La conflictividad laboral aumentó un 14% con respecto a 2017

Para 2019 >Se espera menor conflictividad que la ocurrida en 2018

El Instituto de Relaciones Laborales de la Universidad Católica del Uruguay publicó su informe sobre las relaciones laborales, correspondiente al año 2018. Del mismo se desprende que durante este período la conflictividad laboral aumentó un 14% con respecto al año pasado, y que se registraron 104 conflictos, es decir, uno menos que en el 2017. De todas formas, no se alcanzó el nivel de 2015, que fue el mayor de los últimos años. La educación fue el sector que presentó mayor conflictividad, representando un 59%.

En el 2018 hubo un total de 104 conflictos, uno menos en comparación con el año pasado. A su vez, junio y agosto fueron los dos meses del año con mayor conflictividad, y se registraron siete paros generales, un número alto en contraposición con años anteriores. La causa de las paralizaciones fueron los reclamos por la lentitud en la negociación colectiva y la definición en la Rendición de Cuentas. Más de la mitad de los conflictos que ocurrieron este año se debieron a reclamos salariales.

A los paros generales realizados para reclamar por la negociación colectiva y un mayor presupuesto, se agregaron otros tres: en enero, en repudio a la violencia y el asesinato de un taxista; el 8 de marzo, para poder concurrir a la marcha del Día de la Mujer; y el 31 de octubre, en solidaridad por la huelga de hambre que llevaban adelante los trabajadores de Montevideo Gas.

La alta conflictividad sectorial en junio se debió a las protestas en la educación en torno a la Rendición de Cuentas. Además del paro general que realizó ese sector, también se llevaron a cabo ocupaciones y paros parciales en liceos de Montevideo y el Interior. La educación fue el sector donde hubo más conflictividad laboral durante este año, representando un 59% de los conflictos. Aparte de los reclamos por el presupuesto para esa área, se solicitó más seguridad en los centros de estudio debido a situaciones de violencia denunciadas por alumnos y docentes en diversos liceos y locales de la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU).

La construcción fue el segundo sector donde se registraron más conflictos. En este caso, la mayor parte de las protestas tuvieron énfasis en la solicitud de mejores condiciones de trabajo a causa de dos fallecimientos de trabajadores.

En tercer lugar, se ubicó el transporte, donde se registraron conflictos en los transportistas interdepartamentales, el transporte de carga, el combustible, el arroz y los taxis.

Resultados

En un contexto económico adverso, Uruguay mejoró algunos de sus indicadores en los últimos meses del 2018. Si bien a lo largo del año las cifras se fueron corrigiendo a la baja, se espera que el 2018 cierre con un crecimiento moderado y una inflación que se ubicaría cerca del 8%. Al mismo tiempo, los resultados más desfavorables se presentan en el mercado de trabajo, con una tasa de empleo que viene bajando y un desempleo que aumenta.

Perspectivas

El mayor desafío que se tendrá en 2019 será resolver los problemas del mercado de trabajo. Al ser el próximo un año electoral, eso deja escaso margen para modificar el presupuesto, por lo tanto, se estima que la conflictividad laboral se reduzca como sucede en cada último año de un gobierno.


Conflictos destacados

El movimiento “Un Solo Uruguay”, conocido como los “autoconvocados”, es un grupo que nació a principios de este año, cuando productores rurales se juntaron y por medio de las redes sociales comenzaron a hacer reclamos económicos para el sector.

Los productores que integran la agrupación están principalmente relacionados a la lechería, la ganadería y la agricultura.

En enero se hizo una movilización en Durazno donde manifestaron su discordancia con las medidas del gobierno.

Tiempo después, el gobierno anunció medidas como la rebaja del combustible y la electricidad, pero los autoconvocados expresaron que estas eran insuficientes porque solo favorecían a unos pocos productores.

Otro de los conflictos destacados de este año fue el del sindicato de trabajadores de Conaprole, que pidieron a mediados de año aumentos salariales. Sin embargo, los empresarios consideraron estos reclamos como “exagerados” teniendo en cuenta la situación del sector.

Durante julio y agosto los trabajadores pararon la producción en varias ocasiones, lo que tensó la relación con los productores porque si bien entendían que no iba dirigido hacia ellos, los afectaba directamente. En setiembre, después de varias negociaciones, el conflicto llegó a su fin.

Finalmente, el sindicato metalúrgico volvió a traer a la mesa de negociación de este 2018 el reclamo por la reducción de la jornada laboral. Los trabajadores planteaban acortar las horas semanales de trabajo de 48 a 44 sin pérdida de salario, pero los empresarios creen que este pedido es inviable.