Pese a su descenso, un desalineamiento de las expectativas es el mayor riesgo que ve el BCU

Economía crecería en torno al 2,5%, “su ritmo de tendencia”, durante todo el horizonte de política

Aunque se observa una reducción de la incertidumbre internacional, se advierte que aún sigue siendo elevada, según surge del Informe de Política Monetaria (IPOM) que publicó el Banco Central del Uruguay (BCU). Los principales riesgos en el escenario económico internacional refieren a la situación de la región, el ritmo de salida de la fase contractiva de la política monetaria en los países desarrollados, las dificultades para sostener el dinamismo de la economía china y la evolución de conflictos geopolíticos y comerciales. Por su parte, a nivel doméstico, los mayores riesgos corresponden al potencial desalineamiento de las expectativas de inflación respecto al objetivo.

En cuanto al contexto internacional, el IPOM destaca una reducción de la incertidumbre respecto al trimestre pasado. En particular, se percibe un ambiente más propicio para el logro de acuerdos comerciales y cierta baja de tensión en algunos de los principales conflictos geopolíticos. Sin embargo, se advierte que el contexto sigue marcado por las tensiones y la incertidumbre.

En este escenario, desde el BCU se estima que la economía uruguaya crecería en torno al 2,5% anual, “su ritmo de tendencia”, durante todo el horizonte de la política monetaria (HPM). El principal motor de la economía continuaría siendo el consumo privado, y en menor medida, la inversión privada y el gasto público.

No obstante, la proyección de PIB para este año se corrige a la baja debido a “los menores datos de inicio”, aunque en el resto del horizonte muestra un dinamismo algo mayor, lo cual es “consistente con un escenario donde se diluyen las disrupciones de oferta global”.

Por su parte, la inflación se mantendría dentro del rango de tolerancia durante todo el HPM, marcando una senda “inferior a la presentada en los dos escenarios incluidos en el IPOM anterior”.

Riesgos externos

En cuanto a los principales riesgos que puede afectar el escenario base planteado por el BCU, se remarca el elevado nivel de incertidumbre. En el frente externo, los principales riesgos refieren a la situación macrofinanciera de la región, el ritmo de salida de la fase contractiva de la política monetaria en los países desarrollados, las dificultades para sostener el dinamismo de la economía china y la evolución de conflictos geopolíticos y comerciales.

Respecto al nivel de actividad, se señala que la región constituye “el principal riesgo a monitorear”. Se advierte que persisten los desequilibrios macroeconómicos y la incertidumbre económica y política, lo cual implica un riesgo con probabilidad de materialización alta e impacto medio sobre el PIB de Uruguay. Si bien Argentina viene “evolucionando favorablemente”, se advierte que aún persisten “riesgos en la continuidad de su plan, en el marco de la incertidumbre del sector externo y el ciclo electoral que ha despertado cierta volatilidad en las últimas semanas”. En el caso de Brasil, se alerta por una elevada incertidumbre respecto a la consolidación fiscal y la evolución de la inflación. “En caso de materializarse, dificultaría el crecimiento y podría desencadenar salidas de capitales en la región, impactando negativamente en Uruguay por sus efectos sobre el nivel de actividad y sobre la estabilidad financiera.

Por su parte, el riesgo geopolítico-comercial incluye los impactos de los conflictos bélicos en desarrollo, que se agravaron durante el trimestre y que tienen potenciales consecuencias financieras y sobre los precios de los commodities. Además, el efecto de la guerra comercial, asociada a la incertidumbre por los aranceles con los que amenaza EEUU y las medidas de represalia de los países afectados, “podría conducir a una fragmentación a nivel global”. La probabilidad de materialización se eleva respecto al trimestre anterior, y tiene un impacto medio sobre la actividad. Con este movimiento, este riesgo alcanza la zona naranja.

Riesgos internos

Por su parte, a nivel doméstico los mayores riesgos corresponden al potencial desalineamiento de las expectativas de inflación respecto al objetivo del 4,5%. “La probabilidad de ocurrencia de este riesgo se mantiene en la zona amarilla-naranja”, señala el IPOM.

Según se explica, si bien las expectativas de inflación de los distintos agentes encuestados se redujeron, desde el BCU se entiende que, para consolidarlas en la meta, restan aún por definirse “algunas señales de coordinación de políticas que exceden el ámbito de la política monetaria”. “En tal sentido, este riesgo incorpora la incertidumbre por parte de los agentes respecto a la implementación de la política económica, esencialmente vinculada a los resultados de la nueva ronda salarial y la política fiscal emergente en la ley de presupuesto, ambos en proceso de desarrollo”, señala.

Asimismo, se fundamenta que ese riesgo tiene un “impacto medio-alto” sobre la inflación debido a que “una estimación de una mayor inflación, afectaría directamente la velocidad de la desinflación prevista”.