“Cuando la Fiscalía va en contra de los poderosos, enseguida empiezan los problemas para los fiscales”

EN HYATT CENTRIC

Willian Rosa, presidente de la Asociación de Magistrados Fiscales del Uruguay

El caso Besozzi trajo un “recrudecimiento mayor” de una estrategia de desprestigio institucional hacia Fiscalía, de parte del Partido Nacional (PN) y sus dirigentes, con una discursiva “similar” a la que utilizó el kirchnerismo en contra del fiscal de la causa en contra de Cristina Fernández de Kirchner. Así lo explicó Willian Rosa en entrevista con CRÓNICAS, en la que también subrayó que la fiscal general interina, Mónica Ferrero, “parece haberse emprendido en contra de los fiscales” y que es “irrisorio” que haya decidido no publicar formalizaciones.

Por Mateo Castells | @teocastells


Menú: El entrevistado degustó triangoli lombardi rellenos de gorgonzola y peras a la manteca de limón y salvia con reducción de aceto, que acompañó con agua sin gas. Para la sobremesa, eligió café.


-¿Cómo describiría la situación laboral actual de los fiscales en Uruguay?

-Agobiante. El agobio es una palabra bastante descriptiva, porque los fiscales tienen la función de perseguir delitos, pero hay distintas maneras de llegar al conocimiento de cómo fue ese delito. El fiscal está en un organismo jerárquico que debería tener trazada una política pública de persecución penal con instrucciones generales, que se hicieron en el 2017 para otra realidad y nunca más se actualizaron ni se pusieron en cuestión, y prácticamente están en desuso. Entonces, el fiscal trabaja con los delitos que se le antoja al legislador, que está bien porque la política criminal viene diseñada por el legislador, pero está bajada a tierra por la policía, que debería ser el auxiliar de la Fiscalía, pero al final es el que le dice a la Fiscalía qué tiene que trabajar. A qué delitos se les va a prestar atención en un patrullaje y qué zonas se van a patrullar, no lo decide el fiscal. Entonces, el agobio pasa por estar persiguiendo una zanahoria, absolutamente apaleados por políticos, medios de prensa y la ciudadanía, y por la propia institución. Hoy tenemos una fiscal general que realmente parece haberse emprendido en contra de los fiscales, desde sus decisiones hasta resoluciones que limitan licencias o no ceder ante la posibilidad de negociar. Todo este microclima agobia, donde el fiscal no tiene una motivación real para estar dentro de la institución. Más allá de la vocación de servicio, no hay una motivación para ser fiscal.

-¿De qué manera se asocia toda la situación que narra a lo acontecido con el caso Besozzi?

-Lo que ocurrió con el caso Besozzi, fue que se vio el recrudecimiento mayor de una estrategia de desprestigio institucional, que no es propia de Uruguay. Cuando la Fiscalía va en contra de los poderosos, enseguida empiezan los problemas para los fiscales. Y esos problemas son de diversa índole. Primero, los allegados a esos poderosos van a atacar a la Fiscalía constantemente. Prefiero usar ejemplos foráneos para que, cuando estas personas se den cuenta de que están haciendo lo mismo que sujetos que tal vez no les caigan en gracia, se den cuenta. Estas acusaciones a la fiscal del caso Besozzi, son las mismas que se le hacían al fiscal que persiguió a Cristina Fernández de Kirchner. Y esa es la estrategia del tero, de cantar en un lado distinto a donde están los huevos, que sirvió a la perfección, porque la centralidad de la discusión es que esta fiscal y la Fiscalía están en contra de Besozzi y el PN, y no se habla del fondo del asunto. Esto es tan así, que los delitos por los que está imputado y las consideraciones que se tiene sobre que los dirigentes y gobernantes entiendan que pueden usar los dineros públicos para intereses particulares, son cosas que están fuera del foco de atención. Entonces, la gente no las visualiza. Hoy la población considera absolutamente desastroso ser un chorro y serlo merece la cárcel, pero no visualiza que una persona que se sirve de los dineros públicos para intereses particulares genera un daño terrible.

