O’Neill: “La conflictividad laboral ha sido baja, ha habido más bien una conflictividad de tipo político”

Diego O’Neill, presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales (CCE)


Luego de dos años al frente de la Cámara de la Construcción, la semana pasada asumió la presidencia de la CCE, institución que nuclea a 28 cámaras de empresarios que generan propuestas para producir cambios estructurales en Uruguay. Entre ellos, se destacan la mejora de la competitividad, la transformación educativa y la reforma del Estado. En entrevista con CRÓNICAS, O’Neill profundizó sobre estos objetivos, explicó qué falta por hacer a nivel del gobierno y se refirió a la conflictividad de este período, que, según su visión, “no ha sido laboral, sino por posturas de los sindicatos respecto de la orientación política” de la actual administración.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-¿Con qué expectativas asume este cargo?

-En la CCE atendemos los temas transversales a todos los rubros, que tienen que ver con el desarrollo económico y social del país. Tenemos una mirada de mediano y largo plazo, y los temas de coyuntura más específicos los atiende cada gremial sectorial. Esta es una organización joven, que nació hace siete años, pero ha crecido y se ha consolidado rápidamente, y queremos incorporar a aquellas gremiales que faltan y avanzar impulsando los temas de las políticas públicas que entendemos que son importantes para el país.

-¿Qué espera del diálogo con el gobierno?

-La CCE siempre ha estado haciendo propuestas, en 2019 les presentamos a todos los candidatos un documento con las políticas que la organización impulsaba. Algunas se han llevado adelante en esta administración, como la regla fiscal, la reforma de la educación, la reforma de la seguridad social que está en curso, las empresas públicas, la competitividad, la modificación de la Ley de Negociación Colectiva, que hay un proyecto con media sanción en el Parlamento. Entonces, en algunas cosas se avanzó, en otras no. La reforma del Estado es un tema bien importante que tenemos expectativas de que en este año, que es prácticamente el último año de más actividad del gobierno, se pueda avanzar, porque ya el año que viene, en tanto año electoral, va a ser más complejo. Somos optimistas de que se pueda avanzar, a pesar de las dificultades que genera la incertidumbre global. Este es un año clave para tratar de impulsar las políticas que la CCE ha consensuado entre todos los sectores de actividad.

-¿Qué ha hecho el gobierno para mejorar la competitividad y qué falta por hacer?

-Ahí hay cosas más estructurales y cosas más coyunturales. Entre las estructurales, hace mucho tiempo que Uruguay viene siendo un país de altos costos internos, caro comparado con el resto del mundo, y creemos que hay que avanzar en esto, en la reducción de los costos internos. Eso implica, por ejemplo, modificaciones en las empresas públicas, en Ancap, en UTE; tenemos que bajar el precio del combustible, tenemos que bajar el costo de la energía. Y la inversión en infraestructura tiene impacto en los costos internos. Una inversión vial como la que se está haciendo puede redundar en costos de flete más baratos y, por lo tanto, que los costos de exportación de nuestra producción desciendan. También, todo lo que tiene que ver con la inserción internacional, la apertura de nuevos mercados, lograr entrar a esos mercados sin aranceles, cerrar Tratados de Libre Comercio.

-¿El gobierno debería invertir más en infraestructura?

-Cuando estaba en la Cámara de la Construcción en 2020 y 2021 estaba bastante preocupado por el tema. Ha habido cambios. Hay un plan de inversión en infraestructura vial que es importante y muy bienvenido por esto que te decía, por el impacto en los costos de los fletes internos. Hay otras cosas que están en carpeta, que también son importantes, como las inversiones en OSE, tanto de la planta potabilizadora como de saneamiento; el Plan Avanzar para intervenciones en los asentamientos, que es una realidad que es necesario atacar, que hay muchos uruguayos viendo en esas condiciones de falta de dignidad. Esas son cosas muy positivas. Uno siempre querría que hubiera más inversión. En el horizonte hay un tema bien importante como el hidrógeno verde, que hay que caminar en esa dirección porque sería una nueva transformación de la matriz energética que daría al país un nuevo commodity para generar y exportar.

-Mencionaba la apertura internacional. ¿A qué atribuye que, a tres años de gobierno, a pesar de los anuncios, no se hayan visto demasiadas concreciones?

-Estos procesos a veces son más lentos de lo que uno quisiera. Parece que el Tratado de Libre Comercio con China hoy depende de ese país y eventualmente también de la relación que tiene con Brasil, para ver si hay luz verde para que eso prospere, pero creo que del lado de Uruguay se han hecho esfuerzos por avanzar, se completó el estudio de factibilidad. Por otro lado, se hizo el planteo de ingreso al Tratado Transpacífico y el esfuerzo por tratar de modernizar y hacer mover el Mercosur, que es valioso. Pero todas estas cosas llevan tiempo, trascienden un gobierno, así que creo que la dirección es correcta, pero es cierto que los avances todavía no se han visto demasiado. Entiendo que no depende tanto de nosotros, sino de las otras partes, y también de nuestra condición de ser parte del Mercosur, que se ha mirado con atención.

-¿Qué importancia tiene el Mercosur en este contexto?

-Es una organización positiva, pero de la que esperamos mucho más de lo que ha dado hasta ahora. Ha habido intereses contrapuestos que no han permitido avanzar demasiado. A 30 años de su creación deberíamos estar en un estadio superior, pero tampoco somos partidarios de dejarlo.

-En su asunción se refirió al atraso cambiario, algo que se viene advirtiendo desde diversos sectores. ¿A qué adjudica la situación actual? ¿Cómo ve la política del Banco Central (BCU)?

