El paso del tiempo y las emociones encuadradas en la obra Dos Hemisferios

Una obra que invita a sentirse representado

El Ballet Nacional del Sodre (BNS) presentó, del 27 de julio al 6 de agosto, la obra Dos Hemisferios, a la que CRÓNICAS asistió. Entre Memento Mori, con la música del ruso Piotr Ilich Tchaikovsky y Estaciones rioplatenses con las partituras de Astor Piazzolla, la obra transita y aborda la problemática del tiempo y transmite las emociones del Río de la Plata en una conjunción armónica entre el argumento, la música y el baile.

Por Mateo Castells

Al fondo de un escenario baldío y oscuro, iluminados por los últimos focos de la línea de luces, un piano, un contrabajo y un violín tocan las piezas de Las Estaciones, un conjunto de 12 piezas de Piotr Ilich Tchaikovsky en fa menor, y dan inicio a Memento Mori, la primera de las dos partes que componen la obra Dos Hemisferios del BNS.

Tal como lo especifica el nombre del conjunto musical, las estaciones del año son el eje transversal a la obra que, junto al tiempo, su frenesí, sus sobresaltos y el pulcro pulso de las manecillas del reloj, tienen un lugar principal en la trama.

Con las graves notas que se pulsan de las teclas del Steinway y de las cuerdas del contrabajo, que dialogan con los sonidos agudos que emite el violín, un cuerpo de 21 bailarines dan la pauta de lo que el argumento busca transmitir, generando en quien escribe la ansiedad que se siente cuando el tiempo punza, cuando la vida apura y engulle a su paso a la cotidianeidad.

De esta forma, mientras las parejas danzan vestidas con tonos claros y las puntas de madera de las bailarinas suenan en los saltos cuando se producen los silencios debidos de la música, a su alrededor se produce una atmósfera que marca el paso del tiempo y el avance del calendario.

El Río de la Plata, sus emociones y sus estaciones

La pasmosidad uruguaya, con sus grises y sus colores que se desparraman en el día a día, mezclada con la efervescencia porteña y de raíces italianas, se retratan en la segunda parte de la obra.

Bajo el nombre de Estaciones rioplatenses y la música de Astor Piazzolla, con la melancolía intrínseca que un tango del compositor argentino exhala, el cuerpo de baile logra mostrar en sus distintas composiciones y segmentos, lo brusco del amor, la pasión y el desenfreno.

Las parejas, esta vez vestidas con tonos oscuros, se despliegan por el escenario mezclando, de forma fiel a la esencia rioplatense, la intimidad del tango en pareja con la sutileza que el ballet posee.

La obra alcanza su clímax cuando la pasión se representa mediante el encuentro de la pareja de baile principal, que escondidos detrás de las bambalinas simulan un encuentro sensual y amoroso, mientras los instrumentos chillan sus notas más vehementes y el resto de bailarines baila en simultáneo, ajeno.

Con una íntima relación entre el argumento, la música y los bailarines, Dos Hemisferios logra retratar al tiempo de forma que el reloj se satiriza y encuadrar emociones típicas de lo mundano, generando en quien la haya disfrutado, una sensación de reconocimiento.


Palabras de despedida a un compañero que se fue

La función de la obra Dos Hemisferios del día viernes 4 de agosto comenzó con un homenaje a Javier Viña, jefe de audio y video del Auditorio Nacional Adela Reta, quien falleció ese mismo día, en donde todo el equipo técnico estuvo presente al borde del tinglado.

María Noel Riccetto fue la encargada de despedir a su compañero mediante el recitado de un texto que el mismo Viña había publicado en sus redes en el año 2020, donde agradecía y resaltaba la cualidad humana y la capacidad de trabajo de la compañía.

Luego de un cálido aplauso y una atmósfera de total respeto, se abrió el telón del auditorio.