Salud mental: la pandemia desafió a desarrollarla, y se generó una mayor preocupación sobre el tema

Bagnato > “Se democratiza el acceso a la psicología, y es un desafío poder sostenerla”

En diálogo con CRÓNICAS, los expertos Ricardos Bernardi y María José Bagnato analizaron la salud mental en el 2020. Según el representante de la Academia Nacional de Medicina, la pandemia implicó “un desafío muy claro para desarrollar aspectos que se consideran muy importantes” en la materia, mientras que para la docente Grado 5 de la Facultad de Psicología, “hay una mayor oferta o preocupación sobre el tema”, aunque también hizo hincapié en que se debe analizar “diferenciando los contextos sociales”.

Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo

El año pasado significó un desafío muy especial para la población nacional e internacional en materia de salud mental.

Así lo evaluó, en diálogo con CRÓNICAS, Ricardo Bernardi, psiquiatra y representante de la Academia Nacional de Medicina (ANM). A su entender, se dio un primer impacto cuando llegó el covid-19 al país, “lo desconocido”, lo cual generó temor; “luego se fue agarrando confianza, perdiendo el miedo, y a final de año tuvimos una bajada a la realidad”, sostuvo. Para el especialista, por tanto, sobre fines de 2020, hubo “una suba de confianza en la gente y una baja de percepción del riesgo del virus” (ver recuadro).

Por otro lado, la pandemia configuró también un desafío muy claro para desarrollar aspectos que se consideran muy importantes en la salud mental, argumentó el experto.

A modo de ejemplo, citó la definición de salud mental de la Organización Mundial de la Salud, respecto a lo que se considera una persona sana. En este sentido, esto implica mantener una relación sana “consigo mismo y los demás”, es decir, que permita cuidar, enriquecer y desarrollarse. “Eso es exactamente lo que nos obliga la pandemia, a cuidarnos y, al mismo tiempo, a tratar de mantener un desarrollo lo más sano posible, de la relación con uno mismo y con los demás”, afirmó Bernardi.

Este mismo concepto se puso a prueba en los tres sectores que, según el psiquiatra, son los más vulnerables a raíz de la pandemia. Por un lado, las personas mayores, que pueden quedar muy aislados y tener que enfrentar sentimientos de soledad, depresión o desánimo. Por otro, los adolescentes, que están en pleno período de socialización y necesitan estar en contacto con sus pares. El otro sector está compuesto por el personal de la salud. Asimismo, Bernardi advirtió que estos a tres grupos poblacionales “se les está ejerciendo un sobreesfuerzo”.

En materia de salud mental, a las personas mayores, adolescentes y personal de la salud “se les está ejerciendo un sobreesfuerzo”, según Bernardi.

Al respecto, detalló que para algunos este esfuerzo excesivo puede conllevar un fortalecimiento de la salud mental, mientras que para otros “toca zonas débiles o frágiles que suelen traer las consecuencias de estrés agudo o crónico”.

Variables y puntos positivos

Por su parte, la profesora Grado 5 de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República (UdelaR), María José Bagnato, se refirió, en conversación con CRÓNICAS, a la importancia de la salud mental, y cómo toma distintos focos según las poblaciones.

“Hay una mayor oferta o preocupación (sobre el tema), pero creo que esto no puede dejarse de analizar diferenciando los contextos sociales”, reflexionó, y agregó que “es importante pensar” que la sociedad uruguaya es muy diversa, por lo que “hay repercusiones en distintos contextos”. Por esta línea, instó a que, al momento de realizar estudios sobre el caso, no deben de ser totalizantes de la población uruguaya, sino más bien dirigidos a distintos sectores.

“Una cosa es Montevideo y otra el Interior; una cosa son las áreas urbanas y otra las áreas rurales; un aspecto son los distintos sectores sociales y otro son las edades de las personas. El desafío mayor para quienes investigamos cuando hablamos de los impactos en la salud mental tiene que ser el poder diferenciar y clarificar en qué sector de la población nos estamos refiriendo”, apuntó la académica.

En tanto, Bagnato reconoció dos principales factores que ayudan a prever un panorama positivo para la salud mental de cara al año que empieza.

En primer lugar, el desarrollo que se dio desde la facultad en la que trabaja para generar una experiencia de teleasistencia que puede dar un sostén y posibilidades de una oferta que hasta ahora no existía, según explicó. De esta manera, “se democratiza un poco el acceso a la psicología en áreas de salud mental, y creo que es un desafío poder sostenerla de esa manera, y en ese sentido es positivo”, señaló.

El segundo punto a favor es el cambiar los paradigmas y atender la salud mental, la cual, hasta ahora, había estado relegada al contexto de los trastornos mentales, consideró la docente. La pandemia, entonces, permitió ver “que la salud mental es parte de la salud, y que no es indisociable una de la otra”.


“Comunitarización”, no miedo

Durante las últimas semanas de 2020 los casos de covid-19 se dispararon en el país, logrando nuevos récords y, así, se llegó a lo que los expertos del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) catalogaron como la “primera ola” del virus en Uruguay.

Ante esta realidad, Bagnato analizó qué cambió a nivel de percepción de la pandemia por parte de la gente. 

“Al principio, cuando había pocos casos en Uruguay, fue porque hubo un contexto de protección en los primeros meses, de un mensaje muy claro, de muchas recomendaciones, de quedarse en casa y de reducir las actividades”, comentó. En este sentido, añadió que “si hay una actividad social, por más que haya un cuidado individual, es impensable que el virus no se propague”. Según la experta, la situación actual es algo más compleja, y va más allá de que las personas simplemente le perdieron el miedo al covid-19.

“No se puede reducir a que la población deja de cuidarse. Porque también hemos visto el flujo que hay de personas que vienen por frontera terrestre, que es más difícil de controlar y, de hecho, es donde también se ha producido algún foco”, continuó Bagnato.

Por último, insistió en que cuando el virus “se comunitariza” también las estrategias de intervención para la prevención y promoción de salud deberían hacerse más comunitarias. Es decir, que si no se asumen a nivel comunitario estrategias de promoción y prevención desde la salud y los sectores sociales educativos, es muy difícil que pueda haber un encare diferente de la pandemia.

“Me parece que también habla de un fracaso en la comunicación”, reflexionó finalmente la docente de la Facultad de Psicología.