.

En diálogo con CRÓNICAS, el economista Pablo Moya de la consultora Oikos, valoró que “no era lo esperable que el déficit trepara a estos niveles”. “No creo que se pueda calificar de alarmante; sí es preocupante. Uno esperaba que a cartas vistas de la Rendición de Cuentas pudiera haber un desfasaje, pero no lo esperábamos ya de entrada”, explicó.

En su opinión, la situación “genera una presión extra” porque condiciona los planes previstos de cara a la discusión presupuestal. Fundamentó que, ante los pedidos de algunos organismos para determinados gastos, el Ministerio de Economía va a argumentar que los recursos son escasos y limitados, por lo cual no hay mucho más desde donde sacar. “Lo que hay que hacer es priorizar y ajustar gastos”, agregó.

Margen de maniobra

Por su parte, Luciano Magnífico, gerente de la consultora Exante, evaluó que “la desmejora del resultado fiscal está en línea con la proyección que había incluido el gobierno en la última Rendición de Cuentas y que contemplaba la postergación de egresos de la administración anterior, así como otros compromisos previamente asumidos”. En tal sentido, interpretó que la clave ahora es esperar a ver si el gobierno mantiene esa proyección para 2025 en el próximo Presupuesto, o si introduce alguna revisión en su pronóstico.

Pero más allá del dato puntual de déficit, Magnífico destacó la buena situación en la que se encuentra Uruguay, lo que le brinda margen para actuar. “El mundo sigue considerando a Uruguay de forma muy positiva y eso da un espacio de maniobra en este frente”, sostuvo.

Destacó el bajo nivel de riesgo país de Uruguay, actualmente en torno a los 70 puntos básicos, lo cual implica un bajo registro visto de una perspectiva histórica y también en comparación con otros países de la región, con los cuales Uruguay compite por la captación de financiamiento en los mercados internacionales.

Asimismo, destacó que las agencias calificadoras de riesgo también mejoraron la nota crediticia de Uruguay en los últimos años, “ya no solo manteniéndolo en el grado inversor sino que también otorgándole su mejor calificación histórica”. “En ese marco, probablemente está jugando el hecho de que los indicadores fiscales a nivel internacional han mostrado un deterioro muy importante y generalizado en los últimos años, lo que deja mejor parado a Uruguay en esa comparación respecto a algunos años atrás”, comentó.

Sin embargo, Magnífico advirtió que la deuda pública es muy alta (la deuda bruta se ubica por encima de 70% del PIB) y los niveles de déficit fiscal suponen una tendencia creciente del endeudamiento hacia adelante. “En concreto, en Exante estimamos que para mantener estable el ratio deuda/PIB en sus niveles actuales, sería necesario una mejora del resultado fiscal primario (antes del pago de intereses) del orden de 2% del PIB, lo que es una corrección muy relevante”, indicó el experto.

En tal sentido, concluyó que “si bien la situación fiscal actual no implica la necesidad de aplicar medidas urgentes, sí es necesario que el gobierno logre mejorar los indicadores fiscales en el correr de esta administración”.


A rascar la olla

Consultado respecto a si existe margen para corregir los actuales niveles de déficit sin tocar impuestos, Moya sostuvo que es necesario definir “qué es tocar impuestos”, ya que puede implicar generar nuevos tributos, elevar las alícuotas a los ya vigentes o realizar una mayor fiscalización para evitar la evasión. “No está en el plan del gobierno generar nuevos impuestos ni incrementar las alícuotas de las tasas que ya existen, no viene por ese lado. A las pruebas me remito, el planteo del 1% a ‘los más ricos’ no es respaldado ni por la propia fuerza política. Creo que la corrección puede pasar por la eficiencia de los gastos y la asignación de esos recursos”, sostuvo.

No obstante, valoró que “lamentablemente no tiene mucho margen, porque tiene una estructura de gasto bastante fija”. “Las reformas que deberían implementarse para tener un mayor margen siempre quedan postergadas, como la reforma de la seguridad social -incluyendo las cajas paraestatales-. Hay muy poco margen para hacerlo”, sostuvo.

Asimismo, estimó que el gasto de funcionamiento del Estado “se puede reducir muy poco”, lo que requiere “ser muy eficiente en todo lo novedoso”. En esa línea, Moya se refirió en sentido crítico a lo sucedido con la estancia María Dolores adquirida por el Instituto Nacional de Colonización, “no por el gasto en sí, sino por la eficiencia y los recursos que se van a necesitar y los beneficios que se van a generar”. “Hay que ser muy cuidadosos al ver en qué estamos invirtiendo y cuál es el retorno, si no, en vez de esperar un beneficio, resulta que vamos a incrementar un gasto”, fundamentó.