Recesión global afecta economía uruguaya pero la favorece el repunte argentino y la baja inflación

Expectativas económicas para 2025

En un evento que organizó la empresa Balanz, expertos intercambiaron sobre cómo el contexto de recesión global que propulsa la guerra arancelaria y comercial entre China y Estados Unidos, junto a otros factores internacionales, generaría una corrección a la baja de las expectativas de crecimiento en América Latina. En este contexto, la economía uruguaya crecería pero con resultados de actividad mixtos, mientras lucha por estabilizar su resultado fiscal y goza de una inflación en el rango meta. La buena noticia, sin embargo, es el repunte al otro lado del Río de la Plata con el mejoramiento de las condiciones económicas en Argentina.

El pasado jueves 8 de mayo, Balanz, empresa que opera como gestor de portafolios y plataforma de inversiones, organizó una nueva edición de su charla anual destinada a repasar las perspectivas económicas, en este caso para 2025. El evento tuvo lugar en el Hotel Montevideo, y contó como oradores a la directora de Investigación Macro y Estrategia de Balanz, Pilar Tavella, y el economista e integrante de CPA Ferrere, Alfonso Capurro.
Sobre su pronóstico para el país, Tavella adelantó que la economía uruguaya deberá desenvolverse en un contexto global de shocks, recesión e incertidumbre, pero, a su vez, esa coyuntura puede ayudar con la inflación, ya que frente a datos adversos a nivel internacional “el dólar deja de actuar como refugio y funciona al revés”, lo que “paradójicamente colabora un poco con los mercados porque las monedas emergentes restan presión”. Capurro reafirmó lo anterior y dijo que el escenario “debería ayudar a que a los países de América Latina les sea más fácil encontrar sus objetivos de inflación”.
Sin embargo, no deja de ser “una mala noticia para la economía mundial”, advirtió Capurro, quién además recordó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) espera una corrección a la baja de al menos medio punto en las expectativas de crecimiento para el mundo y también para la región.
Lo anterior configura un desafío adicional para “una economía que ya tenía problemas de crecimiento”. El experto indicó que Uruguay creció un 3,1% el año pasado porque “rebotó de la sequía de 2023” y que en los primeros meses de este año tuvo una desaceleración, con indicadores de actividad “mixtos”. Las buenas noticias son un mercado de automóviles en crecimiento, mayores exportaciones y una buena recaudación por parte de la Dirección General Impositiva (DGI), pero las malas indican “una actividad que en términos generales está perdiendo inercia y dinamismo”, según planteó en base a datos del Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) que elabora el Banco Central del Uruguay (BCU).
En esta línea lo que se prevé es una corrección a la baja en la actividad económica para este año y el siguiente, mientras “la única luz es Argentina”, según Capurro, porque se espera “un shock de demanda” que si bien no será suficientemente relevante “como para crecer un 3%”, permitirá compensar “factores globales adversos y commodities, tasas de interés y demanda global a la baja”.

La inflación y el déficit
Por otro lado, respecto al déficit fiscal, los expertos coincidieron en que es una preocupación y una señal de alerta. “El cierre fiscal fue peor de lo que se esperaba; el incumplimiento de la regla fiscal y el deterioro de los datos fiscales en 2024 no estaban en los planes del gobierno anterior”, planteó Capurro. Tavella, en la misma línea, advirtió que cuesta esperar que mejore a corto plazo.
“La historia lo muestra: en el primer año de gobierno se observa que después del deterioro de los resultados fiscales el déficit suele bajar en forma significativa, pero el gobierno entrante ha planteado que hay un conjunto de compromisos, pagos postergados y contratos que son de casi un punto del PBI, y eventualmente impedirían que baje el déficit”, aclaró el economista invitado.
También adelantó que, con este resultado fiscal, “la trayectoria de la deuda es creciente”, y que de querer estabilizarla se necesita una mejora del resultado fiscal en el quinquenio por lo menos de un punto y medio del producto. El economista recordó que el gobierno trabaja en redefinir aspectos de la regla fiscal para que “la trayectoria de las metas las defina los resultados anuales que aseguran que la deuda, tras cinco años, llegue al nivel objetivo”, algo que calificó como “una innovación”.
Respecto a la inflación, finalmente hubo consenso en que se mantendrá en el rango meta, aunque “todavía por encima del 4,5%”. Además de las novedades internacionales, Capurro también detectó “novedades políticas”, cómo “un compromiso reforzado respecto a las metas; luego de una administración anterior en la cual el BCU atacó con decisión a la inflación”.
El economista también señaló que, en este esfuerzo reforzado, se dio un cambio comunicacional por parte de las nuevas autoridades en el que “ya no se va a hablar más de rango meta de inflación, sino de una meta de inflación puntual”, una decisión positiva pero que deberá ir acompañada por acciones y consistencia temporal, de acuerdo a su línea de pensamiento.


Estados Unidos y Argentina

Respecto a la situación internacional, Pilar Tavella señaló que hay un “aumento dramático de la incertidumbre de la política económica”, no solo por las tarifas que impuso la administración de Donald Trump sino también por un problema “que ya venía y que se está acentuando”: el creciente nivel de deuda de los Estados Unidos.
A su vez hizo hincapié en el rol de la Reserva Federal (FED, por sus siglas en inglés), ya que aún hay “cierta discrepancia entre los datos blandos de actividad y encuestas de consumidores y los datos duros, respecto a que la actividad todavía es resiliente”. En este sentido opinó que la Fed “dejó claro que no van a actuar preventivamente hasta que no haya indicios de que realmente la economía está entrando en un proceso de recesión” mientras aumentan las dudas sobre “si Trump busca solamente negociar o realmente un aumento de aranceles”. De esta manera, las dificultades se combinan: mientras la Fed esperará una concordancia entre datos, la deuda estadounidense y las tarifas generan presión en los bonos del tesoro americano, y ambos elementos podrían desanclar la expectativa de inflación. Así, con estos dos objetivos al mismo tiempo, el organismo no puede actuar de forma preventiva. “Esto, y la mayor incertidumbre en la política económica, genera un desafío muy grande e incertidumbres respecto al mundo con el que nos vamos a encontrar”, aclaró
Por otro lado, en relación a la situación en Argentina, la analista evaluó que el programa económico que impulsa el gobierno de Javier Milei “es bastante fuerte”.
Para la ejecutiva, el tipo de cambio se va a mantener entre el centro y la banda inferior, “entre 1100, 1150 y 1250” en el corto plazo, porque “la política monetaria es bastante contractiva” y, si bien no hay certezas sobre cómo será en el futuro, “creemos que el incentivo del gobierno es mantenerla así para que la inflación siga cayendo”. También destacó que habrá “flujo de exportadores” y una “demanda de precios que esperamos siga creciendo”. Como contrapartida, y a pesar de que el gobierno lo desestimó momentáneamente, la oradora pronosticó que “el Banco Central de la República Argentina eventualmente comprará reservas, y antes, en el muy corto plazo, emitirá deuda”.