Carolina Cosse: “En el gobierno de Lacalle la gente pasó mal y yo no quiero que el país vuelva a eso”

EN PANINIS | ESPECIAL PRECANDIDATOS

Carolina Cosse, precandidata por el Frente Amplio


Es la única mujer que se presentará en las próximas elecciones internas y apunta a ganar esa carrera. De hecho, asegura que no le preocupan las encuestas y que no piensa en la Vicepresidencia. Si llega al gobierno, no va a llevar adelante un “continuismo”, sino un “avance con mirada nueva”, señala. Por otro lado, deja entrever que un triunfo del líder opositor, Luis Lacalle Pou, implicaría algunos riesgos, puesto que ve en su figura “las mismas ideas de recorte” del último gobierno blanco.


 El menú  La ingeniera degustó ensalada de hojas verdes con zanahoria y huevo, que acompañó con agua mineral.


Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-¿Dónde se imagina el 1º de marzo del año que viene?

-Yo voy a estar donde el pueblo uruguayo defina.

-¿Qué considera que puede aportarle al Frente Amplio (FA) en caso de ganar la interna?

-Creo que puedo aportar en función de la experiencia que tengo demostrada, de haber tomado una empresa como Antel y haberla puesto en lo más alto del nivel de una empresa en competencia, y haber sentado las bases para la construcción del mundo digital del futuro. Lo que yo puedo aportar es esa capacidad de construir futuro y la firmeza necesaria en una cantidad de decisiones que se van a tener que tomar para conducir el país.

-¿Por ejemplo, firmeza en qué puede aportar?

-En general yo armo muchos equipos, me integro a ellos para trabajar en todos los temas, es decir, ordeno el trabajo alrededor de temas y no de competencias, y después conduzco y llevo para adelante los proyectos sin temor, con firmeza.

-¿Por qué cree que la gente debería votarla a usted?

-Porque el país ha avanzado mucho, se han construido cimientos del Uruguay del futuro; yo entiendo cuáles son los parámetros de construcción del futuro y he demostrado que cuando llevo adelante las cosas, mi principal preocupación es que nadie quede atrás. Nosotros tenemos una población joven que está bastante preparada para el futuro gracias a los gobiernos del FA, pero tenemos otra porción de la población a la que le falta, que no está preparada, y yo quiero que Uruguay avance hacia el futuro sin que nadie quede atrás.

-En muchas encuestas usted había comenzado a la par de Daniel Martínez, pero ahora se ha alejado un poco. ¿Cómo toma esos datos? ¿Es algo que le preocupa?

-No, no me preocupa, por múltiples motivos. Yo soy una persona con formación científica, sé leer las encuestas, entiendo qué fotografía están tomando, entiendo la dependencia que hay con la muestra y han variado a lo largo del tiempo. Vivimos en una realidad compleja y no hay que atenerse a una sola forma de leerlas. Además, yo vivo en contacto muy estrecho con la realidad y siento que mi campaña está yendo muy bien, que el contacto con la gente es muy bueno. Yo estoy haciendo propuestas concretas y la gente eso lo agradece, y voy a seguir haciéndolas.

-“No veo proyectos de país en los candidatos del FA” a diferencia de lo que ofrecían Vázquez, Mujica y Astori, dijo Bonomi a CRÓNICAS cuando usted ya era precandidata. ¿Habló del tema con él? ¿Cómo ve el recambio generacional?

-Ese tema no lo he hablado con él… seguramente evolucionó y las propuestas que hemos hecho se fueron entendiendo mejor. El FA nació como un fenómeno de renovación y después lo siguió siendo. Tabaré fue una gran renovación, Pepe también, y yo soy parte de ese proceso. Lo que yo estoy proponiendo como proyecto de país es encarar una segunda generación de cambios donde Uruguay siga avanzando pero distinto. Yo no propongo un continuismo, sino que apoyados en la acumulación de cuestiones positivas, incluso analizando los nuevos problemas que tenemos, llevemos adelante un avance con mirada nueva, disruptiva. Por eso propongo siete horas para todas las escuelas, por ejemplo, y se puede hacer un análisis que implica que no hay que duplicar la cantidad de escuelas ni el presupuesto, o sea, esa clase de análisis para mí son de segunda generación.

