Integrantes del sector forestal, por intermedio de la Sociedad de Productores Forestales (SPF), compartieron con CRÓNICAS los datos que a día de hoy exhibe una actividad que consideran “clave en el desarrollo de nuestro país porque combina desarrollo económico, sostenibilidad y generación de empleo”. Si bien se exportaron más de US$ 3.000 millones el año pasado, flexibilizar el acceso a las habilitaciones ambientales podría acrecentar la cifra.
Según Lucía Basso, presidenta de la SPF, el sector pasó de 70.000 hectáreas plantadas a más de 1.100.000 paulatinamente tras aprobarse la Ley Forestal en 1987, que califica ciertos terrenos como de “prioridad forestal” y que gozan de beneficios tributarios. De esta forma, afirmó que hoy en día la explotación forestal genera en el entorno de 30.000 empleos directos e indirectos; reporta unos US$225 millones en impuestos anuales y, desde 2024, es el primer sector exportador a nivel nacional tras consolidar un récord de US$ 3.034 millones que propulsó la puesta en marcha de la segunda planta de UPM en Paso de los Toros.
“Confiamos en que este año va a mantener el podio probablemente con US$ 3.400 millones o US$ 3.500 millones”, dijo Basso sobre un sector que en 2024 aportó el 6% del PIB nacional y el 27% del total de las exportaciones.
Según consignó el Boletín Estadístico de junio de 2025 para el sector forestal de Uruguay que realizó el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) a través de la Dirección General Forestal, la extracción de madera rolliza total durante el año pasado fue de 22,7 millones de metros cúbicos, mientras que en una segunda etapa la producción de pasta de celulosa Kraft alcanzó los 4,16 millones de toneladas. Con una ventaja significativa sobre el resto de los derivados, la pulpa de madera fue el producto que más se exportó y abandonó el país rumbo a la Unión Europea y China, los principales destinos para el producto.
La actividad se caracteriza por procesos de larga duración que van desde los 10 a 12 años cuando está destinado a la producción de pulpa y de 18 a 24 años cuando el objetivo es la madera aserrada. Se plantan principalmente eucaliptos y pinos -aunque el primero de ellos abarca una superficie sustancialmente mayor-, y prácticamente el 97% del producto final está destinado al comercio internacional.
Como novedad, confirmaron que hay US$ 350 millones en inversiones previstas para este año y el siguiente. Corresponden a “tres plantas en marcha pertenecientes a la industria de la transformación: una segunda línea de pinos del aserradero Urufor en Rivera, un aserradero de capitales brasileros también en Rivera y una segunda línea de la empresa Lumin en Cerro Largo, que se suma a su primera inversión en Tacuarembó”, afirmó la titular de la gremial.
Rigidez burocrática
Los productores aseguraron que la actividad forestal no ocupa suelos que podrían utilizarse para otros rubros, como la agricultura, porque “las especies forestales crecen mejor en suelos de menor aptitud agrícola”. El 75% de las plantaciones forestales se encuentra en las tierras de prioridad forestal que designó la Ley Forestal.
Sin embargo, los productores alertaron que no todo el territorio que discriminó la legislación para realizar la actividad se está explotando.
Según dijeron, lo anterior se debe a dificultades para acceder a las habilitaciones ambientales del Ministerio de Ambiente, ya que son “extremadamente exigentes” y “protegen áreas que están designadas como de prioridad forestal”, algo que “frena mucho la inversión”. La actividad está sometida a controles tanto por parte de la Dirección Forestal del MGAP como del Ministerio de Ambiente y las intendencias, además de certificaciones internacionales.
“Uruguay es uno de los países menos competitivos en la región por los costos que tiene, y si lo comparamos con Brasil, Argentina y Paraguay, sus suelos son menos productivos. La fortaleza del país radica en la estabilidad jurídica y las reglas claras, y si cada gobierno amenaza con cambiar todo, nos vamos a quedar sin la mejor carta que poseemos”, consignó Basso.