“Antes de fin de año se presentará un proyecto mixto a la Junta Departamental de Montevideo para que Jacksonville sea un barrio”

Orlando Dovat, presidente de Zonamerica


El presidente de la Zona Franca aseguró que tras un cambio de actitud de la comuna, se trabaja en conjunto para que el próximo año pueda construirse una nueva zona residencial y comercial en torno a Zonamerica. Además, dio a CRÓNICAS los detalles del desembarco de su plataforma de negocios en China y habló sobre Iniciativa 2030, la apuesta de los empresarios por crear un marco para el Campeonato del Mundo que puede transformar la rivalidad futbolera entre Uruguay y Argentina en una alianza comercial.

 Por María Noel Durán | @MNoelDuran

-¿Cómo surgió Iniciativa 2030-la propuesta empresarial que busca incentivar la organización del Mundial de Fútbol por parte de Uruguay y Argentina en el 2030?

– Como toda idea surge de pensar “¿por qué no?” Por la amistad con empresarios argentinos, hace casi un año, nació en una reunión en Buenos Aires entre Alberto García Carmona, Gabriel Rozman y yo.

Al inicio fue más dinámico el tema por el lado de García Carmona y empezamos a hacer contacto con los diferentes actores que manejan  el fútbol en cada país.

Ahora el tema eclosionó pero tuvo un inicio especulativo viendo cómo eran las reacciones en cada lado.

El éxito se logró porque son dos países en los que el fútbol es muy importante como para que no se atienda una iniciativa de este tipo.

-¿Por qué los empresarios deben tener particular participación en este tema?

-No hay un interés económico en el tema. Más que nada es un juego doble, de interés futbolístico por un lado y, por otro lado, de que nos sentimos capaces de organizar factores económicos que normalmente es en lo que fallan estas iniciativas.

Entendemos que los empresarios pueden darle ciertas garantías al sistema para que se generen las infraestructuras y se coordinen las acciones. Los empresarios organizamos gente, objetivos, medios, hasta que las cosas surjan.

Los dueños de un proyecto así son los gobiernos y FIFA establece que si no hay un apoyo explícito de los gobiernos un evento de esta magnitud no se puede realizar. No es como cualquier otro campeonato donde los gobiernos no tienen nada que hacer, es el gobierno el que tiene un rol principal, en segundo lugar las asociaciones de fútbol y los empresarios justamente tienen que tomar la iniciativa para ofrecer la ayuda que sea necesaria para que las cosas no funcionen mal.

Creo que es interesante todo lo que puede surgir de acá. Si se organiza bien podemos tener un muy buen resultado y si no tendremos lo que vemos siempre en los campeonatos del mundo, en Brasil estuvieron corriendo hasta el último día e inventaron un Juego Olímpico para justificar las infraestructuras.

Es lo que pasa con las papeleras, genera un pico de actividad y de ocupación y luego opera con muchas menos personas. Este es el mismo caso, una importante actividad en la previa y durante el evento y luego la desazón. Esto lo tenemos que pensar antes.

 -Usted destacaba el rol de los gobiernos, ¿desde Iniciativa 2030 han tenido intercambio con las autoridades?

-Estamos empezando a tenerlo. Estamos conociéndonos y empezando a conversar del tema, incluso con los dirigentes de la FIFA. Es una etapa de concientización de que es un tema que estamos de acuerdo en llevarlo adelante. Recién en el 2024 es que la FIFA designa oficialmente quien vaya a ser sede en 2030. Tenemos mucho tiempo de trabajo previo con el riesgo de no ser los elegidos; por eso cualquier infraestructura que se haga tiene que quedar para el país y no ser un drama.

 -¿Debe ser una política de Estado?

-Totalmente. Debe ser un compromiso del Estado. No creo que haya ningún inconveniente en los partidos políticos de apoyar una iniciativa nacional. Lo primero que yo haría para evitar cuestionamientos sería contratar una gran consultora internacional que nos hiciera el análisis de ambos países junto con la normativa de la FIFA y que nos diera un informe. De pronto cuesta uno o dos millones de dólares pero nos evitaría idas y vueltas. Una vez que se tengan los resultados de la consultoría ya partimos de algo. Hay que hacer un inventario de la infraestructura que hay y de la que debe haber para saber cómo llegar de un punto al otro en un plazo determinado.

-Hace más de dos décadas tomó otra iniciativa que fue la de crear Zonamerica. ¿Cómo analiza su funcionamiento al día de hoy?

-La visión que tuvimos hace más de 25 años se está dando.  Considerando los cambios tecnológicos que hubo en el camino, venimos cumpliendo el proyecto original presentado al Poder Ejecutivo en el año 1989. En la actualidad hay 350 compañías instaladas, casi 11.000 personas trabajando y somos casi el 2% del PIB nacional. Hoy Zonamerica está insertada en la realidad económica del Uruguay y con deseos de salir y expandirse internacionalmente.

