Antes del final del 2022, el Banco de Previsión Social (BPS) puso en marcha el nuevo régimen de certificaciones médicas. En diálogo con CRÓNICAS, el titular de la institución hizo énfasis en que con esto se pretende “abordar de manera integral y global todo el sistema de certificaciones, tratando de tener información para minimizar los abusos” que se dan en la materia. Este desafío se enfrentará a partir de la integración de la Historia Clínica Electrónica al Sistema Nacional de Certificación Laboral.
Cabrera destacó que la integración de la Historia Clínica Electrónica al Sistema Nacional de Certificación significa la creación de una herramienta que le da apoyo al médico en el momento de hacer una certificación. Esta nueva modalidad le otorga, entre otras cosas, “información al respecto del historial de certificaciones de la persona que está atendiendo y además un tiempo estimado de recuperación”, aseveró. Esto último debe ser valorado por el médico, quien posteriormente debe decidir si mantener o no los plazos establecidos.
Por otra parte, ahora cada certificación será integrada en la historia médica de la persona, pasando a tener la calidad de acto clínico; formándose, a su vez, una base de datos de certificaciones. Consultado por estas nuevas reservas de macrodatos, Cabrera subrayó que sin dudas significan “un insumo para eventuales políticas”. Entre otras informaciones, señaló que se podrá identificar en qué días de la semana se producen más certificaciones, en qué áreas o incluso el tipo de enfermedades que con mayor asiduidad las generan.
Más allá de las nuevas posibilidades que puede brindar esta modalidad, su principal objetivo se encuentra en el combate de las denominadas certificaciones complacientes. El jerarca aclaró que si bien entiende que no será una solución definitiva, desde el BPS tienen “mucha confianza en que este sistema acotará las certificaciones complacientes a una mínima expresión”.
Por otra parte, puso especial énfasis en que a través de la base de datos obtenida, aparece la posibilidad de poder “auditar certificaciones”, lo que de alguna manera disminuye aún más el margen de error. Destacó además que el paso del tiempo implicará hacer ajustes en este y otros aspectos del sistema, ya que su propio ejercicio permitirá identificar aquellos aspectos que no están logrando los resultados pretendidos.
Cambiar implica invertir e innovar
Cabrera comentó que para la puesta en marcha fue necesario invertir fundamentalmente en software. En este aspecto, la responsabilidad fue compartida, puesto que el desarrollo no solo dependió del mismo banco y su equipo técnico, sino también de los distintos prestadores de salud. Dado que la mayoría de los sistemas funcionan con lenguajes diferentes, se estuvo trabajando en el establecimiento de tablas de equivalencia, las cuales codifican, entre otras cosas, las distintas enfermedades.