El Ferrocarril Central como un nuevo jugador del transporte de cargas en Uruguay

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En los próximos meses entrará en funcionamiento el Ferrocarril Central, con una elevada relevancia, tanto por su impacto económico, ambiental y urbanístico, como por las potencialidades que genera como proyecto de desarrollo. Es de público conocimiento que el negocio ancla vinculado al Ferrocarril Central es la segunda planta de UPM, que tiene como objetivo transportar la celulosa e insumos para el funcionamiento de la planta por el mismo. Una vez puesto en marcha, ¿es posible atraer otras cargas al ferrocarril? ¿Qué hay detrás de la selección modal de transporte de cargas en el país?

Por Diego Varela (*)

Ventajas y desventajas de cada modo de transporte

Cada uno de los modos de transporte de carga posee sus propias ventajas e inconvenientes. El ferrocarril combina un volumen de cargas considerable con una alta competitividad, a la vez que ofrece resultados medioambientales favorables, mientras que el transporte de mercancías por camión se caracteriza por su máxima flexibilidad, adaptabilidad y competitividad en distancias cortas.

Los barcos y barcazas tienen la capacidad de transportar los volúmenes más grandes de carga, incluyendo mercancías pesadas, aunque es un tipo de transporte lento. El transporte aéreo es la alternativa más rápida para largas distancias, aunque también es la más costosa y presenta limitaciones en cuanto a la capacidad de carga.

Profundizando sobre el transporte terrestre, el ferrocarril es más eficiente cuando se enfrenta a volúmenes significativos, cargas muy pesadas, materias primas con bajo procesamiento, materiales de construcción o envío de contenedores completos en un solo desplazamiento. Es eficiente, económico y sustentable, cualidades que reducen la densidad del tráfico y los siniestros viales.

En distancias largas, los traslados de grandes volúmenes reducen los costos finales de los productos unitarios. Por esto mismo, es un medio de transporte terrestre más conveniente para el tipo de carga mencionada y no tanto para carga o paquetería suelta.

Por su parte, el camión es el único modo que permite un servicio directo entre la empresa que efectúa el envío y el cliente en el destino final, sin tener que recurrir a otras modalidades intermedias. Cuenta con claras ventajas cuando la logística es más compleja y requiere de una planificación de ruta intermodal para completar el envío. En estos casos, los camiones terminan llevando la mercancía al destino final por presentar menos costos generales.

Además, los envíos urgentes o pequeños encuentran mayor flexibilidad en un transporte por carretera. Del mismo modo, este se adapta a todo tipo de mercancías, como aquellas consideradas peligrosas, o cargas con necesidad de garantías de seguridad y protección.

Por último, deben señalarse otras cuestiones regulatorias y decisiones de política pública que pueden incentivar el uso de un modo u otro, atendiendo otros objetivos como la seguridad vial, sustentabilidad, desarrollo de negocios o zonas estratégicas, entre otros. Un ejemplo de esto es la habilitación de corredores viales específicos de tritrenes y bitrenes que reduce los costos logísticos de transportar carga vía camión en el país.

¿Cómo impacta el Ferrocarril Central en la elección modal de transporte de cargas en el país?

El Ferrocarril Central tendrá un rol fundamental en la infraestructura ferroviaria del país, ya que además de cumplir el objetivo de la movilidad de la carga de UPM, será la principal vía de acceso al Puerto de Montevideo. En su área de influencia se encuentran diversos emprendimientos agrícolas, mineros, industriales y forestales, algunos de los cuales utilizaban el ferrocarril, por lo que mejorar sustancialmente la oferta de este modo de transporte con menores costos, alentaría una utilización más intensiva de la demanda existente y la captación de nuevas cargas.

Como fue señalado, movilizar cargas vía ferrocarril presenta ventajas para una proporción relevante de la producción del país, sin embargo, la decisión de su uso responde a una lógica económica en primer lugar, donde los costos logísticos totales (origen a destino de la carga), que incluye transporte por el modo ferrocarril, trasbordo, descarga, entre otros, deben ser menores que el camión.

Para ciertos tipos de cargas, ubicadas a una distancia considerable del Puerto de Montevideo pero cerca de las estaciones de carga de las vías de tren, cumplen con las condiciones para su uso, donde los costos logísticos probablemente sean menores en comparación con la alternativa de utilizar camiones. Aunque otras variables también están presentes en la decisión, tales como la predictibilidad, regularidad, flexibilidad y seguridad de los viajes. Actualmente, el sistema ferroviario no cumple satisfactoriamente en estas áreas, pero con la entrada del Ferrocarril Central se vislumbra un cambio de paradigma y de calidad, donde estas variables serán tomadas en cuenta. Por tal motivo, es clave un buen desempeño de la operación del ferrocarril cuando se encuentre en funcionamiento la vía.

Un aspecto adicional identificado tiene que ver con la disposición final de la carga y la operativa en el Puerto de Montevideo. Para lograr una mayor eficiencia y competitividad del transporte de cargas vía tren, que resulte en menores gastos logísticos, es esencial que la carga llegue directamente al puerto.

En síntesis, la mayor captación de cargas por ferrocarril requerirá recursos adicionales, tanto del sector privado como del público. Además, es crucial establecer una regulación efectiva y un buen funcionamiento una vez que esté en marcha, con el fin de garantizar la previsibilidad y flexibilidad que demandan los usuarios.

UPM hará uso del 50% de la capacidad, dejando aproximadamente dos millones de toneladas de capacidad para movilizar cargas, por lo que habría un margen importante para la captación de otras producciones en el país.

Existe una oportunidad que Uruguay no debería desaprovechar, y para esto es fundamental buscar los incentivos que permitan unir la oferta existente con la demanda potencial. Esto no quiere decir que sea una tarea sencilla, pero deben establecerse mecanismos de políticas públicas que potencien el proyecto atendiendo los desafíos que ello implica. No se deben escatimar esfuerzos para la atracción de cargas y el tiempo dirá si se aprovecha todo su potencial o no. Creemos que, a pesar de las dificultades presentes y futuras, el Ferrocarril Central tiene el potencial para lograr captar y generar nuevas cargas en el país.

(*) Economista de AIC Economía & Finanzas