INJU avanza en inserción juvenil en el mercado laboral, aunque persisten “problemas estructurales”

También brinda herramientas para la reinserción educativa de los jóvenes

El desempleo en jóvenes entre 18 y 24 años, a junio de 2022 fue de 26,4%, según un informe publicado por el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), lo que corresponde al triple del desempleo general en Uruguay. La preocupación e incertidumbre crecen entre las instituciones y organismos del Estado y, sobre esto, el director del Instituto Nacional de la Juventud (INJU), Felipe Paullier, dijo a CRÓNICAS: La reforma “tiene un componente de hacer más atractivo al sistema educativo”.

Las herramientas destinadas a jóvenes procuran que más allá de incluirlos en el mercado laboral, puedan reinsertarlos en el sistema educativo, puesto que las cifras de deserción educativa son alarmantes. Para Paullier, este “es un tema estructural vinculado a lo cultural como la falta de experiencia”, y añadió que “un joven no debería cargar con esa mochila”.

Desde hace años, se han implementado programas que van desde primeras experiencias laborales, hasta actividades de capacitación y leyes de empleo, pero en 2021 se aprobó la nueva Ley de Promoción de Empleo que, según Paullier, si bien es pronto para hacer una evaluación, “el impacto no es sustancial”.

“INJU Avanza”

En 2022, entre 1.200 y 1.300 jóvenes participaron del proyecto que busca generar una primera experiencia laboral durante un período de 12 a 18 meses. De ellos, 459 accedieron a su primer trabajo, mientras que 200 se reinsertaron en una propuesta educativa, ya sea formal o informal, lo que para el INJU significó “un proceso exitoso”.

Para aquellos participantes que no lograron insertarse en el mercado laboral, el programa incluye un componente de alfabetización digital para la búsqueda de trabajo y una capacitación a través del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop). 

Además, el INJU realiza un seguimiento y acompañamiento en esos jóvenes mediante una estrategia de salud mental impulsada en conjunto con Unicef a través de tres líneas generales: comunicación, información y acciones. El programa tiene como objetivo concientizar sobre la importancia del factor emocional en la búsqueda de trabajo y dejar a un lado el prejuicio de enfermedad mental cuando se habla de salud mental. 

Otras políticas

La deserción educativa y el desempleo en los jóvenes no es un tema tratado solo por el INJU, sino que existen actores como el Ministerio de Educación y Cultura, la Administración Nacional de Educación Pública, Inefop, entre otros, que promueven programas que abordan la problemática, como el de “Yo estudio y trabajo” y la Ley de Promoción de Empleo.

En tanto, el INJU y el Ministerio de Desarrollo Social se enfocan en algunos sectores de la población y promueven experiencias laborales que enriquezcan a los jóvenes de entre 16 y 24 años que se encuentren en situación de vulnerabilidad para insertarse en empleos de mejor calidad.

Se estima que un 55% de esas personas son jóvenes menores de 25 años, por lo que uno de los logros fundamentales se observa en la reinserción de gran parte de estos al sistema educativo. Tal es el caso del programa “Accesos”, mediante el cual unas 3.000 personas por año acceden a una experiencia de empleo protegido durante siete meses. Junto a ella, reciben un subsidio económico y una capacitación previa para luego emplearse. 

Las expectativas del INJU respecto al 2023 son incorporar dos nuevas dimensiones a su sistema de trabajo. Por un lado, trabajar con adultos referentes y, por otro, generar un componente de dispositivos comunitarios que todavía se encuentra en proceso de planificación y diseño junto con el INAU.


Reforma educativa y tipos de empleo 

Según el presidente del INJU, sería un error querer ver el sistema educativo apartado de las cifras respecto al desempleo juvenil.

Consultado sobre los tipos de empleos a los que acceden, Paullier consideró que “son de primer nivel”. Sin embargo, se trata de jóvenes entre los cuales muchos de ellos no terminaron el ciclo básico y para los que la calidad del empleo se verá condicionada en función de su formación académica. “Es la primera etapa del proceso”, comentó.

La transformación “tiene un componente de hacer más atractivo al sistema educativo para los jóvenes”, dijo y consideró que esta no solo resultaría en una capacitación más amplia, sino también en un mayor acceso a trabajos de mejor calidad. “Hay problemas estructurales con las nuevas generaciones que serían interesantes como un tema de la próxima campaña electoral”, aseveró Paullier.