“En Uruguay hay una falta de políticas sectoriales que le permitan al sector industrial impulsarse”

EN LA CORTE

Daniel Caggiani, senador del Frente Amplio

Caggiani, que nuevamente asumió una banca en el Senado de la República, tiene claro cuáles serán los principales desafíos que tendrá el país en los próximos cinco años: seguridad, inclusión, productividad y competitividad. En entrevista con CRÓNICAS, el legislador destacó que hacen falta “políticas sectoriales que le permitan al sector industrial impulsarse”. Por otro lado, lamentó el problema del atraso cambiario, así como de los costos asociados a la competitividad de la economía nacional y de la inserción internacional.

Por Oscar Cestau | @OCestau y Mateo Castells | @teocastells


Menú: El senador eligió, de la carta de La Corte, Merluza grillé con puré de papa y calabaza, que acompañó con agua sin gas. De postre optó por flan casero y un café.


-¿Cuál va a ser el enfoque de este Parlamento oficialista a lo largo de este gobierno?

-Es un nuevo Parlamento, con una composición muy variada. La Cámara de Senadores representa a tres partidos y en la Cámara de Diputados hay seis. Entonces, tiene mucha diversidad y ha tenido mucho recambio desde el punto de vista de las primeras presencias en ámbitos nacionales. Sin dudas, todo tiempo nuevo genera mucha expectativa y, que el Parlamento Nacional haya asumido el 15 de febrero, abre también una nueva geografía política, con una nueva expectativa a raíz de lo que surgió del resultado de las elecciones y por los desafíos que hay por delante. Este no es un país parecido al que tuvo que asumir el Frente Amplio (FA) en su primera experiencia en 2005, sino que es un país que adolece de otros problemas, algunos estructurales y otros urgentes.

-¿Cuáles son esas diferencias?

-Este es un país que ha tenido, si se mira la película larga, en estos 40 años de democracia ininterrumpida, la presencia y protagonismo del FA, con 15 años de gobierno nacional y varios de gobiernos departamentales, siendo la primera fuerza política desde 1999 hasta acá. Una de las diferencias es que en 2004 era una incógnita lo que iba a hacer el FA en el gobierno, más allá de tener experiencia en gobiernos departamentales. Eso es una incógnita que hoy está despejada y el FA representa certezas para los actores económicos y sociales en términos de lo que puede desarrollar y cuáles van a ser sus compromisos. También es verdad que es un país diferente porque la sociedad tiene otras urgencias y los puntos de partida cambiaron. No tenemos un 20% de desocupación, casi 60% de niños bajo la línea de la pobreza y un endeudamiento por encima de lo que producía el país en un año, como ocurría en 2004. Hoy hay una pobreza que llega a dos dígitos, concentrada en niños y con la agudización de que cada vez nacen menos niños. Uruguay es un país que está en actividad, pero que tiene problemas como un endeudamiento de 11 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) comparado con 2019, un déficit fiscal muy parecido al último año de gobierno del FA, pero también con una deuda social más importante, sobre todo en materia laboral y de ingresos de los hogares. También hay un problema de atraso cambiario, de los costos asociados a la competitividad de la economía nacional y de la inserción internacional, donde hay desafíos importantes.

-¿En qué temas, de todos los que mencionó, va a poner énfasis el gobierno entrante?

-El primero tiene que ver con la inseguridad y con cómo lograr reducir los niveles de violencia crecientes en la sociedad uruguaya, que se han agravado año a año, más allá de que haya habido cambios en los indicadores. Hoy la sociedad uruguaya es mucho más violenta en todas sus esferas. Además, si uno compara la tasa de prisionalización que tiene Uruguay hoy, son los guarismos más altos de la región y del mundo. Y, aun así, la gente no se siente más segura. Ahí hay un primer elemento, porque una nación tiene sentido en tanto ofrece seguridad a sus conciudadanos para ejercer libremente sus derechos y desarrollar su vida. Esto no se ataca con una medida mágica, sino que debe haber un conjunto de medidas estructurales que nos debe encontrar a los distintos partidos y a toda la sociedad en sintonía para construir algunas medidas de largo plazo.

-¿No habría que implementar una política de Estado para este problema? ¿Es tan difícil?

-Es más fácil decirlo que hacerlo, que es el gran problema que tiene Uruguay. En esto comparto con el actual presidente que Uruguay tiene acumulaciones positivas que le han permitido en muchos casos tener políticas nacionales. En ese sentido, a veces nos ha costado sentarnos en la mesa y ponernos de acuerdo, pero después, por la vía de los hechos, ha habido acuerdos silenciosos en algunos temas. Y creo que ahora la designación del Ministerio del Interior tiene que ver con eso, porque, que siga Diego Sanjurjo como asesor del nuevo ministro tiene que ver con una línea de continuidad interesante y positiva. Debe ser la primera vez en la historia del país que, habiendo un cambio de gobierno y de signo político, el director nacional de la Policía se mantiene. El borrón y cuenta nueva en estos tiempos tan difíciles de Uruguay no existe, el país tiene que reconstruir algunas señas de identidad. Pero hay que tener un clima para que estas políticas existan y para eso necesitamos personas que generen ese clima.

