El documento analiza la situación actual de este tipo de energías en el país, para luego desarrollar un “escenario meta” al que apostar en base a distintas políticas de acción hacia 2050. Una mayor inversión en investigación, desarrollo, innovación y capital humano es el principal camino para llegar a dicho escenario.
El pasado viernes 22, se presentó el informe “Presente y futuro de las energías renovables en Uruguay”. El texto constituye el décimo volumen en una serie de divulgaciones, que forman parte de una Estrategia Nacional de Desarrollo a Uruguay 2050, llevada a cabo por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP).
De esta manera, según explicó Álvaro García, director de dicha unidad ejecutora, el informe analiza el estado actual de las energías renovables en Uruguay -sea hidráulica, eólica, fotovoltaica o de biomasa-. Luego, se presentaron diferentes escenarios a seguir en el camino a 2050, a la vez que se seleccionó uno de ellos como el “escenario meta” y se plantearon distintas políticas a seguir para alcanzarlo.
Escenario meta
“Uruguay alta performance” fue el designado como el más “deseable” entre los posibles cuatro, ya que “indica un futuro susceptible de ser logrado hacia 2050”, según el informe.
Asimismo, provee un número de metas a perseguir para 2050, de acuerdo con García. La “alta performance” propone un rol activo de las empresas públicas en la promoción y desarrollo de tecnologías emergentes asociadas a las energías renovables. Además, se busca fomentar la inversión, desarrollo e innovación financiera tanto en el sector público como privado, e incursar en viviendas energéticamente recibientes como un factor de desarrollo social.
Por último, se persigue -y ya se ha logrado con cierto éxito- la generalización social de la cultura de la sostenibilidad. En ese sentido, el informe da cuenta que “uno de los logros más sobresalientes” ha sido la adquisición de una cultura respecto al tema por parte del 65% de la población.
Persiguiendo el sueño
Finalmente, se diseñaron siete lineamientos estratégicos, ya que “ese escenario meta debe verse reflejado en políticas públicas” que traten de “arribar a él”, sostuvo García.
Ellos son: lo relativo a las “tecnologías del futuro” en energías renovables y sostenibilidad, así como su distribución y transmisión; el rol estratégico de las empresas públicas en la “producción y distribución” de la energía; el impulso en investigación, desarrollo e innovación (I+D+I); el desarrollo de capacidades para la producción de bienes y servicios de “alto valor agregado”. A los anteriores se le suma el apoyo al desarrollo social -generar “viviendas saludables y energéticamente recibientes”-; crear un marco de normas ambientales, y una cultura de la sostenibilidad.
“Esto brinda elementos como para que la sociedad en general y el sector político en particular vayan determinando cuáles son las acciones necesarias para poder dirigirse a ese escenario meta”, concluyó el jerarca.
Comparaciones y datos
Olga Otegui, subsecretaria del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), y Gonzalo Casaravilla, presidente de UTE, aportaron su visión respecto al tema.
La funcionaria comparó la situación actual con diez años atrás, y recalcó lo que se ha avanzado en este tiempo. Según comentó, en 2017 el MIEM informó que el 63% de su matriz de abastecimiento primario eran energías renovables, y lo restante fósiles. “Diez años atrás era exactamente al revés”, puntualizó Otegui.
Esa transformación llevó a que Uruguay se volviera un país exportador de energía, cuando una década antes se importaba. Permite, también, “desarrollar capacidades” y “tener carreras y postgrados” en energías renovables.
El titular de UTE, en tanto, indicó que el ente energético cerró 2018 con un 48% de energía generada a base de energías renovables no convencionales. Ese porcentaje, a su vez, se distribuyó entre energía eólica (38%), fotovoltaica (3%) y biomasa (7%).
Por último, añadió que el principal desafío es trabajar en el tema de capital humano. “Si esa materia gris la ponemos al servicio del país productivo, en particular en el área de la energía, concebimos que esta área es un derecho y ponemos justamente a las personas a trabajar en ese derecho tratando de darle al Uruguay esa energía estando así haciendo lo correcto”, reflexionó Casaravilla.