-¿Por qué dice que no propone un continuismo? ¿En qué le gustaría renovar?

-Hay una experiencia acumulada de gobierno, del cual yo formé parte, que sirve para el FA, para proponer no solo hacer las cosas mejor, sino hacer cosas nuevas, desde otro encare, entonces, así como propongo escuelas de siete horas, también propongo medidas para generar trabajo, para complementar la política macroeconómica, así que eso es segunda generación.

-El MPP recibió a todos los precandidatos antes de optar por darle su respaldo a usted. ¿Se sintió desde un comienzo apoyada? Porque se dijo que no era una candidatura que compartiera todo el movimiento, como sucedía con Mujica.

-Sí, contundente respaldo y, de hecho, la votación en su Congreso fue abrumadora. Además lo siento cuando trabajo con ellos, cuando recorro el Interior, Montevideo. Estamos trabajando muy bien, yo siento un fuerte respaldo y una adhesión de una gran cantidad de gente independiente, incluso de otros sectores que no me apoyan oficialmente y que me quieren votar. Justamente por eso estamos configurando para estas internas una lista que se va a llamar Lista Amplia, para que si vos querés votar a Carolina Cosse como candidata a la Presidencia y no querés votar a un sector [de los que la apoyan], lo puedas hacer.

-¿Le gustaría acompañar la fórmula como candidata a vicepresidenta?

-No tengo mi cabeza en eso ahora.

-Pero no se niega, ¿o sí?

-Ni lo considero por ahora. Tengo un objetivo en la campaña y después veremos todos con el FA; no es una decisión que vaya a tomar yo sola, es una decisión del FA.

-“A Carolina la conocen un poco más porque la obra de la fibra óptica y todo lo que desarrolló desde Antel, fue pago a pago”, dijo a CRÓNICAS la vicepresidenta, Lucía Topolansky. ¿Cree que eso le dio cierta proyección nacional?

-Yo me he pasado recorriendo el país trabajando en Antel y como ministra también, es mi trabajo.

-¿Y cree que eso pudo haber ayudado a que fuera más conocida en todo el país?

-No sé. A mí me parece que sea cual sea la posición que uno ocupe, si hace las cosas bien y las comunica bien, la gente es inteligente y lo reconoce.

-¿Cuánto incidió el avance del movimiento feminista uruguayo para que por primera vez sea posible que el país tenga una presidenta?

-Yo soy un resultado de ese fenómeno, se lo debo a ese avance, no me cabe duda. Y no hay un feminismo, entendí que hay muchos –diferentes corrientes y formas de encarar lo mismo-, pero hay un ánimo común de avanzar por la igualdad, de lograr un mundo mejor basado en un esquema de relacionamiento sin violencia cultural.

-¿Qué dos o tres medidas tomaría inmediatamente después de asumir si le tocara gobernar?

-Armar un gabinete paritario, implementar el proyecto de las escuelas de siete horas, poner en práctica los mecanismos para fomentar la inversión privada en la obra pública, armar un instituto o una agencia, algo independiente del Ministerio de Salud Pública, para el tema de técnicas y medicamentos de alto costo.

-Por el contrario, ¿qué riesgos visualiza si el FA pierde el gobierno?

-Yo creo que Sanguinetti no va a ser presidente y creo que en el gobierno de Lacalle la gente pasó mal.

-De Lacalle padre…

-Sí, sí. La gente pasó mal, el sistema de salud era un desastre, los salarios, si crecían, lo hacían menos rápido que los precios, subía la inflación; yo no quiero que el país vuelva a eso.

