En el contexto del inicio oficial de las campañas electorales de cara a las elecciones del 30 de junio en Uruguay, la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, Gleisi Hoffmann, asistió al Aniversario Nº 53 del Frente Amplio (FA) en La Huella de Seregni. Allí participó de la charla, y aseguró que el PT apoyará al FA durante las elecciones. La especialista en Relaciones Internacionales, Nastasia Barceló, y la politóloga brasileña Talita Tanscheit, analizaron el vínculo histórico de los dos partidos, la relación diplomática actual de ambos países y lo que podría pasar en un futuro a nivel del Mercosur según el desenlace electoral. Para una de las expertas, la relación actual entre Uruguay y Brasil “no es tan mala ni se limita a lo formal”, y puso como ejemplo la concreción de proyectos de infraestructura y conectividad entre las dos naciones.
Por: Catalina Misson
Las declaraciones de Gleisi Hoffmann en el evento del FA fueron rápidamente replicadas en redes sociales y medios de prensa, hasta llegar a oídos del candidato por el Partido Nacional (PN), Álvaro Delgado, quien en el lanzamiento de su campaña dijo que dicho apoyo del PT al FA le “genera muchas suspicacias”, y que tanto el PN como la coalición oficialista “no necesitan de ayuda externa para ganar”. Además, reclamó: “No nos metemos en Venezuela, pero permitimos que Brasil venga, se meta acá y se reúna con el Frente Amplio”.
El vínculo binacional
Posteriormente, Hoffman dio una entrevista al semanario Búsqueda, donde habló de la relación del gobierno de Luiz Inácio “Lula” da Silva con el de Luis Lacalle Pou. “Infelizmente hoy no tenemos una gran sintonía entre los gobiernos, hacemos las cosas más formales de relacionamiento, pero con el Frente puede haber una sintonía muy grande”. Nastasia Barceló, doctora en Ciencias Sociales y licenciada en Relaciones Internacionales, consultada por CRÓNICAS, no coincide con Hoffmann sobre este último punto. A su entender, el gobierno uruguayo logró con Lula “resultados optimistas en poco tiempo”, si se compara con el gobierno del expresidente brasileño, Jair Bolsonaro.
La relación actual de ambos países “no es tan mala ni se limita a lo formal”. Según la analista, el gobierno del PT tiene “mayor apertura al diálogo” y “jerarquizó la relación bilateral con Uruguay”, por lo que se concretaron proyectos de infraestructura y conectividad, como la inauguración del Aeropuerto Binacional de Rivera, el proceso licitatorio para el dragado de las lagunas Merín y De los Patos, y la construcción de un segundo puente sobre el río Yaguarón. “Tal vez lo que Gleisi buscó transmitir es que el PT colaborará con el FA por las afinidades ideológicas, y puede que mejore la relación binacional”, entendió.
Mercosur al exterior
Para Talita Tanscheit, politóloga brasileña y licenciada en Ciencias Sociales, existe un problema que no se resuelve con una posible victoria del FA. Tal como explicó a CRÓNICAS, el principal organismo que permite la relación entre Brasil y Uruguay, es el Mercosur. El gobierno brasileño “busca el fortalecimiento del Mercosur” mientras que “Lacalle Pou apuesta por construir relaciones bilaterales con otros países fuera del bloque”, como China. Si gana el FA, la presidencia de Javier Milei en Argentina seguirá siendo “un impedimento muy fuerte para que se retome el organismo”, teniendo en cuenta que Argentina “es un socio fundamental”.
En el aniversario del FA, Hoffmann dio a entender que en caso de victoria, con el PT se podrían unir fuerzas para contrarrestar el peso de Milei. Para Barceló, es cierto que desde el equipo «libertario» hay intenciones de retirarse del bloque y rechazar la cooperación regional. «Si aún no salió del Mercosur o no tomó medidas más drásticas como se esperaban en estos meses es porque tiene contrapesos de los diferentes poderes, y al no tener mayoría, gobierna condicionado». La analista cree que el objetivo planteado por Hoffmann es que el Mercosur «no se vacíe de contenido» como pretende Milei.
Aún así, en caso de que gane el FA, no se lograría desaparecer las intenciones uruguayas de apertura unilateral al exterior: «Durante los 15 años de gobierno del FA siempre se postuló la necesidad de flexibilizar el Mercosur, no es nuevo. La propuesta de rever normas, como el Arancel Externo Común, ya se planteó en su momento con el excanciller Rodolfo Nin Novoa y con Danilo Astori como ministro de Economía», razonó Barceló.
En cuanto a los acuerdos aún pendientes con la Unión Europea (UE) y China, la especialista en relaciones internacionales mencionó que en el programa de gobierno del FA, “no se habla de Tratados de Libre Comercio (TLC)”, y en cuanto al Mercosur “sólo se habla de fomentar la integración”, por lo que es difícil pensar en cuál sería el accionar respecto a la UE. Aún así, el cierre del acuerdo “tiene más responsabilidad» al otro lado del Atlántico por los obstáculos en la agricultura del sector agro europeo, por lo que “no depende tanto del Mercosur”. Las expectativas generadas por Lula en torno a este acuerdo fueron “desmesuradas” y “sin mucho cuidado”. El mandatario anunció en repetidas ocasiones que se cerraría a fines del 2023 y que luego de eso, sería posible pensar en un TLC con China, sin embargo no sucedió. “Si China venía después y Europa no se cierra, China no va a llegar nunca”, concluyó Barceló.
La relación del FA y el PT
Tainscheit, especializada en partidos políticos, ve un vínculo histórico “muy fuerte” entre la izquierda uruguaya y brasileña, incluso antes de la fundación del PT en los 80’. “En la dictadura militar brasileña, que se instaló mucho antes de la dictadura en Uruguay, muchos brasileños se exiliaron en Uruguay y se organizaron políticamente allá”, recordó. También existe un vínculo relevante a nivel sindical, Porto Alegre es la capital más cercana de Brasil a Uruguay, y tuvo un gobierno de izquierda en la misma época que el FA ganó la Intendencia de Montevideo en el 89’. El ejemplo “más emblemático» de colaboración para la politóloga brasileña, es la creación del Ministerio de Desarrollo Social que Lula creó en 2003 y luego Tabaré Vázquez replicó en Uruguay en el 2005, así como el Presupuesto Participativo de Porto Alegre, luego implementado en Montevideo. Barceló, por su parte, añadió la ampliación del Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem), que «se debe a Brasil» y que gracias a él se culminaron proyectos de infraestructura, así como los tests de covid-19 elaborados por la Universidad de la República.
Para la Tanscheit, las similitudes radican en que “son dos partidos populares que generan mucha identificación”, que se organizan por sectores sin problema por “una tradición de socialismo democrático”. Esto los ubica como “una izquierda más bien moderada” en comparación con otros gobiernos de izquierda latinoamericanos como puede ser en Venezuela, Bolivia o Ecuador. Como diferencia, Tanscheit encuentra que “la discusión programática está mucho más instalada en el FA que en el PT”, porque tuvieron desafíos distintos en los últimos 10 años. “Uruguay dio continuidad a un proceso de estabilidad democrática incluso por parte de la derecha convencional, mientras que en Brasil hubo un proceso de deterioro democrático que amenazó la supervivencia del PT, por lo que el partido estuvo más preocupado en cómo salir de esa crisis, que en otros tipos de discusiones que se pudieron seguir dando en el FA», concluyó.