Topolansky: “¿Creían que Lacalle había solucionado conflictos? No. Ahora la gente se puede expresar y lo va a hacer”

EN PANINI’S

Lucía Topolansky, senadora del Frente Amplio


La sociedad ha sido “tolerante” y ha aceptado no movilizarse durante las peores etapas de la pandemia, pero eso se terminó, de acuerdo con Topolansky. La senadora de la oposición entiende que hay razones suficientes para expresarse contra el gobierno, que ha generado “un retroceso muy grande”. En otro orden, admitió que el último mandato del Frente Amplio (FA) tomó decisiones que no ayudaron a que se generara empleo y explicó su punto de vista sobre la derrota electoral.


 El menú  En la cava de Panini’s, la exvicepresidenta degustó corvina rubia con risotto cítrico de verdes (palta, habas y verdeo) y maní, que acompañó con agua mineral. Para extender la sobremesa, optó por un cortado.


Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

En una entrevista que hizo con CRÓNICAS antes de las elecciones nacionales, dijo: “Nos vamos a encolumnar detrás del que gane porque la cuestión es retener el gobierno a morir”. ¿Por qué cree que no se logró el objetivo?

-Nosotros habíamos sorteado muy bien la crisis del 2008, que en muchos países latinoamericanos golpeó mal, pero después la economía empezó a enlentecerse y ese siempre es un factor fatal para cualquier gobierno. Eso se tradujo en pérdida de puestos laborales. El empleo es el organizador de la vida, y hubo algunas decisiones que tomó mi gobierno –y soy parte de eso- que no favorecieron la generación de trabajo.

-¿Por ejemplo?

-Tuvo media sanción una ley que otorgaba la concesión del Dique Mauá para hacer una terminal de buques. Era una obra de unos 200 millones de dólares que hubiera impactado muy bien en la industria de la construcción y también hubiera generado trabajo posterior a la obra, porque ahí iba a haber un hotel. Eso se trancó en la Cámara de Diputados, lo trancaron compañeros del FA, algunos de mi sector, y no los pudimos convencer.

-¿A qué adjudica que no se haya podido?

-El proyecto, que partía de una ley de iniciativa empresarial, tenía una cláusula de reaseguro muy fuerte que uno de los que la propuso fue Lacalle Pou. De ese modo, nos asegurábamos de que la obra no se hiciera para venderse y que, si la construcción no se podía hacer, la concesión tenía que volver al Estado. No era verdad que se iba a perder soberanía en la costa, porque se iba a rellenar una parte y el puerto ese iba a quedar para administración pública en un plazo. Además, iba a tener acceso para el público, los pescadores. Era un lindo proyecto desde el punto de vista paisajístico. Ese fue un error.

Luego, a la ley de vivienda promovida, que hizo el FA en 2008 y funcionó muy bien, sobre el final del último período se le adicionó un segundo decreto que la restringió. Entonces, se siguieron haciendo obras, pero se enlenteció el proceso, y todos sabemos que en los momentos de crisis la industria de la construcción da mucho trabajo.

En paralelo, había determinados pedidos del área granjera, y faltaron algunas decisiones que hubieran hecho que prosperaran pequeñas empresas que elaboraban productos excelentes, pero a las que el negocio no les cerraba. Tendríamos que haber mirado con lupa ciertas cosas que estaban muy vinculadas al mundo del trabajo y haber arriesgado un poco, en un momento en el que llegamos a perder casi 50.000 puestos de trabajo.

-¿Por qué no se hizo? ¿Qué faltó ahí?

-Nos faltó audacia. El primer gobierno de Tabaré Vázquez no fue igual al segundo, los momentos eran bien distintos, pero en la mitad del segundo gobierno, razones de salud que le impedían la movilidad –antes de la enfermedad terminal que tuvo- lo retrajeron un poco y lo ausentaron. A veces tenés que estar en 40 cosas, o sea, cumple 100 años una escuelita en la mitad de la nada y tenés que estar, porque para el ciudadano común eso tiene un valor. Hubo ausencia. No bastaba con los Consejos de Ministros, que se burocratizaron y ya no generaban esa fluidez con la población.

A su vez, la gente se acostumbró a determinadas cosas, a tener un Sistema Nacional Integrado de Salud que funcionó muy bien –y que salvó la pandemia-, a que el niño fuera a la escuela y tuviera educación informática y su computadora, a que el jubilado tuviera el Plan Ibirapitá.

En vivienda, por ejemplo, se sobreejecutó. Es verdad que no acabamos con los asentamientos, pero nunca lo prometimos, porque sabíamos lo difícil que era. Es más, en 2014 yo tuve un entredicho con Lacalle por eso, le cuestioné esa consigna de “asentamiento cero”, porque desde el año 58 trabajo en el tema. Ahora se va a ir más para atrás todavía, porque se ha recortado mucho.

