Richard Read sobre la LUC: “Acá no se puede hablar de empate, hubo una opción que ganó y otra que perdió”

Dirigente del sindicato de la bebida

El histórico dirigente sindical fue entrevistado por CRÓNICAS y se refirió al referéndum del domingo 27. Pese a que desde el Frente Amplio (FA) se enfatizó en que hubo un empate, Read fue categórico al expresar que hubo un ganador y un perdedor. Por otra parte, habló de la “ausencia de autocrítica” de la fuerza política de izquierda y opinó que “no es agraviando, descalificando o echándoles la culpa a los que votaron No que el FA va a volver a entusiasmar”.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-¿Qué análisis hace de los resultados del referéndum?

-Primero, Uruguay volvió a demostrar su vocación cívica con una jornada que estuvo precedida por una batalla muy sucia durante un mes, que no se reflejó en la sociedad. Es decir, la gente fue a votar y no hubo incidentes, escándalos ni violencia, por lo tanto, eso le tendría que dar a la clase política un baño de humildad. La sociedad uruguaya le demostró a la clase política que no está de acuerdo con los insultos y los descalificativos.

En segundo lugar, hubo un resultado que refleja un país en mitades donde se podría decir que las dos partes, de cierta forma, lograron sus objetivos. Una de ellas consiguió que ganara el No, aunque con un porcentaje ínfimo, pero se aprobó el mantenimiento de los artículos. La otra parte supo juntar casi a la otra mitad del país, lo que fue muy similar a lo sucedido en el balotaje de noviembre de 2019. A los que propusieron el Sí, eso les tiene que dar un baño de humildad.

-¿Por qué lo dice?

-Porque ellos deberían pensar de qué manera pueden retener a esa marea que se acercó de vuelta, como lo hizo en noviembre, y no que otra vez se genere una diáspora que no se identifica por distintos motivos.

El gobierno logró un triunfo cabeza a cabeza, teniendo en cuenta que puso todo el aparato del Estado, hasta el presidente terminó haciendo el cierre de campaña y los medios de comunicación participaron en forma masiva.

La sociedad uruguaya le dio una lección de civilismo y de respeto a la clase política.

-El FA calificó la derrota de “empate” y destacó la corta diferencia de votos.

-Eso corre por cuenta del FA. Acá no se puede hablar de empate, hubo una opción que ganó y otra que perdió.

-¿Se podría hablar de una sociedad dividida en dos?

-Es la misma fotografía que en noviembre de 2019. Si el 49% de los ciudadanos votó por la propuesta impulsada por el FA, si yo fuera el conductor del FA, mi gran preocupación debería ser de qué manera los retengo. Pero hay una ausencia de autocrítica, una falta de definiciones claras, ciertos barullos constantes en las redes. Si algo está claro es que hay un 10% del electorado que no está cautivo, que está en esa diáspora oscilante, y está esperando reacciones que lo vuelvan a entusiasmar.

-¿En qué sentido se refiere a la ausencia de autocrítica?

-En este país la autocrítica está mencionada en boca de los políticos para pedírsela al otro, porque acá no hubo autocrítica de los blancos del 90 al 95, ni de los colorados en sus tres gobiernos, por lo tanto, siempre está para exigírsela al otro. El FA merece una autocrítica mayor a la que bosquejó como resultado de los últimos cinco años de gobierno. Esa diáspora de 185.000 votos que se le fueron en octubre de 2019 fue resultado de un enojo, de un desencuentro con la actitud del FA en el último gobierno de Tabaré Vázquez.

-El expresidente Julio María Sanguinetti dijo en diálogo con Telemundo (Canal 12) que “está claro que hoy el PIT-CNT es el poder y el FA es apenas su brazo político”. ¿Qué opinión le merece?

-Es bueno escucharlo a Sanguinetti porque a veces cuando uno está angustiado le despierta una sonrisa. Ese discurso lo escucho desde hace 40 años. Lo que nunca he escuchado de parte del Dr. Sanguinetti, a quien le tengo muchísimo respeto, es algo sobre los brazos de las cámaras empresariales. Se preocupan por el brazo sindical, ahora, la Cámara de Industrias, la Cámara de Comercio, la Federación Rural, la asociación de arroceros, salieron a apoyar con muchos argumentos al No, pero ahí no son el brazo del gobierno blanco y colorado. El Uruguay es este, por lo tanto, hay que dejar de seguir buscando brujas y tratar de hacer propuestas sobre el Uruguay del futuro, el país productivo, el de la educación; ese es el debate, no esas chicanas de barrendero.

-El presidente del FA, Fernando Pereira, dijo que hay votos de frenteamplistas que no fueron al Sí. ¿Cuál es su visión al respecto?

-Es muy probable que haya compañeros frenteamplistas que votaron el No, como también yo te puedo decir que hay gente de la coalición de gobierno que votó el Sí. La mayor cantidad de uruguayos piensan libremente, yo creo en la libertad de elección. Aquello de que tal partido resuelve y todo el mundo acompaña, sería espantoso si fuera así.

-¿Cómo cree que debería seguir el FA de aquí en más pasada esta campaña?

-Debería analizar el comportamiento electoral y comprender que volvió a existir un noviembre del 2019 en marzo del 2022 (en cantidad de votos), por ende, tendría que pensar de qué manera puede retener ese caudal de votos y qué tiene que hacer para volver a entusiasmar. Obviamente que no es agraviando, descalificando o echándoles la culpa a los que votaron No. Eso ya lo escuché yo en diciembre de 2019: el hashtag “yo no los voté”. Por ese camino va a ser muy difícil que el entusiasmo prenda mucho rato, debería revisar ese comportamiento. La gran batalla que debe dar el FA de aquí al 2024 es volver a entusiasmar al electorado de izquierda, de modo que ese voto que se cautivó con el Sí como con el balotaje en el 2019, no se vaya.