Roque García, candidato a la Intendencia de Montevideo por Cabildo Abierto
Es coronel retirado, vive en Suiza y, según se define, es el candidato más “disruptivo” de todos. Roque García, entrevistado por CRÓNICAS, dijo que no hay dinero suficiente para “grandes obras” y defendió la idea de implementar “pequeños cambios” que mejoren el día a día de los montevideanos, como construir más y mejores paradas de buses y mejorar las veredas. Al respecto, resaltó que el apoyo que dio la Intendencia de Montevideo (IM) al festival de arte lésbico “es igual a 20 paradas” y señaló que el carnaval actual “predica la lucha de clases y modelos socialistas”.
Por Mateo Castells | @teocastells
Menú: El entrevistado degustó bife ancho acompañado de puré de papa rústico, con Coca-Cola light. De postre, eligió torta rogel y un café doble.
-¿Cuál cree que es la pertinencia de su candidatura?
-La pertinencia de mi candidatura es que, en el final de mi carrera donde he hecho servicio público y he generado experiencias, creo que tengo las competencias necesarias para el cargo al que me postulo.
-¿Y cómo piensa que recepciona la población a un candidato a la IM por Cabido Abierto (CA)?
-Una poquito la recepciona muy mal, la mayoría de la gente la recepciona más o menos y hay una parte que la recepciona muy bien. No creo que el sujeto que usted menciona sea capaz de serle atribuido una voluntad única. La población de Montevideo no tiene una voluntad única respecto de un candidato de CA y creo que la mayoría de la gente está viendo qué dice cada uno. A mí me juzgan más por mis dichos que por todo lo demás. Nadie me dijo que estoy proponiendo lo mismo que los demás y, si se quiere, los programas de los otros candidatos se están empezando a parecer al mío, porque yo soy de poner el gato arriba de la mesa y decir lo que hay que hacer.
-En esencia, ¿cómo se diferencia de los otros candidatos de la coalición?
-Soy, por lejos, el candidato más disruptivo y el que trae reformas más estructurales. Los ejes derecha e izquierda representan una forma muy simplificada de ver diferentes alineaciones políticas e ideológicas. De los tres, soy más de derecha. Una derecha conservadora en lo social y liberal en lo económico, eso es lo que represento para el electorado medio uruguayo. Yo soy la pata derecha, Lema juega más en el medio y Cáceres, por su aspecto feminista, representa el ala izquierda del Partido Colorado (PC). Otra cosa en la que me diferencio es en el enfoque de las grandes obras. Yo no creo que Montevideo tenga plata para grandes obras. No hay un mango y no quiero hacer grandes obras de infraestructura, porque nos vamos a endeudar. En un mundo que va hacia la guerra, porque todo el mundo está aumentando el gasto militar, no es un buen momento para salir a pedir plata.
-¿No son viables, entonces, las grandes obras de infraestructura de las que se vienen hablando?
-Las veo convenientes en otro momento. Un déficit constante durante 20 o 30 años, no se cierra así nomás. Si mañana como intendente le pido a economistas que me consigan un crédito, lo primero que me van a pedir es el balance. Y yo voy a tener que ir con un balance en rojo a decir que quiero hacer un tren tram.
-Usted propone cambios chicos antes que grandes obras. ¿Qué son esos cambios chicos?
-Paradas y veredas. Montevideo tiene aproximadamente 6.000 paradas. Más de 1.000 son una estaca en el barro y todos los viajes de todos los montevideanos empiezan y terminan a pie. Las veredas están molidas porque desde 1956 la intendencia las dejó de hacer. Analicémoslo así: con el déficit actual, yo me animo a achicarlo de a poco, cerrando de a pequeños grifos de gastos innecesarios. Con cada grifo, hago 10 paradas o arreglo 15 veredas, por ejemplo.
-¿Y cuáles son esos grifos?
-Es algo muy difícil de saber desde afuera. Pero el apoyo que le dio la IM al festival de arte lésbico por cuatro días es igual a 20 paradas de ómnibus. Y eso es un gesto. Montevideo tiene la misma cantidad de empleados en el área de cultura que Madrid. Los cambios tienen que ser urgentes, pero no atropellados. Para cerrar el grifo hay que cerrarlo, no cerrarlo y abrirlo constantemente. Y con todo ese panorama, con todos los grifos, pérdidas innecesarias y una enorme cultura de la “militantocracia” dentro de la Intendencia, es difícil.
-¿A qué se refiere con la “militantocracia”?
-En todos los países hay corrupción blanca y negra, pero la importante es la gris, que es donde se juega el partido. Supongamos que hay cuatro personas que están por ascender a un cargo de director, donde hay uno que sabe mucho y otro que es militante. En esos casos, a lo largo de este tiempo, la IM ha elegido a los militantes, porque, por ejemplo, el antiguo director de Tránsito de la IM hoy es diputado por el Frente Amplio (FA). Ahí hay una de millones de pequeñas decisiones que se tomaron a lo largo de tres décadas. Yo no creo que haya una corrupción negra con gente embolsando dinero y no tengo pruebas para decir eso. Lo peor es que hay una serie de inconductas pequeñas a lo largo de una organización muy grande y compleja, que hacen que de a poco se pierda eficiencia.
-Pero eso que menciona, ¿no es algo que ocurre en todas las intendencias del país?