-¿Y cree que si le tocara gobernar a Lacalle Pou pasaría esto que menciona? ¿No puede haber una renovación, que es lo que él plantea? Una “evolución”, más precisamente.

-Puede ser, no sé. La renovación va mucho más allá de los nombres; uno puede poner otra persona, pero si las ideas son las mismas…

-¿Usted ve en ese sector o en ese partido las mismas ideas del último gobierno blanco?

-Sí, veo las mismas ideas de recorte en función de recortar salarios.

-Sin embargo, Lacalle Pou propone llevar adelante “un gobierno para evolucionar” y justamente hace hincapié en que no eliminaría todo lo que hizo el FA.

-¿Sabés qué pasa? Que la credibilidad hay que ganársela. Los gobiernos del FA la tienen, porque han llevado adelante un programa que es el que lo llevó al gobierno, y lo que no podemos decir en ninguno de los casos es que se desentendió de ese programa. Podrá haberlo cumplido o no, podrá haber llegado más allá o más acá, pero lo que no se puede decir es que miró para otro lado; eso es credibilidad y yo sé que el que la tiene es el FA.

-Si no hay mayorías parlamentarias, tal como prevén los analistas, ¿cómo se imagina negociando con el resto de los partidos?

-El sistema político es fuerte, debe ser más fuerte, y el diálogo y la negociación son parte inherente del mismo. Yo estoy muy acostumbrada a promover diálogo y a negociar en situaciones muy difíciles, incluso muchos sindicatos me han pedido que arme mesas de negociación, empresarios también; he participado en negociaciones con empresas enormes a nivel mundial que terminaron, por ejemplo, en un cable submarino de 12.000 kilómetros, así que de eso sé bastante.

-¿Qué fue lo peor y lo mejor que le dejó la izquierda en estos 15 años al país?

-Lo mejor son los índices bajísimos de mortalidad infantil y de madres, el Plan Ceibal, el Plan Ibirapitá, junto con Antel, con una infraestructura para el futuro, y haber demostrado que se puede crecer sin bajar salarios. Lo peor, que todavía hay flagelos con los que tenemos que luchar, como la violencia de género, donde todavía queda mucho por hacer.

-¿Los desencantados con el FA tienen razón al sentirse así?

-Son fenómenos muy personales. Cuando uno toma partido por algo, es un proceso de reflexión que yo entiendo que es íntimo. Yo les diría que los necesitamos, que recuerden que nuestros abuelos y padres militaron años y años sin ver el fruto de su militancia porque las cosas llevan tiempo, y que seguramente al FA le quedan cosas por hacer, pero hay que seguir caminando.


“Si las políticas sociales no son acompañadas de una genuina inserción laboral, no son sustentables”

-¿Qué lugar ocuparían en su eventual gobierno las políticas sociales?

-Las políticas sociales han sido muy importantes en la reducción de la pobreza y para aliviar la indigencia, pero si no son acompañadas de una genuina inserción en el mundo del trabajo, no son sustentables. Yo voy a hacer mucho énfasis en el trabajo, y en esta segunda mirada de la que te hablaba al principio tenemos que ver cómo hacemos para ser más efectivos. Por ejemplo, en el tema de la infancia hay cientos de programas que habría que unificar, quizás tener un único fondo para la infancia y la pobreza. O sea, [es necesario] reorganizar para la efectividad, pero además una fuerte política de promoción del trabajo.

-¿Hoy hace falta unir las políticas sociales al trabajo?

-Sí, es un proceso que está en condiciones de dar el segundo paso y madurar, por eso planteo una segunda generación [de reformas]. Hay algunos signos, por ejemplo, el proyecto que tenemos con mujeres víctimas de violencia doméstica, que las capacitamos con Inefop como electricistas, y con UTE les damos trabajo para que hagan la instalación interna de los hogares colgados que se regularizan. Así les estás dando autonomía económica a esas mujeres, que es fundamental, porque muchas de ellas ni se animan a denunciar o después no pueden salir porque no tienen autonomía.