El Auditorio del Parque de Innovación del LATU fue escenario de la jornada “Exportación Sostenible: Propuestas y herramientas para su impulso”, organizada por la Unión de Exportadores y el LATU. Autoridades, empresarios y académicos coincidieron en que la sostenibilidad dejó de ser opcional para transformarse en un requisito clave de acceso a los mercados. El evento, realizado el pasado 15 de setiembre, destacó la articulación público-privada y presentó avances del Sello de Gestión Sostenible.
Con un auditorio colmado de representantes de empresas, gobierno, academia y organismos internacionales, la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU) y el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) celebraron el pasado lunes la jornada “Exportación Sostenible: Propuestas y herramientas para su impulso”.
El encuentro se abrió con las palabras de la presidenta del LATU, Lucila Arboleya, quien subrayó que el desafío de la sostenibilidad “es un problema de coordinación que exige que haya muchas voces y muchos actores sobre la mesa porque tiene muchas aristas”. En esa línea, señaló que la tendencia mundial de exigir criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) a las empresas ya es ineludible. “El mundo son las normas locales e internacionales, las instituciones financieras, las empresas matrices y los consumidores”, subrayó.
Arboleya enfatizó que el sello, creado junto con la UEU, es una herramienta para preparar a las compañías frente a estas demandas y mencionó que “señaliza lo que el mundo pide, pero además prepara para una certificación internacional. No basta con crear la herramienta: hay que lograr que sea adoptada y utilizada”.
Por su parte, la presidenta de la UEU, Carmen Porteiro, repasó más de una década de esfuerzos de la gremial en este campo. “Esto comienza en un impulso de hace ya más de 10 años, con distintas iniciativas del staff y de empresas que venían con ideas y aportes. El mundo estaba yendo para allá, y nosotros todavía no lo teníamos tan tangible en Uruguay”, afirmó.
Porteiro recordó que la articulación con el LATU permitió transformar aquellas ideas en un manual y luego en un sistema gradual de niveles para que incluso pequeñas y medianas empresas pudieran sumarse. “Trabajar en sostenibilidad a veces puede ser abrumador. Por eso pensamos en escalas y niveles, para acompañar desde quienes recién sensibilizan a sus equipos hasta quienes logran certificaciones consolidadas”, explicó.
Cifras que respaldan la sostenibilidad
Los números respaldaron esa tendencia. “El mercado global de certificaciones en sostenibilidad creció de 2.870 millones en 2024 a 3.100 millones en 2025, y tiene una proyección de más de 4.000 millones para 2029”, señaló Porteiro, para quien no se trata solo de cumplir requisitos, sino de generar oportunidades de negocio.
En la primera parte de la jornada, técnicas del LATU y de la UEU detallaron los avances del sello, que ya involucra a 26 empresas de distintos sectores —desde carne y celulosa hasta lácteos y servicios— y cubre un 20% de las exportaciones de bienes del país. “La idea es nivelar la sostenibilidad en su conjunto, sin dejar atrás ninguno de los tres ejes: gobernanza, social y ambiental”, explicaron las expositoras.
Visión del sector público y privado
El segundo panel reunió a actores del sector público y privado. La directora ejecutiva de Uruguay XXI, Mariana Ferreira, sostuvo que “Uruguay es un país en donde la sostenibilidad es una política de Estado en muchas dimensiones”, y destacó que “ya no se puede no hablar de sostenibilidad; para nosotros eso es un aspecto absolutamente fundamental”.
El presidente del Banco República, Álvaro García, remarcó la necesidad de un cambio profundo. Sostuvo que “la vida del planeta depende de lo que hagamos los seres humanos en este momento”. Explicó que el banco destina cerca de un 10% de su cartera de créditos a proyectos sostenibles y anunció instrumentos específicos para promover financiamiento verde.
La economista Silvana Grosso planteó que “tenemos que convertir la sostenibilidad en un valor competitivo” y vinculó la iniciativa con los núcleos productivos que la cartera desarrolla junto a cámaras, sindicatos y academia.
El evento concluyó con la intervención del ministro de Ambiente, Edgardo Ortuño, y la ministra de Industria, Energía y Minería, Fernanda Cardona. Ortuño reafirmó la apuesta a la inserción internacional a través del valor agregado ambiental, y aseguró: “Tenemos que avanzar hacia una marca país donde las exportaciones sostenibles sean parte central de nuestra identidad”.
Cardona, por su parte, subrayó que el sello es importante para el país y destacó que “hoy Uruguay es referente en energías renovables”, al tiempo que señaló la necesidad de pensar en herramientas y políticas que permitan que “con los proyectos solares también podamos dar un valor agregado a nivel del agro y de la industria”, afirmando que “con este sello mostramos que esa coherencia se extiende”.
Sostenibilidad como ventaja
Consultada por CRÓNICAS, Porteiro resaltó que “la tendencia hacia el incremento de los requerimientos internacionales en materia de sostenibilidad se viene dando desde larga data” y que Uruguay “eventualmente forma parte de cadenas de abastecimiento que terminan en esos lugares”.
Sobre la normativa EUDR, señaló que ciertos productos deben “demostrar que provienen de áreas no deforestadas desde el 2020” y destacó que “cada sector empieza a tener sus realidades con lo cual el tema de la sostenibilidad es sumamente importante”. Para consolidar estos avances, insistió en que “se necesita un buen acceso al financiamiento y ventajas competitivas para las empresas que se embarcan en estos desafíos”.