-Los cuestionamientos a Fiscalía de parte de políticos, medios y de la población han sido recurrentes en el último tiempo, principalmente en aquellos casos que tomaron mayor gravitación mediática y en los que estaban involucrados actores políticos. ¿A qué atribuye esto que le menciono? ¿Es una consecuencia de no tener un fiscal general, algo que vulnera y expone a la Fiscalía?

-Por supuesto. Tiene absolutamente que ver con eso. A nivel regional, existen estudios de que eso se hace intencionalmente. No en vano, el 25% de los ministerios públicos de la región están acéfalos. La Fiscalía argentina, en materia federal, está acéfala desde el 2016. Se entiende que esto sirve porque genera una especie de empate político, donde yo no nombro un fiscal general que propongas vos y no tengo que soportar un fiscal general designado por vos y me aguanto el no designarlo yo.

-¿Eso explica que en el período de gobierno anterior no se haya designado uno?

-Parece que sí. Y después, si no hay un fiscal general, es imposible que la Fiscalía tenga una aplicación de política pública de persecución penal a corto, mediano y largo plazo. Si hay un fiscal general designado que en su hoja de ruta dice que va a priorizar la corrupción y los políticos le dan los votos, ¿cómo van a hacer después para atacar a la Fiscalía? Entonces, si se le da ese apoyo a un fiscal general, cuando aplique su política de perseguir la corrupción, no se van a poder pelear con alguien que ellos mismos nombraron. Hoy, con la división que hay en el Parlamento, me animaría a decir que, si hay un nombramiento de un fiscal general, es por unanimidad.

-¿Ve lejano pensar en un fiscal de Corte que tenga la aprobación de todos?

-Se puede. No caigamos en esta ingenuidad de decir que se va a buscar dentro de la Fiscalía a alguien que no sea de ningún partido político, porque en Uruguay y en cualquier país deciden en cada elección. Es más probable que un fiscal que hace 30 años que está en Fiscalía no tenga actividad política ninguna, porque desde que ocupa su rol, no pudo haber desempeñado ninguna actividad política. 

-El próximo fiscal de Corte, a su entender, debería tener una trayectoria dilatada en Fiscalía para evitar sesgos políticos.

-Por supuesto. El riesgo de nombrar un fiscal de adentro de la Fiscalía es que sea corporativo y defienda los intereses de los fiscales y no los intereses generales. Ese riesgo es fácilmente desvirtuable desde el punto de vista de que la persona tiene que aplicar, presentar currículum y una hoja de ruta clara: qué va a hacer, cómo y con qué plata. Todo el mundo debe poder controlar qué es lo que está haciendo esa autoridad, que es tan importante. La Fiscalía no puede dejar de comunicar lo que hace. Es irrisorio que alguien haya decidido, como decidió Mónica Ferrero, no publicar formalizaciones. La Fiscalía debe seguir visibilizando qué es lo que hace.

-¿A qué responde esa medida de Ferrero?

-Lo sitúo en el momento en el que pasó. La Fiscalía venía publicando las formalizaciones hasta el caso Besozzi, que ha tenido todo un efecto sobre nuestra institución, y la fiscal general decidió no publicarlas más. No digo que sea intencional, pero el hermetismo decidido por la Fiscalía favoreció la estrategia de quienes la criticaban. Entonces, si la Fiscalía como institución mostraba la imputación de una persona y la ciudadanía juzgaba esa decisión, el foco se ponía en la misma imputación. Ahora, si eso se esconde, el foco estará en lo lateral.

-En definitiva, es una decisión que responde a presiones. 