-¿Dice que la gente se acostumbró y elevó la vara?

-Se acostumbró y no supimos sacarle partido en conciencia social a todo eso, que no te cayó del cielo ni lo conseguiste porque fuiste a la iglesia metodista, sino que hubo una política intencional de bienes públicos. Eso no lo supimos transmitir, fallamos en la comunicación. Mi mayor autocrítica es haber perdido la elección, porque el retroceso ha sido muy grande y perjudicial.

-¿Qué valoración hace del funcionamiento de la coalición de gobierno hasta el momento?

-Es una experiencia nueva, de cinco partidos, con dos partidos nuevos como Cabildo Abierto y el Partido de la Gente, cuyo punto de unión era sacar al FA del gobierno, porque el “Compromiso por el país” es una generalidad, no profundiza demasiado. Esta coalición funciona por momentos como partidos y por momentos como coalición, no sabés con quién vas a negociar, y hay cierta trancadera.

Aparte, hay un juego de poner una medida muy grande a ver cuánto se puede mantener, después la reducen un poco, la negocian. Esto fue clarísimo con el tema del Instituto Nacional de Colonización (INC): hicieron todo un juego, porque podían haberles otorgado directo la plata a los asentamientos, e hicieron un emparche porque el INC quedó solo con 15 millones de dólares y la autorización de compra, pero eso no es nada para el valor de la tierra. Y dicen que habrá 27 millones para pagar los intereses de crédito. ¿Con qué garantía va a sacar un crédito un colono, que es un pobre de la tierra?

-¿Le sorprendió que se llegara a un acuerdo en ese tema?

-A mí me sorprendió el senador Camy, porque él, junto con el fallecido Larrañaga, presentaron una ley de repoblamiento de la campaña hace varios años, cuando estaban en la oposición, y nosotros la aceptamos –se votó por unanimidad-. Esto que votó ahora Camy, traicionando la memoria de su líder, borra lo que se hizo. Era el que más se tenía que haber puesto firme, pero no.

Y la gente de Cabildo protestó diciendo que no era la solución que más le gustaba, pero al final aceptó, entonces los votos estuvieron. En ese sentido les ha funcionado bien la coalición, por ahora, salvo en la media sanción de la ley forestal, cuya discusión se retomará en el Senado. ¿Qué tanto más les va a funcionar? No lo sé. Lo único que me queda claro es que Manini fue más vivo que Talvi, que como jefe de un sector importante se tenía que haber quedado en el Senado y haber negociado desde ahí. Tener un líder fuerte entre los colorados hubiera sido distinto para el horizonte del Parlamento.

-¿Cómo ve al presidente Lacalle?

-Es un presidente que ha centrado el poder en sí mismo, no cede ni una uñita, no trabaja en equipo. Yo no comparto que prácticamente no funcione el Consejo de Ministros. Él está obsesionado con estar presente, pero no ha estado en las ollas populares, donde duele. Es fantástico que le corte la cinta al shopping de Avenida Italia; lo tiene que hacer porque puede generar algún puesto de trabajo, pero tenemos una cantidad de ollas funcionando y esa es la imagen más dura de la pobreza.

-¿Esa realidad incidió en la juntada de firmas? ¿Qué pasó en el medio, cuando el propio FA creía que no se llegaba?

-La sociedad ha sido tolerante, el uruguayo cumplió y aceptó el acuerdo puente de rebaja salarial, no movilizarse, la reglamentación del artículo 38 de la Constitución, que fue terrible, porque fue contra la organización social, sindical y política, no fue contra los bailecitos de Valizas, que además se siguieron haciendo.

Se negaron las cadenas para el 20 de mayo, el 1º de mayo, el referéndum, y capilarmente la gente se movió. ¿Por qué todos nos sorprendimos con el resultado? Porque conocías lo que hacías tú o el militante que tenías al lado, pero no podías tener la visión de la globalidad. Eso hay que analizarlo. ¿Por qué fue, porque somos lindos? No, acabábamos de perder una elección. Eso significa algo.

-¿Usted a qué lo atribuye?

-Se utilizó una ley en el límite de lo constitucional, porque las leyes de urgencia se crearon para cuestiones de urgencia, y la que tuvo más, tuvo 91 artículos. Se generó un precedente horrible, porque el día de mañana gana un estrafalario, tiene los votos, mete una ley de 4.000 artículos, y te da vuelta el país como una media y te hace bolsa. Y la gente entendió eso.

