Menor crecimiento global, más volatilidad en los mercados financieros y de materias primas, presiones inflacionarias y endurecimiento monetario, generaron una fuerte reducción de los flujos de capital hacia los mercados emergentes. En este marco, el crecimiento económico promedio de la región en la década 2014-2023 se ubicará en 0,8%, que es menos de la mitad que el crecimiento promedio de la famosa “década perdida” de los 80 (2%).
Los ministros de Finanzas de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) mantuvieron una reunión de alto nivel en la sede de la Cepal en Santiago de Chile, donde acordaron avanzar en el diseño de una agenda común regional en respuesta a la crisis económica mundial.
El encuentro, del que participaron autoridades de 18 países de América Latina y el Caribe, fue inaugurado por José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de Cepal, y Camillo Gonsalves, ministro de Finanzas de San Vicente y las Granadinas, país organizador del evento en su calidad de presidente pro tempore de la Celac.
Allí se analizó el contexto macroeconómico global y regional, la situación fiscal, las implicancias fiscales de satisfacer las necesidades de inversión para la adaptación y mitigación del cambio climático y el fortalecimiento del avance en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Vamos juntos
En su discurso, Salazar-Xirinachs destacó la importancia de generar encuentros regionales de autoridades de finanzas, para brindar espacios de diálogo que contribuyan a la construcción de agendas comunes para enfrentar los vaivenes de la economía global.
Añadió que la región enfrenta condiciones globales que dificultan mucho la conducción de la política macroeconómica.
El conflicto entre Rusia y Ucrania contribuyó a debilitar el ritmo de crecimiento global, generó mayor volatilidad en los mercados financieros y de materias primas internacionales, lo que reforzó las presiones inflacionarias mundiales y llevó a los bancos centrales de las economías avanzadas a un acelerado y sincronizado endurecimiento de la política monetaria en el año 2022, para anclar las expectativas de inflación, reduciendo fuertemente los flujos de capital hacia los mercados emergentes, explicó.
“Esta es la coyuntura que enfrentamos, agudizada por los choques externos y las secuelas de la pandemia. En este contexto, la política macroeconómica tiene que lidiar con una desaceleración del crecimiento económico y el aumento de la inflación, que coexisten con las urgencias de reactivar las economías, crear empleos de calidad y de fortalecer las políticas sociales”, sostuvo.
Agregó que el crecimiento económico promedio de la región en la década 2014-2023 se ubicará en 0,8%, que es menos de la mitad que el crecimiento promedio de la famosa “década perdida” de los años 80 (2%).
Destacó que las circunstancias actuales, caracterizadas por grandes necesidades y fuertes restricciones, requieren, por una parte, revisar los pactos fiscales sobre la base de un marco de sostenibilidad de las finanzas públicas que combine el aumento de los ingresos con un mejor uso de los recursos por el lado del gasto, y por otra, reformas en el sistema financiero internacional para facilitar la reestructuración de la deuda externa.
Por su parte, Gonsalves llamó a reposicionar a la Celac como un organismo activo que aborde los retos que enfrentan los países de la región, y subrayó la importancia de crear un espacio fiscal para el desarrollo en respuesta a los desastres, que permita acelerar el logro de los objetivos para alcanzar un desarrollo transformador.
Asimismo, sostuvo que los problemas de la deuda regional se originan en choques externos más que en el mal manejo macroeconómico de los países de la región.