-No sé, pero yo te diría que no. Porque para la población de una ciudad hay 30 ediles y a los ediles los conoce todo el mundo. Uno de los problemas que tiene Montevideo es su centralización y es por eso que yo propongo tener 100 ediles. Es tal la mala fama que tienen los políticos en Uruguay, porque si uno lee los comentarios sobre los políticos en las redes, es preocupante, porque las reacciones a esta propuesta han sido de total rechazo. La burocracia profesional ha logrado convencer a la gente de que poner más control está mal. Una parte muy importante de la población uruguaya son empleados públicos, son muchos y muy bien educados. Y es una población sumamente poderosa que saben que cualquier persona que venga con legitimidad popular, es el único que los puede controlar. Y ellos no quieren. Cuando yo digo 100 ediles salta el saber colectivo diciendo que no.
-Gobierne quien gobierne Montevideo en los próximos cinco años, ¿cree que no se van a concretar grandes cambios?
-El otro día Verónica Piñeiro dijo en una entrevista que estaba contenta de ser el continuismo. Ella se siente la continuación de Cosse y lo dice. A Schelotto no lo he visto y el análisis de Bergara es muy parecido al mío, de que se necesitan muchos años para arreglar esto.
-¿Y qué pasa con las 2.755 personas en situación de calle que habitan en las veredas de Montevideo?
-Desde 1935 hay una ley que dice que el intendente es la policía de la higiene. Si la ciudad está sucia, el que se encarga es el intendente. Lo primero que ocurre con una persona en situación de calle, es que defeca y orina en la calle. El primero que debe reaccionar es el intendente. La IM sostiene que no es su problema, pero yo tengo una visión totalmente contraria. El primero en reaccionar debe ser el intendente. Antes de los seis meses vamos a hacer un diagnóstico de esas 2.755 personas y los vamos a organizar en grupos: los que tienen problemas psicológicos, los que tienen problemas psiquiátricos, los que tienen consumo problemático de psicóticos y los que están de vivos. La mayoría entran en los tres primeros grupos y en su mayoría tienen problemas con las drogas.
-¿Hay presupuesto para encarar eso?
-Rompo la caja. Ahí tengo que romper la caja, porque yo tengo que sacarle a la gente la inseguridad que le generan las personas que duermen en la calle. Una persona en situación de calle genera lástima y miedo. La IM tiene aproximadamente 900 policías y gente competente no falta para poder hacer ese primer diagnóstico. Si tienen problemas psiquiátricos, no pueden vivir en sociedad. Es una amenaza para sí mismos y quizás para los demás.
-¿Y cuál es la solución para esas personas?
-Se las llevamos al Estado y le decimos que esas personas tienen derechos y deberes. No están cumpliendo con sus deberes porque tiene determinados problemas, pero sí siguen teniendo derechos. La persona perdió su capacidad de decidir por sí misma, hay que declararla incompetente.
-¿Por qué cree que no se hace eso hoy en día?
-Puedo presumir que la anterior administración miró para el costado. Asignar intención a un actor político es algo que no tiene sentido.
-Por otro lado, usted propuso instaurar un tribunal de ética en el carnaval. ¿A raíz de qué surge esa propuesta?
-El arte puede tener muchas expresiones y siempre tiene un mensaje. El arte no es inocuo. En Uruguay, el águila del Graf Spee no la podemos visitar. Podríamos tenerla en un museo y no la tenemos, porque creemos que por más que pueda tener algo interesante desde el punto de vista artístico, la ideología que transmite es totalmente contraria a lo que nosotros pensamos. Cuando el Estado pone plata en algo, debe hacerlo para un hecho cultural que resalte los valores en los que creemos todos o una amplia mayoría. El carnaval actual predica la lucha de clases y modelos socialistas. El Estado no puede darle dinero para que A insulte a B y viceversa. El Estado no permite que la barra de Peñarol festeje un homicidio y tampoco puede permitir que se predique una ideología que es contraria a nuestros valores, porque los uruguayos no somos socialistas.
-Usted quiere censurar el socialismo en el carnaval.
-Yo quiero censurar la lucha de clases, que es el camino hacia el socialismo. No me gusta el fin, pero mucho menos me gustan los medios. Los últimos terroristas que hubo en Uruguay eran socialistas y todos querían una sociedad sin clases.
-Esto que plantea afecta la pluralidad de voces.
-Con dinero del Estado. El Estado siempre limita la pluralidad de voces. Vos no podés decir que está bueno salir a matar a los de Peñarol.
-Hay una diferencia muy grande entre decir que hay que matar a los parciales de un cuadro de fútbol y predicar una ideología que, según quien la juzgue, puede ser buena o mala.
-No, está mal porque la mayoría de los uruguayos no creemos en eso, si no, la expresión electoral sería otra. Pero además está mal porque es con el dinero de todos.
“Lo que más afecta la movilidad es la vereda y las paradas”
-Tomando como punto de partida lo que menciona al respecto de hacer pequeños cambios, ¿qué propone para la movilidad de la ciudad?
-Con la movilidad vamos a empezar con pequeños pasos que sean importantes y decisivos. El primero es que arriba del bus no se cobre más pasaje, porque eso va a hacer que los pasajeros se suban y bajen por las tres puertas. Eso, que no requiere un gran cambio, tiene ventajas enormes. Primero, que el chofer no maneja efectivo y le genera más seguridad y menor estrés. El otro problema que tiene que ver con la movilidad es el de las veredas y las paradas. La mayoría de los montevideanos no se suben a un auto y lo que más afecta la movilidad es la vereda y las paradas. Si un montevideano viaja en un bus nuevo y muy lindo, pero se mojó en el camino porque la parada no tiene techo o camina por lugares que no hay ni veredas, creo que en lugar de gastar plata en hacer algo grande, ahorramos un poco y hacemos paradas.