-Orsi luego del resultado del balotaje dijo que iba a tener una postura dialoguista. ¿Cómo se va a materializar esa actitud?

-Al contrario de lo que fue el anterior gobierno, este va a ser de mucho diálogo. A esta altura del año, hace cinco años atrás, recibíamos la noticia de que se nos iba a mandar una ley con más de 500 artículos que desconocíamos nosotros y los propios integrantes de la coalición. A esta misma altura en 2025, nosotros concretamos una reunión interpartidaria con todos los actores políticos con representación parlamentaria, para delinear una hoja de ruta en materia de cuál va a ser la participación de la oposición en empresas públicas y para lograr tener acuerdos mínimos en integración de los organismos de contralor. En ese marco, el Parlamento también tiene la necesidad de construir acuerdos y eso también estuvo presente en la reunión que hicimos. En definitiva, estas son señales importantes de diálogo.

-Habló de seguridad. ¿Qué otros temas serán prioritarios?

-El tema inclusión, en el más amplio sentido, es uno de los problemas que la ciudadanía tiene. No solo porque tenemos uno de cada cuatro niños están por debajo de la línea de pobreza, sino que además son personas que nacen y van a integrar un hogar pobre. Ahí hay un componente de exclusión y pobreza muy potente, donde hay que brindar una atención prioritaria. También, el crecimiento y la producción son temas importantes. En Uruguay no solo hay un atraso cambiario considerable, sino que hay una falta de políticas sectoriales que le permitan al sector industrial impulsarse. Hoy vemos sectores industriales con dificultades importantes. Existe una falta de políticas del Estado para fomentar estos temas, asociado a la competitividad y cómo las empresas públicas son motores del desarrollo y contribuyen a desarrollar una buena política industrial. 

-La situación económica del país presenta poco margen de maniobra. ¿Han mantenido reuniones con el equipo económico para entender y saber cuáles serán las posibilidades económicas para abordar los problemas que usted menciona?

-Hay un aspecto importante en cuanto al punto de partida del actual gobierno, que se terminará de concretar en la Rendición de Cuentas. Creo que el punto de partida es bastante delicado, que, si a su vez le sumás los problemas institucionales, como cuál es el estado de situación de algunas instituciones públicas… Uruguay debe tener una mejora en el gasto público, y que entren funcionarios que no están preparados para un cargo y que no lo hacen por concurso de méritos, también es un gasto discrecional e ineficiente. En estos cinco años no hubo un plan de infraestructura, donde no solo el sector público invierta, sino donde también el sector privado tuviera una cartera de negocios para invertir. La Cámara de la Construcción planteó la necesidad de tener un consorcio para poder discutir con el futuro gobierno y me parece que es algo importante.

-¿Van a revisar los artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC)?

-Seguramente, sí. Primero, porque está dentro de la propuesta de gobierno del FA. Hay propuestas en las bases, que no es que tienen que ver con reestudiar artículos de la LUC, sino con reestablecer la participación de los actores sociales en primaria y secundaria, por ejemplo. También hay una necesidad importante de ajustar todo lo relacionado con hacer negocios utilizando dinero en efectivo. Por otro lado, hay muchas cuestiones relacionadas a flexibilizaciones que se establecieron con la LUC, que buscaban posibilidades para que los privados hagan negocios, pero que después terminaron siendo rendijas muy grandes para que actividades no lícitas pudieran desarrollarse.

-¿Espera que la Ley de Presupuesto genere tensiones entre los distintos sectores que componen al FA?

-No, creo que es natural que haya tensiones, porque la manta siempre es más corta de lo que uno quisiera, más en el contexto actual que es embromado. El FA tiene experiencia en el gobierno nacional y los compañeros de la bancada tienen experiencia también.


“Lo único claro en el mundo actual es la incertidumbre”

-En el mundo actual que tiende al proteccionismo y al cobro de aranceles, con un Mercosur políticamente con disparidades, ¿cómo cree que es mejor moverse en lo que tiene que ver con la inserción internacional?

-Lo único claro en el mundo actual es la incertidumbre. El nuevo gobierno de Estados Unidos, en lugar de brindar certezas, ahonda en las incertidumbres y hay una particularidad de que pegan por tres bandas, por el tema político, por el precio del dólar y del petróleo, que son variables muy importantes para la economía uruguaya. Acá tiene que haber menos declaraciones y más acciones, en tiempos donde las tempestades son complejas y el resguardo en la región, sin ser específicamente el Mercosur, es importante. Principalmente, para tener claro un panorama. La región no es un nicho de bondad, es el continente más desigual del mundo, con problemas de democracia y crimen organizado. Pero mirar a la región hoy puede significar tener una cobertura en tiempos complejos y al mismo tiempo tener posibilidad de construir fortalezas para que, en la medida que las turbulencias amainen, poder tener una mirada más global.