-¿Qué opina de la premisa de la libertad responsable?

-Se llenaron la boca con la libertad responsable, que no era posible, porque el que no podía comer no tenía libertad alguna, tenía que ir a la olla, aunque violara las normas de distanciamiento. Además, si no fuera porque nosotros pateamos, ellos estarían muy cómodos con el mecanismo Covax y no se habrían movido, pero activaron (la compra de vacunas) porque el FA empezó a llamar a sala. Ahora, conseguir vacunas para tres millones y medio es una papa, y así y todo hubo desorganización.

En un momento dado, no sé qué pasó con los científicos que poco menos que los echaron de Torre Ejecutiva, a mí me dolió en el alma. Rebajaron todos los presupuestos, y el Pasteur puso plata suya, el Clemente Estable, la Universidad de la República, la ANII, fue impresionante. Y te predicaban lo del malla oro: el pelotón, que es el grueso de la población, tiene que resignarse a comer de la miga que tira el malla oro. “¡Y yo lo voy a apoyar!”, dijo (Lacalle Pou) con todas las letras.

Entonces, ahora que nos podemos empezar a movilizar, “volvieron los conflictos” dice alguna gente. ¿Qué creían, que Lacalle había solucionado conflictos? No, hubo una pandemia y la regulación de un artículo de la Constitución que era casi como medidas prontas de seguridad. Ahora la gente se puede expresar y lo va a hacer, como lo hizo contra nuestro gobierno. A nosotros también nos hicieron paros.

-¿Cómo evalúa su forma de conducir el país?

-A mí me importa un bledo que el presidente haga surf, básquetbol o juegue al ping pong, es problema suyo, pero yo tengo claro que rebajó los salarios, el presupuesto, las jubilaciones, tenemos más asentamientos, hay gente comiendo en las ollas populares y están faltando medicamentos en la salud pública. Se ha vuelto más presidencialista que nunca el gobierno, por eso yo no comparto esta conducción.

Se han cambiado ministros sin explicación. El cambio de Bartol y de Uriarte… ir a una reunión y que te digan “estás despedido” es tremendo. Ha tenido suerte de que no le encajaron un piñazo, porque es lo mínimo. Si vos vas a desarrollarle el plan de trabajo y el tipo te dice “estás despedido, porque preciso a alguien más dinámico”… en realidad no nos enteramos nunca de las razones. Y no te digo solo los ministros, se cambiaron muchos cargos en un año y medio.

-¿Cómo ha sido la relación del gobierno con la oposición?

-Nunca nos contestaron las propuestas que llevamos. Yo viví la crisis del 2002 y conocí la calidad humana de Atchugarry, que te recibía a las tres de la mañana, y capaz que no te solucionaba nada, pero tenía el don de gente, de escucharte, tratarte bien. Estos no.


“Si el gobierno de Lacalle logra hacer un TLC con China, nos parece bien”

-¿Qué opinión le merece la negociación con China por un posible TLC?

-Nosotros intentamos hacer un TLC con China, pero no pudimos salvar el obstáculo del Mercosur y no queríamos irnos del bloque, así que, si el gobierno de Lacalle lo logra, nos parece bien. Paraguay no tiene relaciones diplomáticas con China, sí con Taiwán, entonces eso complejiza, pero ojalá se pueda hacer un acuerdo beneficioso para el Mercosur y para el Uruguay. Nosotros no pudimos con eso ni con el acuerdo con la Unión Europea, pero dejamos el alma.

-¿No pudieron con China porque implicaba irse del Mercosur?

-Llegó un momento en que el Mercosur no habilitaba el siguiente paso, pero además hay que tener toda una política de compensación de los sectores que se van a ver perjudicados. Es complejo, es necesario, y ojalá le vaya bien al gobierno en eso, aunque lo veo muy verde. Creo que es más una cuestión publicitaria, es decir, hay empresarios que ya te hablan como si el TLC estuviera cerrado y no es verdad. Esa metodología de tirar algo y darlo por hecho es una forma de propagandear cosas que no son ciertas.

-¿Es de recibo la propuesta de flexibilizar el Mercosur?

-Es que no explican en qué.

-Por ejemplo, en la posibilidad de hacer acuerdos bilaterales con terceros.

-Hay que ver qué implica, porque nuestro segundo destino en ventas es Brasil y nuestro principal socio en la cuenta de servicios es Argentina. ¿Cómo van a jugar en todo esto las compras públicas? Hay que ver una cantidad de cosas. El esfuerzo hay que hacerlo. En esto hay bastante unanimidad en el país, pero nosotros casi no tenemos información, incluso planteamos ser parte de la comisión de trabajo, pero no nos quieren.