-Este es un tema coyuntural de la competitividad. Es cierto que en estos últimos tiempos han entrado muchas divisas al país porque la exportación anduvo muy bien, por altos precios de los commodities, una inversión extranjera directa que aumentó sustancialmente, ahora también por una temporada turística que fue buena, lo que implica ingresos de divisas. Eso es una buena parte de la explicación del atraso cambiario. También la política monetaria del BCU pudo haber tenido su incidencia en este atraso cambiario y en ese sentido esperamos que en una próxima reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) haya una señal que sea favorable y ayude a una mejora del tipo de cambio. No creemos que el gobierno tenga demasiadas herramientas para intervenir, pero esa señal sería positiva e importante.

-¿Cómo analiza el problema de las fronteras dado por la diferencia cambiaria con los países vecinos?

-Genera mucha preocupación la realidad del comercio de fronteras, sobre todo, con Argentina, que es dramática. La diferencia de cambio con Argentina es enorme, no es un problema solo de atraso cambiario, sino también de que ese país tiene una situación económica muy compleja, muy difícil, y la diferencia de cambio se va a mantener, seguramente, por mucho tiempo, y va a seguir amenazando el comercio de fronteras. También en la frontera con Brasil, que históricamente ha tenido precios más convenientes del lado brasileño, pero la diferencia no es tan grande como la que tenemos con Argentina. La gente legítimamente busca mejorar su situación económica familiar, personal, y busca los beneficios donde los hay, pero es una realidad que hay que atender.

-La sequía afecta al agro puntualmente, pero ya se están empezando a ver efectos en otros rubros como el transporte y el comercio. ¿Es una señal de alarma?

-Preocupa, absolutamente. La sequía es un problema grande, no solo para el agro, sino para toda la economía, porque cuando un sector se ve tan afectado, repercute en todo el resto. Hasta que no logremos salir de esa situación, que esperamos que con el otoño las lluvias comiencen a normalizarse, vamos a estar muy afectados, aunque el impacto se va a seguir viendo por un tiempo bastante largo. Por ejemplo, en la ganadería, con la falta de terneros que vamos a tener en los próximos años, o en la granja, que muchas veces afecta árboles y después tener nuevamente un árbol lleva muchos años, entonces, hay sectores que se van a recuperar más rápido y otros más lento. Nos tocó una sequía que nos va a pegar muy duro.

-¿Por qué la CCE apoya la reforma de la seguridad social?

-Porque entendemos que es necesario que se concrete, que se apruebe el proyecto de ley que está en el Parlamento. Consideramos que es una reforma adecuada, justa, equitativa, de cobertura universal, que mantiene la solidaridad, pero también la posibilidad del ahorro individual.

-¿Y la reforma educativa?

-La reforma educativa recién empezó a ponerse en práctica, indudablemente llevará un tiempo de curva de aprendizaje, de que el cuerpo docente se acomode. Genera resistencia, y podrá requerir ajustes, todo es mejorable. Los resultados se van a ver dentro de unos cuantos años. También hay que trabajar en la capacitación de las personas que ya salieron de la etapa liceal o abandonaron el sistema educativo y que hoy están teniendo muchísimas dificultades para insertarse en el mundo del trabajo. Desde la CCE impulsamos la iniciativa que lanzó la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI) que se llama “Uruguay por el conocimiento”, que justamente apunta a brindarle habilidades tecnológicas a toda la población.

Es bienvenida la reforma educativa, pero no soluciona todos los problemas de educación y capacitación que tenemos. El país se juega mucho en esto: si no tenemos una educación de calidad, no vamos a tener un desarrollo de las empresas, del sector productivo, como ya está pasando en el sector de tecnologías, donde todos los años hay un déficit de 2.000 puestos de trabajo en las industrias tecnológicas que no se logran completar, eso es algo que tenemos que trabajar.


“Si bien la finalización de UPM se va a sentir, la construcción va a tener un nivel de actividad importante”

-Usted en más de una oportunidad ha manifestado su preocupación por el futuro del sector de la construcción tras la finalización de la obra de UPM. ¿Qué puede decir hoy al respecto?

-La inversión de UPM es muy importante para la construcción y la economía en general, pero es cierto que ya desde el año pasado hay otro impulso muy grande en toda la inversión pública, fundamentalmente, en vialidad, y también en inversión privada de tipo inmobiliario. Por lo tanto, para este año, si bien lo de UPM se va a sentir, creemos que la construcción va a tener un nivel de actividad bien importante y que no se va a sentir tanto como nos preocupaba en 2020 o 2021.


“Hoy hay una conflictividad importante de tipo político que nos excede”

-¿Cómo evalúa lo que ha sido la conflictividad laboral en este período?

-La conflictividad genuina o por razones laborales ha sido baja, ha habido más bien una conflictividad más de tipo político. Es decir, más que por problemas de la relación empresarios-trabajadores, ha sido por posturas de los sindicatos respecto de la orientación política del gobierno. Son dos tipos de conflictividad diferentes. En una los empresarios tenemos un rol fundamental, cuando tiene que ver, como puede pasar ahora, con la décima ronda de la negociación colectiva, que es genuina y que nos involucra. Sin embargo, cuando se trata de una conflictividad contra la LUC (Ley de Urgente Consideración), contra la reforma de la seguridad social, contra la reforma educativa, los empresarios la “balconeamos”, no tenemos nada que ver. Hoy hay una conflictividad importante de tipo político que nos excede.