-Acerca de la expansión… ¿En qué etapa está Zonamerica en la operación que proyectó en Cali, Colombia?

-Está muy avanzado y esperamos inaugurar entre marzo y abril del 2018 en un parque. Hoy en día estamos en una etapa de construcción.

-En los últimos días se anunció la llegada de Zonamerica en China. ¿Cuál será la propuesta en el nuevo mercado?

-Nuestra salida a China no es como parque o como Zona Franca sino como plataforma de negocios. Pretendemos unir de alguna manera Latinoamérica con China. Entendemos que es el mercado más apetecido por los empresarios y por lo tanto quisimos estar allí. Elegimos una ciudad en el sur de China que se llama Foshan, pensamos que cumple bien el rol, es una ciudad de 5 millones de habitantes.

Se gestó por sentido común. Tenemos que estar en los lugares en los que el empresario necesita más apoyo. Nuestro negocio no es el Real Estate, nuestra misión es hacer que las empresas sean más competitivas y eficientes tratando de darle los mejores instrumentos. Pensamos en qué necesita cada compañía que llega para complementarla y que sea más eficiente.

Entendemos que además de haber puesto un parque que complemente las actividades de Uruguay en el norte de la región, era necesario poner una pata internacional, y el lugar elegido fue China.

“Tenemos cada vez más competencia pero la competencia está en la región, por ejemplo en Buenos Aires o en Porto Alegre y también en oficinas que no son Zonas Francas y ofrecen el mercado interno, algo que Zonamerica no puede hacer”.

-¿Cuáles son las  principales características del proyecto y qué inversión demandará?

-Quien va a China tiene una serie de dificultades. Barreras culturales enormes, manejar la estructura económica de China y la distancia. Son todos costos muy grandes pero sabemos que es un mercado muy atractivo para todas las empresas exportadoras. Por lo tanto, el que haya una facilitación de negocios donde exista quien entiende del mercado chino, quien dispone de agentes aduaneros, abogados, contadores, y permite  formar sociedades, abrir cuentas bancarias y operar en China; esa es la oferta que se hace y solo se puede hacer cuando hay detrás una empresa de mucho prestigio y Zonamerica es una empresa de mucho prestigio.

Quiero generar en China un escritorio que ofrezca todos los servicios de lo que podrían querer para poder exportar e importar con China. La oficina va a trabajar con toda Latinoamérica.

La inversión es chica porque es un local alquilado Son 1.500 metros en un edificio muy elegante de Foshan y se van a generar 10 o 15 empleos y muchos gastos de honorarios con empresas asociadas a la plataforma que va a permitir dar todos los servicios. Tendrá un costo de aproximadamente 1 millón de dólares por año y tendremos que pelear por encontrar los ingresos y equilibrar los riesgos. Ya estamos operando.

-¿Cree que esto puede fortalecer las relaciones comerciales entre ambos países? Es algo que el gobierno ha querido incentivar en los últimos tiempos…

-Es un complemento a toda la estrategia del gobierno y de Uruguay XXI. Creo que la actividad privada tiene que responder a eso. Pensamos que sí, ayuda y complementa.

-Las Zonas Francas tienen la particularidad de que su competencia más feroz provenga de otros países, ¿cómo se compite con el mundo desde Uruguay?

Exacto. Competimos con muchísimas otras localizaciones en el mundo. A veces las empresas buscan América del Sur pero otras veces no.

El país está muy caro y el Estado es un mecanismo que actúa de forma muy lenta y con muchas ineficiencias. Eso lo tenemos que aceptar y tratar de superar.  Hay que pensar que todos los lugares a los que vayamos pueden ser competitivos y luego dejar de serlo. Hay que tener la flexibilidad para funcionar en ese esquema, es un ejercicio que hacemos permanentemente. Eso no quiere decir que no nos preocupe la competitividad de Zonamerica en el mercado mundial.

Tratamos de aplacarlo a través de disponer de un mercado libre como es una Zona Franca que permite ingresar equipamientos y materiales del lugar más competitivo del mundo. Pero la mano de obra uruguaya, por ejemplo, es cara y a veces no es eficiente.

Compensamos los gastos de los impuestos, dando un lugar que es cero impuesto y excelentes servicios.

-Y a nivel local. ¿Qué virtudes le ve a Zonamerica?

-Zonamerica es muy flexible, se puede crecer; cosa que en otras Zonas Francas no es posible pensar. Aquí se puede comenzar en un pequeño business center y luego incluso construir su propio edificio. Nosotros nos preocupamos por dos cosas, hacer que las empresas sean competitivas y que consigan e personal, la materia gris que esté a la altura de sus necesidades.

