Economía entró en recesión en el primer trimestre del 2020, previo al mayor impacto del Covid-19

Pandemia > Medidas de contención “impactaron en forma significativa en algunas actividades de servicios”

Foto: Presidencia

Aunque el período de análisis apenas incluye 15 días de emergencia sanitaria, los datos de actividad de la economía uruguaya correspondientes al primer trimestre del año, ya comienzan a evidenciar el impacto negativo del Covid-19. El PIB se contrajo 1,6% en enero-marzo medido en términos interanuales, y 1,4% respecto al trimestre anterior. Eso, sumado a la caída del trimestre octubre-diciembre, determina que la economía ingresó oficialmente en recesión. El impacto más fuerte se espera para el segundo trimestre del año.

El informe de Cuentas Nacionales del BCU siempre se espera con atención, ya que ahí se puede observar en detalle la evolución de la economía en general, así como el desempeño de los diversos sectores, y de los componentes del gasto. Sin embargo, el publicado ayer miércoles, correspondiente al primer trimestre de 2020, no era uno más, ya que es el primero que recoge -aunque muy parcialmente- los efectos de la emergencia sanitaria.

Incluso la presentación del informe arranca con un apunte, donde se señala que “en el contexto de la Emergencia Sanitaria declarada el pasado 13 de marzo por el Gobierno, las distintas actividades económicas se han visto afectadas en diferente medida en la segunda quincena del mes de marzo”, razón por la cual se siguieron una serie de recomendaciones metodológicas para recopilar la información, realizadas por la Cepal.

En concreto, en el primer trimestre del año el Producto Interior Bruto (PIB) registró una caída de 1,4% en comparación con igual trimestre del año pasado, y una reducción de 1,6% en términos desestacionalizados respecto al trimestre anterior. En ambas comparaciones, la merma de la actividad económica se da por el comportamiento negativo de la mayoría de los sectores, a excepción de Transporte, almacenamiento y comunicaciones, división muy influida por el uso de datos. En particular, se destacó el desempeño negativo del agregado Otras actividades; Agricultura, ganadería, caza y silvicultura; y Suministro de electricidad, gas y agua.

“En estos resultados incidieron las medidas para la contención del contagio del Covid-19 a partir de marzo, las que impactaron en forma significativa en algunas actividades de servicios”, señala el informe del BCU.

Es importante destacar que los datos correspondientes al segundo trimestre del año posiblemente marquen la mayor contracción de la actividad (las cifras oficiales se conocerán en setiembre), aunque se estima que a medida que se van retomando actividades, la economía comience a mejorar en la segunda mitad del año.

Desde el enfoque del gasto, la demanda interna aumentó en comparación con el primer trimestre de 2019, lo que se explica por el incremento tanto del “Gasto de consumo final”, como de la “Formación bruta de capital”. Esta última se debe a la mayor acumulación de stocks, ya que la “Formación bruta de capital fijo” se mantuvo en niveles similares al año 2019.

Por su parte, las exportaciones se contrajeron 5,8% respecto al primer trimestre de 2019, lo que se explica por la caída registrada en bienes y en servicios, mientras que las importaciones crecieron 9,2% en términos interanuales, con subas tanto en bienes como en servicios. Estos comportamientos llevaron a que se registrara una evolución desfavorable del saldo de balanza comercial.

Sectores

La actividad Agropecuaria registró una caída de 7,7% en el primer trimestre del año medido en términos interanuales, lo que se explica tanto por el deterioro del sector agrícola, como pecuario. En el caso del sector agrícola, la baja se debe mayormente a la menor producción de soja en la zafra 2019-2020, asociada a la caída de rendimientos respecto a la zafra anterior que fue elevada en términos históricos. Por su parte, el sector pecuario cayó por la menor producción en la ganadería de carne, especialmente la faena de vacunos. La producción silvícola aumentó como consecuencia de una mayor demanda de las industrias procesadoras de madera.

Las industrias manufactureras se mantuvieron prácticamente estables en comparación con enero-marzo 2019 (-0,1%) debido a la mayor actividad en la elaboración de jarabes y concentrados, pulpa de celulosa y la refinación de petróleo, contrarrestada por la caída en la producción del resto de las industrias del sector en su conjunto. En particular, se destaca la incidencia negativa de la industria frigorífica y en menor medida de la fabricación de productos textiles.

Suministro de electricidad, gas y agua tuvo una caída de 18,3% debido a la menor generación de energía con fuentes renovables, particularmente con destino al mercado externo.

La actividad de la Construcción disminuyó 5,3% en el primer trimestre del año, debido a descensos tanto en la construcción de Edificios (que ya se venía observando en períodos anteriores) como en otras construcciones (en particular obras del Ministerio de Transporte, UTE y Antel, que no lograron ser compensadas por las obras de infraestructura vinculadas a la construcción del Ferrocarril Central y la instalación de la segunda planta de celulosa de UPM).

El sector Comercio, reparaciones, restaurantes y hoteles se contrajo 2,9%, con caídas generalizadas al interior de la agrupación. Se destaca que la actividad de los restaurantes y hoteles mostraban una reducción en la demanda tanto por turistas como por residentes, principalmente a partir de marzo, asociado a la crisis sanitaria. En ese sentido, cabe esperar que este sector se vea impactado de forma sustancial en el segundo trimestre del año.

Transporte, almacenamiento y comunicaciones incrementó su valor agregado en 4,4% como consecuencia del crecimiento de los servicios de comunicaciones (en particular servicios de datos por la mayor demanda generada por la crisis sanitaria). Por el contrario, el transporte y almacenamiento tuvieron una caída debido al descenso del transporte de pasajeros (consecuencia de las restricciones a la movilidad) y en menor medida del transporte de carga.

Por último, el agregado “Otras actividades” se contrajo 3%, destacándose los descensos de los servicios personales y en enseñanza (cuya actividad presencial fue suspendida a partir del 16 de marzo a raíz de la declaración de emergencia).