El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó recientemente los datos del censo realizado el año pasado, en el que se contabilizaron 3.499.451 habitantes. En diálogo con CRÓNICAS, la demógrafa Gabriela Pedetti hizo hincapié en los datos más significativos de esta entrega, como el crecimiento de departamentos como Maldonado y la disminución en la cantidad de gente que habita en Montevideo; la baja participación de este censo; las tendencias demográficas de la población uruguaya; y lo que esto puede significar a futuro en materia de política pública.
Luego de varios meses de espera, el INE publicó los datos que se desprenden del último censo, realizado en 2023. Entre otras cosas, el relevamiento fijó la cifra de cantidad de habitantes en 3.499.451, y la cantidad de hogares en 1.659.048. Además, el censo registró algunas tendencias demográficas, como el crecimiento de los hogares unipersonales (eran un 15,1% en 1985 y hoy son el 29,4%); o el tamaño promedio de los hogares, que se estimó en 2,5 personas, un número que va en descenso desde hace décadas.
En conversación con CRÓNICAS, la demógrafa Gabriela Pedetti señaló que los datos arrojados por este censo “presentan continuidad con las tendencias esperadas” por los expertos, ya que hay información que se obtiene mediante registros administrativos, como los nacimientos, defunciones y migraciones, que mostraban unas dinámicas demográficas similares a lo que observamos en el censo. A raíz del mismo, de todos modos, se confirmó que hubo un “crecimiento muy leve o casi nulo”. De hecho, el magro crecimiento desde 2011 se da en parte gracias a las migraciones, ya que los nacimientos reportaron un saldo negativo.
La demógrafa advirtió, de todos modos, que hay que cuidarnos del dramatismo que rodea la reducción en las tasas de fecundidad, ya que no es un fenómeno único del Uruguay, sino que aparece en “la mayoría de los países industrializados y no industrializados”. Por otra parte, la experta señaló que, en este contexto de la baja en la natalidad, es importante estudiar los desafíos que surgen de la situación. “Podríamos empezar por preguntarnos por qué las mujeres deciden tener menos hijos, y hacer políticas públicas que respondan a esas preguntas”, planteó; o, dado el estancamiento poblacional, “preguntarnos ¿para qué necesitamos más personas? o ¿cómo podemos no poner el foco en los futuros niños, sino por ejemplo en la productividad o en el aumento de la participación en el mercado laboral de otros grupos que hoy no están ingresados, o el aumento de la formalidad”. En otras palabras: “¿cuáles son las estrategias frente a una baja natalidad?” enfatizó Pedetti, y aclaró que estas “pueden ser muy diversas dependiendo de lo que uno quiera mirar y el enfoque que quiera darle”.
Novedades a nivel regional
Por otra parte, el censo también mostró una caída de 5,3 puntos porcentuales en la población montevideana. En ese sentido, Pedetti apuntó que, si bien hoy se podría considerar a la capital como “un expulsor” de personas que la habitan, esto no necesariamente significa que esta gente no continúe trabajando y desarrollándose en ella. Ante la constatación de un crecimiento de San José y Canelones, se estima que quienes salieron del departamento más poblado se fueron a áreas circundantes para vivir, pero que siguen formando parte de la economía montevideana. Aun así, Pedetti fue cuidadosa en advertir que, como el INE aún no puso a disponibilidad los microdatos del censo, todavía no se puede sacar conclusiones de este fenómeno.
El departamento que sí sorprendió con sus tendencias poblacionales fue Maldonado, que registró un 24% de crecimiento respecto al censo pasado. Este hecho “sí llama mucho la atención”, puntualizó Pedetti, y remarcó que habría que analizar “qué rol tuvo la Universidad de la República, en todo lo que ha sido el apoyo a la Regional Este, en generar las oportunidades de tener estudios terciarios” en el departamento, y “cuáles son las actividades económicas que se desarrollan” en el mismo, para establecer una razón para este crecimiento tan acelerado.
Omisiones
Otro asunto que llamó la atención de esta entrega fue el hecho de que, por primera vez, el censo uruguayo tiene un 10% de omisión, es decir, que de una de cada diez personas “no vamos a conocer más que las características por edad, sexo y el lugar en que están”, manifestó la especialista. Asimismo, Pedetti explicó que este tipo de censos se realizan más que nada en América Latina, porque en otros países más desarrollados los datos se extraen fácilmente de los registros administrativos, y “en este tipo de relevamiento, un 10% de omisión es bastante relevante”: hablamos de unos 340.000 habitantes que el censo no logró captar.
La omisión suele dividirse en dos tipos. Por un lado, aquellas personas que los censistas no encontraron, que se llaman “moradores ausentes”, a los que nunca se los identificó en el domicilio; y por otro, quienes eligen no responder. Este último grupo es el que aumentó muchísimo, según Pedetti. Esta “no-respuesta” parece concentrarse más en zonas vulnerables, aunque “no hay una respuesta oficial del INE donde diga exactamente por qué se dio un aumento” en este tipo de omisión. El organismo ya ha notado que esto sucede con otros instrumentos, como la Encuesta Continua de Hogares. “Nosotros lo que esperamos es poder contar con los micro datos para poder discernir dónde están ubicadas esas omisiones, para ver cuáles son los sesgos de esa omisión y buscarlos para poder caracterizarlos”, declaró.
Microdatos
Los microdatos suelen estar disponibles en un laboratorio del INE, donde los académicos y técnicos pueden consultarlos específicamente para sus investigaciones. En tanto, Pedetti comentó que están a la espera de que se libere esta base. La demógrafa explicó que este proceso a veces tarda porque, al trabajar en el censo con localidades muy pequeñas, el INE está procesando la anonimización de sus datos para que estas personas no puedan ser identificadas, por su seguridad.