La iniciativa fue un trabajo conjunto entre la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (CCSUy) y la Eurocámara, con el apoyo de la Unión Europea, y tuvo como objetivo impulsar a los micro, pequeños y medianos emprendimientos en la adopción del proceso de producción y consumo sostenible, además de fortalecer su contacto con el empresariado europeo y las normas vigentes en el continente para fortalecer el contacto comercial. Contó con un foco específico en mujeres y jóvenes.
Los coordinadores del proyecto en representación de la Eurocámara, Carlos Vivar, y de la CCSUy, Marcela Codina, presentaron algunos de los resultados. El primero fue la elaboración de un informe final “técnico y estratégico” con la colaboración de tres consultores -la Dra. Anabela Aldaz, el sociólogo Martín Lescano y el economista Pablo Pereira- para abordar “el marco legal, el acceso al financiamiento y los reportes de impacto en el mercado” que eventualmente se transformará en “una serie de recomendaciones de política pública” a las autoridades.
Al mismo tiempo, la iniciativa tuvo un componente de formación y capacitación, con dos programas de formación en sostenibilidad en los que participaron “más de 150 mipymes de las cuáles 45 tuvieron una asistencia técnica personalizada que derivó en una ruta ESG (environmental, social, and governance, por su significado en inglés) específica para cada caso. En la primera edición participaron mayoritariamente personas de género femenino, en el rango etario de entre 36 a 50 años, con un 56% perteneciente al interior del país.
Por otro lado, se llevaron a cabo seis actividades dirigidas específicamente a mujeres emprendedoras y otras seis a jóvenes empresarios. Hubo talleres de género y sostenibilidad, paneles y encuentros multitudinarios, incluyendo cinco ediciones de rondas de negocios compuestas por “más de 800 reuniones de negocio”. En suma, “en el acumulado de todas estas actividades participaron más de 2.000 personas”, mencionó Codina.
Finalmente, Vivar destacó otro de los objetivos, que fue “fortalecer a las empresas uruguayas para que pudiesen aprovechar tanto el mercado como las oportunidades de la Unión Europea”, empresa que giró en torno a tres verbos: informar, conectar y dialogar sobre la UE.
En este sentido, con un inminente acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, se realizaron cuatro talleres al respecto con unos 200 participantes. Por otro lado, se “informó en dos instancias sobre las normas, políticas y reglamentos de la UE en espacios de diálogo público-privado”, con 867 participantes.
En este apartado, destacaron los “talleres sectoriales”, instancias de intercambio de experiencias y conocimientos con siete expertos europeos provenientes de Alemania, España, Francia, Hungría, Italia y Polonia, y pertenecientes a 10 sectores que vinieron a Uruguay para abordar temáticas vinculadas a la sostenibilidad. Los sectores que se abordaron fueron el vitivinícola, financiero, cáñamo industrial, energético, forestal, arrocero, citrícola, agroexportador y agricultura regenerativa.
Camino hacia el desarrollo
Julio Cesar Lestido, presidente de la CCSUy, dijo que la sostenibilidad representa un “eje estratégico” y “ya no es más una opción, sino un camino necesario e ineludible para garantizar la competitividad y el desarrollo de nuestras empresas, su inserción en cadenas de valor globales y su contribución al bienestar de la sociedad en su conjunto”.
Lestido valoró positivamente el proyecto, la “oportunidad histórica para profundizar los lazos comerciales y de cooperación” que representa el acuerdo Mercosur-UE y la continuidad de la relación entre la CCSUy y la Unión Europea, vigente hace más de 20 años” y, según el ejecutivo, con mucho trabajo en conjunto a través de distintos proyectos de cooperación, siempre orientados a generar capacidades, transferir conocimiento y abrir oportunidades para el ecosistema empresarial uruguayo.
“Estamos convencidos que este es el camino de desarrollo que necesitamos”, puntualizó.
Por su parte, el embajador de la Unión Europea en Uruguay, Paolo Berizzi, dijo que el proyecto “tiene una visión clara en fortalecer el tejido empresarial, aumentando capacidades clave para una economía comprometida con el desarrollo sustentable, la equidad y el crecimiento verde”.
Según el jerarca el proyecto refleja el compromiso de la UE con la sociedad civil y a su vez promueve sus valores rectores: la sostenibilidad ambiental, la inclusión social -destinando parte de sus acciones a mujeres, emprendedoras y jóvenes- y finalmente el desarrollo económico a través del fortalecimiento de competencias empresariales.