La localización es lejana para Montevideo, pero hemos trabajado mucho a nivel de la Intendencia de Montevideo y en la mejora de los accesos.

A su vez, Zonamerica genera mucho atractivo para el personal joven, se pueden reunir en parques, hay festivales de rock, restoranes, se genera un ambiente de campus universitario que posiblemente en otros lugares no.

Tratamos de que la gente se sienta en sintonía con el lugar y sentimos que la gente quiere trabajar en Zonamerica y cuando alguien se queda sin trabajo viene a preguntar en qué otra empresa de Zonamerica puede trabajar; es decir que hay una parte del mercado laboral joven y preparado que quiere trabajar aquí. Esos son puntos a favor.

Zonamerica le resuelve los problemas, la empresa viene a desarrollar su core business y no debe preocuparse por nada más, le damos la nube para el respaldo de los procesos, back-ups de energía eléctrica. Hay una estructura para que sientan que están en un país desarrollado donde todo funciona.

 -¿Sigue en pie de lucha para hacer de Jacksonville un barrio?

-El intendente ha visto con buenos ojos la nueva propuesta de Jacksonville alrededor del barrio. Se está trabajando muy bien con la Intendencia hoy en día. El pasado miércoles se presentó un Plan de Acción Integrada para cambiar el estatus de la tierra y que no sea rural sino urbana para que se pueda llevar a cabo un centro urbano con características de vivienda y comercial. Es un proyecto mixto que se está trabajando y creemos que antes de fin de año pueda ser aprobado por la Junta Departamental de Montevideo para que podamos empezar a trabajar. Sin lugar a dudas, hubo un cambio de actitud.

-¿Cómo ve al gobierno de turno?

-No me cabe la posición de juzgar una política de país. Hay críticos que opinan que no hay una política país. Como filosofía empresarial, yo pienso que hay muchos controles y soy un liberal por naturaleza; pretendo que se deje crecer y se deje desarrollar los negocios sin tanto intervencionismo estatal y que haya mucho menos poder en los sindicatos y que se deje librado a la negociación de cada empresa, las conquistas del sector laboral.

Uruguay se ha enfrascado en los temas del Mercosur de una forma muy compleja y muy independiente a Argentina y Brasil; no ha podido hacer os acuerdos con China y hay una cantidad de trabas porque el país no tiene libertad de acción y no la tiene porque está muy metido en ciertos compromisos ideológicos. Me parece que esto no nos va a conducir a un país de más progreso para la sociedad. Estamos muy empantanados y no veo una salida muy rápido, ni siquiera con el cambio electoral que podría suceder.


Uruguay y las Zonas Francas: una relación de amor y odio

“Uruguay tiene un Estado muy pesado, una estructura muy pesada para las empresas y un mercado muy pequeño. No es atractivo para una empresa internacional instalarse en el Uruguay, tiene costos altos, servicios malos y mercado pequeño. La solución era encontrar una isla dentro del país que no cargue con todo el peso del Estado. Entonces se crea un ámbito que no carga con el peso impositivo pero que le prohíbe a las empresas que se instalen allí competir contra las que sí deben afrontar ese peso. Eso es lo que se hizo y funcionó. Quizás con ese concepto en otro país podríamos estar cien veces más grandes pero la relación entre Uruguay y las Zonas Francas es de amor y odio porque hay mucha discusión sobre la ley que las ampara pero no las pueden destruir. ¿Lograríamos que las empresas que están en las Zonas Francas siguieran en el país sin esos beneficios? No, se irían. Porque no les interesa el mercado uruguayo y porque tendrían que pagar impuestos e ineficiencias. No les gusta que haya un privilegiado, una empresa que no pague impuesto pero si no tienen esos beneficios, se van y eso es peor”.


Una ley desmembrada

La Cámara de Zonas Francas se expresó en contra de cualquier modificación a la normativa que las rige, por otra parte el Poder Ejecutivo esgrimió que, al día de hoy, la ley 15.921 de Zonas Francas no cumple con determinados controles que exige la OCDE. “Accedimos no de buena gana, pero accedimos”, indicó Dovat. Este plan se complicó cuando las modificaciones que se hicieron se consideraron de forma separada siendo algunas, incluso, contradictorias. “Hay una ley que tiene media sanción del Senado y pasó a Diputados, por otro lado hay cuatro o cinco artículos que no se incluyeron en la Rendición de Cuentas y otro que sí se aprobó con la Rendición”, explicó Dovat y señaló que la Comisión de Hacienda del Senado deberá dedicarle mucho tiempo a la ley para poder transformar algo tan complejo en una norma “coherente, atractiva y buena”.