-No me animaría a decir que responde a presiones. Me parece muy vago el argumento que dio la fiscal general para tomar esa medida. Es increíble que le preocupe el principio de inocencia del ciudadano Guillermo Besozzi y no de todas las otras personas de las que sí se publicaron sus formalizaciones. El principio de inocencia no se veía vulnerado, porque lo que se muestra es lo que hace la Fiscalía. Para que no se vulnere el principio de inocencia, hay que explicarle a la gente lo que sucede. La estrategia de hermetismo desfavoreció los intereses de Fiscalía. No puede pasar que el organismo no tenga comunicación con la ciudadanía y que esta se entere de lo que hace Fiscalía por la prensa o los políticos, que le van a dar su interpretación de los hechos. Tal vez haya gente que le interese tener una Fiscalía debilitada, a la que se le pueda meter la pata. Quien tiene la sartén por el mango en la designación de un fiscal general es Yamandú Orsi.

-¿Cree que la presencia de Jorge Díaz en el Ejecutivo hará que finalmente se designe a un fiscal de Corte?

-Es ver para creer. 

-Pero ¿no sería lógico pensar que quien fue fiscal de Corte y defendió los intereses de la institución durante años, promueva una decisión de este estilo?

-Por supuesto, sería lógico. Ahora, es ver para creer. En su momento, cuando Gustavo Zubía fue electo diputado, pensábamos que podríamos ir al Parlamento a plantearle nuestras inquietudes. Y Zubía fue uno de los promotores de la limitación del proceso abreviado, la limitación de la suspensión del proceso y también de la politización de la Fiscalía con el triunvirato como intercambio de figuritas. Vos decís, Díaz fue fiscal general, entonces va a entender nuestras necesidades. En febrero teníamos el tema de Conexión Ganadera, tuvimos una entrevista con Díaz diciendo que la Fiscalía de Conexión Ganadera iba muy lenta. El fiscal hacía 15 días que había agarrado el caso y decir eso no se aplicaba en absoluto. Yo lamento que la discusión del fiscal general debería haber sido antes del presupuesto. A Orsi le pedimos una reunión en octubre, cuando era candidato a presidente. Cuando fue electo lo volvimos a hacer y hace poco también.

-¿Y cuál fue la respuesta?

-“Recibido”. No sé si no hay interés en hablar con la Asociación de Fiscales, porque yo veo que por temas de interés se recibe a colectivos y sindicatos. No es que estamos frente a un gobierno de puertas cerradas. 

-Eso que narra, se asocia a lo que describía sobre el interés del poder de tener una Fiscalía debilitada…

-Este es el estado de situación, donde no se habla de la designación de un fiscal general, que fue una crítica que se hizo. Jorge Díaz criticó a Lacalle Pou porque como presidente no envió una propuesta para la designación de un fiscal general. Yo comparto esa visión de Díaz. Es el presidente quien tiene la potestad y hasta la obligación constitucional de la designación de un fiscal general. Era responsabilidad de Lacalle Pou, ahora es de Yamandú Orsi.


“El problema de Gabriela Fossati es que está permanentemente hablando de casos donde tuvo intervención”

-¿Cómo impacta en la imagen de los fiscales que Gabriela Fossati, que estuvo al frente del caso Astesiano, haya ocupado una lista del PN?

-Pasó con Gustavo Zubía, pasó con Gabriela Fossati y pasó con Carlos Negro. Hoy en día, los fiscales no tienen ningún impedimento sobre lo que hacen después de salir de Fiscalía. Lo que eligieron estas tres personas, lo hicieron amparados en su libertad. Ahora, mientras un fiscal trabaja como fiscal, debe estar totalmente alejado de las lógicas políticas partidarias por la sensibilidad de la tarea que desarrolla. No puede empañarse la tarea de un fiscal por estas suspicacias. Lo que entiendo al respecto de lo de Gabriela Fossati, es que el problema es que está permanentemente hablando de casos donde tuvo intervención que tenían líneas de investigación abiertas. Cuando estoy en la Fiscalía y tengo un caso que no está formalizado, me aplica un deber de reserva. Es muy peligroso irme de Fiscalía y ponerme a hablar de ese caso. Sobre todo, si voy a utilizar la información del caso con intencionalidad política, porque ahí se está utilizando información privilegiada a la que tuve acceso por mi tarea para una finalidad particular.