Dinara se despega de los pesqueros que demandan a Ancap

La Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) se expresó de forma imparcial ante el conflicto entre las pesqueras y Ancap por las prospecciones que la empresa pública comenzó a realizar en 2012 en busca de petróleo. No se encontró crudo en la zona, y los pesqueros denunciaron que las exploraciones derivaron en una baja de la captura del 40% que fue el golpe de gracia para un sector en crisis. Con el juicio en marcha, el director de la Dinara, Daniel Gilardoni, cuestionó el motivo de la baja de la actividad pesquera: “¿Fue porque hubo menos peces o porque los barcos salieron menos a pescar?”. Por su parte, desde la Presidencia de Ancap, dijeron a CRÓNICAS que la empresa estatal no dará entrevistas sobre este tema.

 Por María Noel Durán | @MNoelDuran

El 30 de marzo de 2012, en el marco de la Ronda Uruguay II, Ancap adjudicó ocho bloques de plataforma marítima, donde empresas extranjeras exploraron yacimientos de petróleo y gas. Estas plataformas se sumaban a otras dos ya concedidas en una primera ronda y, que en total, conformaban unos 60.000 metros cuadrados de superficie destinada exclusivamente para esta actividad con cinco barcos trabajando de forma simultánea.  Lo cierto es que esta área no estaba huérfana, por el contrario representaba el 60% de la zona común de pesca que comparte Uruguay con Argentina.

La nueva actividad obligó a los pesqueros uruguayos a ceñirse a las áreas que estuvieran por fuera de la zona de exploración, esta disposición contemplaba solo a los buques uruguayos por lo que los argentinos tuvieron ventaja al poder seguir capturando la pesca en el lugar.

Las disposiciones geográficas no fueron la única dificultad para las empresas pesqueras que de por sí estaban- y están- padeciendo fuertes problemas de competitividad.

La exploración de los suelos submarinos se hizo a través de lo que se denominan prospecciones sísmicas.  Estas prospecciones simulan justamente un sismo a través de explosiones de aire comprimido que ahuyentan a los peces. Así el sistema hace una especie de ecografía del suelo para detectar si hay gases o petróleo.

Según el presidente de la Cámara de Industrias Pesqueras del Uruguay (CIPU), Juan Riva-Zucchelli, esto derivó en el alejamiento de las especies y, por ende, en una menor captura. “Si uno ve las capturas en los años anteriores a las prospecciones, sacando el 2013 que fue un año atípico signado por paros sindicales en la zafra, la disminución es notoria. Las cifras del 2014 traslucen que la captura fue un 40% menor que en años anteriores. Luego en el 2015 la baja fue de alrededor del 20% y en el 2016 prácticamente volvió a sus niveles normales”, indicó.

Por supuesto, Uruguay no es el primer país donde se lleva a cabo este tipo de prospecciones. Riva-Zucchelli explicó a CRÓNICAS cómo se suele proceder en estos casos: “Se sabe perfectamente que producen esto, es distinto de acuerdo a los mares pero en general las empresas petroleras que hacen estos estudios tienen previsto en sus costos, montos para indemnizar o compensar a las empresas”. Los pesqueros uruguayos no recibieron ningún tipo de compensación.

“Nadie estuvo en contra de buscar petróleo. No somos tan cerrados como para pensar en no buscar otras alternativas para la economía del Uruguay. No estuvimos en contra de las prospecciones, creo que nuestras autoridades se pusieron en nuestra contra al no darnos bolilla sin importar las consecuencias”, aseveró Riva- Zucchelli.

A pesar de asegurar que las exploraciones incidieron directamente en la baja de las capturas, Riva-Zucchelli confiesa que existen otras variables, tanto climáticas como comerciales, que pudieron haber afectado en esa merma pero en un porcentaje más leve.

Tanto la CIPU como la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) intercedieron ante Ancap, en primera instancia para conocer los pormenores de la exploración, pero la empresa de combustibles no ofreció las explicaciones del caso y continuó con su proyecto.

A pesar de los constantes roces entre trabajadores y empresarios del sector, el supuesto perjuicio perpetrado por Ancap los unió. Los empleados que se desempeñaban directamente en la captura en los barcos fueron quienes sufrieron las peores consecuencias a nivel salarial por ver reducida su remuneración a prácticamente la mitad. Además, se calcula que se perdieron unos 3.000 puestos de trabajo desde 2012 a la fecha.

“Le planteamos nuestro problema a la Dinara y ellos empezaron a mantener contacto con Ancap pero aún entre dos entidades del Estado no pudieron comunicarse. Dinara no tuvo la respuesta en tiempo y forma; por ejemplo hubo notas de Dinara a Ancap que demoró un año en contestar Ancap. Eso da la pauta de que no había interés”, dijo el representante de los pesqueros.

