Preocupa el crecimiento de la industria de los drones y se busca aumentar los controles

En Sudamérica > URUGUAY FUE PIONERO EN LA REGULACIÓN PERO DEBE ACTUALIZARSE

El incremento que ha tenido en Uruguay el mercado de los drones es muy similar al que ha ocurrido en el resto del mundo. Sin embargo, la convivencia de estos dispositivos con la aviación convencional en el espacio aéreo nacional, desvela a la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (Dinacia) por los problemas que pueden generarse.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

Volar sin interferencia y sobre todo sin accidentes, es lo que buscan las autoridades. Es por esto que recientemente la Dirección de Seguridad Operacional de la Dinacia, decidió sumar tres personas al equipo de trabajo dedicado al control del uso de los drones en el país, que hasta hace poco se conformaba solo por dos.

Uruguay fue pionero en Sudamérica en materia de reglamentación de la utilización del sistema aéreo no tripulado. De hecho, en 2014 se implementó la primera resolución, que clasificó a estas aeronaves según su peso en tres categorías –la primera franja, hasta los 25 kilos; la segunda, desde los 25 a los 260 kilos; la tercera, de 260 en adelante-, y por su uso en dos –comercial y recreativo-.

Esa norma establece obligaciones a quienes operan estos aparatos. Entre ellas, la prohibición de traspasar la frontera, de llevar pasajeros, de elevarse por encima de los 120 metros sobre el nivel del terreno, y de volar arriba de concentraciones de personas en áreas congestionadas –es decir, que tienen mucha edificación-. Si el dron es utilizado con fines laborales, deben cumplirse requisitos más exigentes (ver recuadro).

Si bien la regulación ha funcionado bien hasta el momento, la tecnología avanza a una velocidad tan grande que es necesaria una actualización. Así lo aseguró en entrevista con CRÓNICAS el inspector del Departamento de Operaciones de la Dirección de Seguridad Operacional de la Dinacia, Claudio Maltese.

Consultado sobre las novedades de los drones que podrían llegar a requerir de nuevas normas, el especialista ejemplificó que los fabricantes de estos dispositivos han ampliado el espectro de una manera tan extensa, que ya hablan de operaciones autónomas. ¿Qué significa? “Son aquellas en las cuales después que el dron sale, no hay nada que lo haga volver, es decir, el ser humano no puede intervenir en el decurso de esa operación que está planificada en el cerebro electrónico de la máquina”, explicó.

Hasta hace poco, según lo que se exponía en foros internacionales al respecto, las operaciones automáticas sí eran aceptadas dado que en éstas, luego de programar el aparato, en algún momento el piloto interviene. Sin embargo, las autónomas no eran tan bien vistas por el peligro que pueden generar. Pero ahora la corriente cambió y este mecanismo está siendo más utilizado, y va camino a ser “normal”. Puede ser usado, por ejemplo, para supervisar los cultivos en las granjas.

El problema que esto presenta es que los drones planean en el espacio aéreo donde al mismo tiempo vuelan otros vehículos, por lo cual se pueden producir accidentes. Es por este motivo que las autoridades deberán esforzarse en establecer ciertas reglas para proteger la seguridad del vuelo, comentó Maltese.

Controles y denuncias

Claudio Maltese

Controlar el cumplimiento de la normativa es difícil, admitió el experto, dado que todavía son solo dos las personas que se ocupan de esta área –hasta que se consolide el nuevo grupo-. Como no tienen la posibilidad de estar presentes en muchos departamentos simultáneamente, se valen de denuncias, algunas de ellas hechas por organizaciones como la Asociación Uruguaya de Drones, y también por particulares.

Quienes denuncian, generalmente, son aquellas personas que se sienten vulneradas en sus derechos debido a que cuentan con el permiso de trabajo para operar drones, mientras que hay otros que no lo tienen y por tanto están haciendo una competencia desleal. El trámite se hace directamente en la Dinacia, aunque desde allí reconocen que los controles no son suficientes.

“En otros países sucede lo mismo, pero la diferencia es que las personas son más apegadas a cumplir con las normas, a observar los reglamentos, y nosotros tal vez seamos un poco más laxos en ese sentido”, opinó Maltese.


El uso de los drones en actividades laborales

La Dinacia se encarga de mantener un registro de aquellos que realizan actividades comerciales con drones, es decir, que obtienen una remuneración mediante el uso de los mismos. Por lo tanto, quienes se dedican al deporte o la recreación, no tienen la obligación de inscribirse.

Según dijo a CRÓNICAS Jonathan Ferrés, integrante del equipo de Maltese, es requisito obligatorio en los casos de uso comercial registrar a la empresa, y que el piloto que vaya a manejar el dispositivo apruebe un examen en la Dinacia. En este momento hay unos 120 operadores habilitados.