“Tenemos una oportunidad tecnológica muy potente en el país y debemos ajustar el sistema educativo”

Renato Opertti, experto en educación y presidente del Consejo Asesor de la OEI

Entrevistado por CRÓNICAS, el académico planteó que hay “una discusión pendiente” sobre cómo repensar la educación para dar sentido a los usos de la tecnología, y llamó a abandonar una educación tradicionalmente “adultocentrista” en pos de una conformada por “inteligencias colectivas compartidas e intergeneracionales”. A su vez, vaticinó que con el advenimiento de la inteligencia artificial generativa se conformará una tríada en la que alumno, profesor e IA cocrearán como socios.

Según Renato Opertti, magíster en Investigación Educativa, presidente del Consejo Asesor de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y asesor de proyectos internacionales del Instituto de Educación de la Universidad ORT, el impacto y celeridad en el desarrollo de las tecnologías de inteligencia artificial generativa “colocan desafíos muy fuertes a la educación desde muchos ángulos”, incluyendo el laboral.

En palabras del experto, un primer problema es centrar la discusión en las herramientas tecnológicas, su potencialidad y procesos, en lugar de tomar directamente “el desafío de tener una visión educativa sólida y potente que les dé sentido a los usos de las tecnologías», lo que genera “un desfasaje entre la irrupción de las mismas y el repensar la educación”.

“¿Para qué roles y funciones queremos usarlas? ¿En qué tipo de educación y en qué tipo de sociedad?”, se preguntó. Recordó que Uruguay cuenta con la ventaja comparativa que representan Antel y Ceibal, con “una base muy sólida de conectividad, acceso a plataformas y recursos educativos”. “Tenemos una oportunidad tecnológica muy potente en el país y debemos, de alguna forma, ajustar el sistema educativo. Las evaluaciones PISA, si se estudia la evolución del Uruguay desde Ceibal a la fecha, no muestran una mejora de los aprendizajes”, dijo el académico.

En ese sentido, repensar la educación es, según Opertti, preguntarse “cómo ese potencial tecnológico que tiene Uruguay puede ser una herramienta fundamental para que mejore en los aprendizajes”. Otra tarea pendiente es “cómo esa combinación tecnoeducativa puede ser utilizada para que el país pueda mejorar sus condiciones de sostenibilidad, competitividad, la excelencia de recursos humanos, y nos permita proyectarnos en el mundo de mejor forma, con una sociedad más justa, inclusiva y desarrollada”, sentenció.

La quinta revolución industrial

Para Opertti, la cuarta revolución industrial, desde el punto de vista laboral, ocurrió en 2016-2017 y planteaba la automatización de ciertas tareas rutinarias y de baja intensidad cognitiva que hacían las personas, pero pasaron a ser reemplazadas por inteligencia artificial (IA).

En la misma línea, actualmente estaríamos viviendo la quinta revolución industrial y ya “no plantea solo la automatización, sino la complementariedad entre los humanos y los robots”. En este sentido, la “pregunta clave” es cómo formar a las personas para que puedan trabajar en esta relación de alta intensidad cognitiva con la IA, porque “a medida que uno le hace buenas preguntas y le hace buenos planteamientos, crece y responde mejor”.

“Hoy, por ejemplo, ya no vamos a formar alumnos solamente en términos individuales, sino que van a tener que cocrear con la IA. Si trabajan como socios, entonces tenemos que formar pensando en ese socio para coproducir y para coescribir, entre otras”, afirmó, para luego sentenciar que en la actualidad se vive una relación “triangular” de coproducción entre alumnos, educadores e IA.

Finalmente, consultado sobre cómo materializar lo anterior en un país con un elevado número de personas mayores, dijo que la sociedad tiene que virar desde una educación adultocéntrica hacia una con “inteligencias colectivas compartidas intergeneracionales”, es decir, “aprendizajes de ida y vuelta entre diferentes generaciones, donde cada uno va aprendiendo en diferentes ciclos de su vida”.

El papel de las empresas

Opertti también aseguró que el rol de las empresas privadas es fundamental porque “hoy por hoy, una de las principales vías de transformación de la educación en el mundo es la educación dual, en la que el alumno trabaja en un ciclo de interacción entre la empresa y el centro educativo”.

En ese sentido, el profesional se mostró proclive a “terminar con la diferenciación entre la educación secundaria y la educación técnico-profesional” para que pase a ser “parte de la formación universal de los jóvenes”, porque “lo que necesitamos hoy son personas que piensen universalmente y apliquen particularmente”.

“Todo joven tiene que tener la posibilidad de acceder a una formación universal que combine las humanidades, la ética, las ciencias, las tecnologías y el trabajo. Entonces, no es que a unos los formes para una cosa y a otros no, sino que debe existir una formación universal porque las posibilidades reales de las personas de trabajar dependen de su capacidad de integrar diferentes piezas de conocimiento para abordar desafíos”.