“Dinara nos ayudó y nos mostró cartas y respuestas tardías; hizo su trabajo pero no tuvo éxito”, comentó Riva-Zucchelli. El presidente de la CIPU indicó que Dinara “desde un principio trató de buscar que se hiciera de la mejor manera posible, fuera de la zafra y en determinados lugares porque había posibilidades de que el daño fuera menor, pero no se les tomó en cuenta”, agregó.

La imposibilidad del diálogo con la empresa estatal es lo que obligó a las empresas pesqueras a tomar la decisión de demandar a Ancap, cuatro años después, en setiembre de 2016.

“Nosotros pagamos por una autorización para sacar a los peces del mar. Si yo te cobro por darte una posibilidad de trabajo y un día te la quito o disminuyo, es lógico que haya algún tipo de compensación, aunque es algo muy difícil de evaluar”, opinó Riva Zucchelli.

En lo que refiere a la demanda, no existe una cifra exigida por las pesqueras a Ancap. “No es un juicio millonario como se ha dicho en la prensa, eso lo debe establecer la Justicia según la magnitud del daño”, detalló el presidente de la CIPU.

Al día de hoy ya hubo una instancia de conciliación que no dio frutos y se continúa con el proceso judicial. “Sabemos que la posición de Ancap es que las prospecciones no causaron el daño”, comentó el presidente de la CIPU.

Desde la Presidencia de Ancap, aseguraron a  CRÓNICAS que por el momento la empresa demandada no brindará entrevistas con respecto a este tema.

Riva-Zucchelli  hizo énfasis en que las 30 empresas que están realizando el juicio no quieren sacar provecho del Estado. “No pretendemos ganar nuestro dinero haciéndole un juicio al Estado. Esta situación se da después de intentar dialogar con Ancap y con el Ministerio de Industria. Lo que planteamos, que sucede en muchos países del mundo, es la necesidad de fijar cuáles son las prioridades que tiene el Estado. Nosotros fuimos perjudicados”, concluyó.

Luego de estas exploraciones, la propia Dinara impulsó un decreto que coloca a las prospecciones sísmicas que se hagan en el mar como actividad que requiere de autorización ambiental previa de la Dinama. 


Otras variables

Para el director de la Dinara, Daniel Gilardoni, los hechos se dieron con muchos más matices que los planteados por los pesqueros. Gilardoni pone paños fríos a la situación y asegura que en la pesca existen muchas más variables que puedan derivar en la baja de la actividad.

“Las prospecciones sísmicas afectan a las poblaciones de peces de diferentes maneras pero no hay estudios muy concluyentes sobre el tema. Producen un espantamiento y eso está relacionado al momento en el que el barco emite el sonido pero los efectos no son de larga duración; son reversibles”, explicó el director nacional de Recursos Acuáticos. Además apuntó que existen otras variables como las climáticas o porque “los barcos salen menos o dedican menos esfuerzo a la pesca”.

“No hay una verdad absoluta en este tema. Los análisis que se hicieron en 2014 y 2015 mostraron que no hubo diferencias significativas en la captura por unidad de fuerza. Decimos que capturamos un 40% menos pero ¿eso fue porque hubo menos peces o porque los barcos salieron menos a pescar?”, cuestionó Gilardoni que también hizo mención a los conflictos sindicales que se sucedieron en esos años.

El director agregó que cotejando los recursos costeros con Argentina, las evaluaciones no muestran que haya habido una disminución del recurso.

“Puede haberse capturado un 40% menos de corvina pero también se capturó mucho menos merluza y eso es porque la principal empresa que la pescaba que era Fripur cerró. A mí me consta que por problemas de colocación, de precios y de falta de espacio en frigoríficos había barcos que salían, hacían su trabajo de un mes, volvían con la carga y tardaban un mes y medio en salir porque usaban los frigoríficos del barco como depósito mientras colocaban la carga”, ejemplificó.

“Dinara no puede decir si las prospecciones fueron las causantes de la baja de la captura”, apuntó.

Por otra parte, Gilardoni señaló que no recuerda que Ancap haya tardado un año en responder una nota enviada por Dinara. “Nunca se pudo concretar la realización de estudios de investigación en los tiempos de la exploración”, finalizó


En el mundo

En 2014, Angeliki Lysimachou, coordinadora de Contaminación del Medio Marino de la organización española Ecologistas en Acción explicó los efectos que provocan las prospecciones sísmicas en los mares europeos. Según Lysimachou, las prospecciones sísmicas tienen efectos directos sobre la fauna marina y las actividades económicas ligadas a ella, como el turismo o la pesca, y llegan a provocar «una reducción de hasta el 70 % de las capturas de pescado en las áreas de los sondeos». A su vez,  las explosiones, que equivalen a detonaciones de entre 30 y 100 kilogramos de dinamita, provocan la muerte de las larvas y huevos, lo que supone pérdidas en la pesca futura.

Por su parte la organización internacional Greenpeace abogó en 2015 por el fin de este tipo de actividades en el Ártico por considerar que ahuyentan e incluso dañan el ciclo reproductivo de los cetáceos.