Uruguay atraviesa un crecimiento leve marcado por desafíos estructurales y un contexto global adverso, según coincidieron los economistas Jorge Caumont, Julio de Brun y Javier de Haedo en un desayuno de trabajo organizado por la Asociación de Dirigentes de Marketing del Uruguay (ADM). Si bien la economía muestra señales de expansión, persisten tensiones en materia fiscal, laboral y social. Durante su participación, de Haedo fue categórico al referirse a la “herencia fiscal” que recibió este gobierno, a la que calificó como “muy complicada”.
El pasado martes 24 de junio, ADM realizó en el Hotel Radisson de Montevideo un Desayuno de Trabajo, en el que economistas expertos dialogaron sobre las perspectivas de la economía actual. Los reconocidos Jorge Caumont, Julio de Brun y Javier de Haedo fueron los encargados de desarrollar las exposiciones en la oportunidad.
En su discurso, Caumont advirtió que la economía uruguaya presenta un “crecimiento declinante”, afectada por secuelas de la sequía y un contexto internacional poco favorable. En el primer trimestre el PIB creció 3,4% frente a igual período de 2024, sin embargo, el experto no prevé expansión en los próximos 12 meses. Destacó que hoy trabajan 217.000 personas más que antes de la pandemia y que la tasa de empleo alcanzó el 59,6% frente al 54% de 2020.
Sobre la inflación, el experto valoró el nivel actual de 5% como “satisfactorio” y respaldó la meta oficial de 4,5%. En cuanto al sector externo, remarcó que la balanza de pagos muestra un déficit de US$ 812 millones, cifra menor que en años anteriores. También advirtió que la combinación de altas tasas de interés y la meta de mayor inversión genera contradicciones. Asimismo, alertó que reducir la jornada laboral al mismo costo podría aumentar el desempleo, dado que la oferta laboral no siempre coincide con la demanda.
Desafíos para garantizar la competitividad
En la misma línea, Julio de Brun advirtió que Uruguay enfrenta un crecimiento limitado por factores estructurales que afectan la calidad y educación de la mano de obra. Destacó que se observaron mejoras luego del impacto de la crisis en Argentina en 2023 y que se puede esperar un crecimiento cercano al 3%, aunque con tendencia decreciente en los próximos años.
Para el economista, el gran reto de Uruguay es “recuperar el superávit primario, lograr de esa manera un resultado fiscal que permita estabilizar y eventualmente a la larga reducir el peso de la deuda sobre el producto”, pero no prevé cambios significativos en la política económica antes de que se conozca el Presupuesto Nacional. Además, subrayó que la estrategia monetaria debería continuar en la búsqueda de una inflación en el entorno del 4,5%, para lo cual podrían requerirse nuevas subas de la tasa de interés.También insistió en que Uruguay enfrenta un costo laboral elevado para la mano de obra calificada, lo que limita su competitividad en un país que “nada en agua tibia cuando en el mundo hay bajas tasas de interés”. Sobre el contexto global, señaló que EEUU, Europa, Japón y especialmente China enfrentan “problemas fiscales graves” y deben mantener su tasa de interés baja, pero que si esta última supera la deflación con estímulos, el panorama para la región y para Uruguay podría volverse favorable.
Una herencia fiscal “muy complicada”
A su turno, Javier de Haedo alertó que el crecimiento económico es clave para enfrentar la pobreza y garantizar la solvencia fiscal. Señaló que casi un quinto de los uruguayos son pobres y que un tercio de los menores de edad viven en esa situación.
El economista destacó la importancia de la matriz de protección social uruguaya, pero recordó que esta “fue diseñada para quienes estamos en la formalidad” y que alrededor de 400.000 personas quedan excluidas. “Una economía que crece más, puede dar mayores aumentos de salarios y puede generar más empleos, sin embargo una economía que crece poquito no”, afirmó.
Sobre la situación fiscal, prevé un “gradualismo” para corregirla, con un ajuste de apenas 0,3% del producto que “no es nada” y que hará que la deuda pública aumente algunos puntos al cargar “la mochila recibida del gobierno anterior”.
En ese sentido, de Haedo catalogó la situación fiscal que heredó este gobierno como “muy complicada”. El economista dijo que el incumplimiento de la regla fiscal por parte de la administración encabezada por Luis Lacalle Pou no solo se dio en el último año (2024), sino también en el penúltimo (2023). “En última instancia, las reglas se pueden incumplir si no hay consecuencias para quienes las incumplan; en todo caso tienen un valor moral”, reflexionó.
De Haedo fue más allá, y se refirió a las postergaciones de pagos para este año que dejó la pasada administración. “Si aquí hay proveedores del Estado, se van a encontrar con que muchos no han cobrado todavía”, comentó. “Hubo facturas que se registraron y son deuda flotante, hay facturas que no se presentaron a ser contabilizadas y hay facturas que ni siquiera se presentaron ante el ministerio o la oficina correspondiente para no tener que cargar con el costo financiero del IVA de esa factura”, añadió.
Agregó que “la herencia fue muy complicada”, y que el actual gobierno se ha manejado con un “difícil equilibrio para dar la mala noticia”. “Desde el punto de vista político imagino que se salían de la vaina para poder decir ‘miren lo que nos dejaron’, pero por otro lado no podían decir toda la verdad porque están los organismos internacionales y las calificadoras de riesgo y los inversores en bonos uruguayos que podrían decir: ‘¿Cómo es esto? ¿Cuál es la solvencia del país?’”
También subrayó que la inversión necesita revisarse para garantizar que aporte al crecimiento, y recordó que cuando “hubo viento a favor”, entre 2002 y 2014, la economía alcanzó un crecimiento de 5,5% anual. “Pero cuando el viento se calma, el velero no avanza”, alertó, al mismo tiempo que el atraso cambiario y el hecho de que “Uruguay es un país caro” afectan la competitividad. Por último, remarcó que para alcanzar la meta de inflación del 5%, los aumentos salariales deberían rondar el 6% para el primer año y el 5,5% para el segundo, donde se beneficiarán los salarios más bajos.