La irracionalidad de la guerra en impactante y duro film pacifista y antimilitarista

Finlandia > UN PAPEL DIFERENTE

Por Álvaro Sanjurjo Toucon

El soldado desconocido (Tuntematon sotilas). Finlandia 2017

Dir.: Aku Louhimies. Con: Eero Aho, Johannes Holopainen, Jussi Vatanten. Vista en internet.

Para el imaginario uruguayo contemporáneo, Finlandia es UPM y su polémica instalación de plantas fabricantes de celulosa en nuestro país, al igual que hace en China y otras naciones. Los aficionados al basquetbol y los ancianos, seguramente evocarán los Juegos Olímpicos de 1952, de Helsinki, capital de Finlandia, donde la selección uruguaya obtuviera medalla de bronce. Los cinéfilos podrán remitirse al realizador Aki Kaurismaki, y su veintena de films estrenados en Montevideo, sobre un total de ochenta películas sonoras finlandesas que recién irrumpieran en nuestras salas en 1955, con un film de 1953.

La industria papelera permitió a Finlandia otorgar un alto nivel económico social a su población, no obstante debió realizar, hasta comienzos de los años cincuenta, el pago de muy importantes sumas a la URSS como indemnización a consecuencia de la lucha entre ambas naciones en el marco de la II Guerra Mundial, que es el escenario en que transcurre “El soldado desconocido”.

Habiendo pertenecido a Suecia y posteriormente a la Rusia de los zares, Finlandia se independiza luego de la Revolución de Octubre que da paso a la URSS. No obstante, la complicada situación europea y la división de la población finlandesa entre pro-germanos y pro-soviéticos, da lugar a la intervención soviética en Finlandia, generando dos guerras entre ambas naciones: la “Guerra de Invierno” (1939-1940), y la “Guerra de continuación” (1941-1944) en la que Alemania nazi brindara asistencia militar a quienes enfrentaban al Ejército Rojo.

Väinö Linna (1920-1992), uno de los jóvenes finlandeses que participara en la “Guerra de continuación”, llevó un pormenorizado diario de lo vivido durante el conflicto junto a sus compañeros de armas. En tiempos de paz procuró publicar aquel diario y ante el rechazo de las editoriales lo quemó. Luego en su etapa como escritor, adquirió notoriedad creciente con su tercera novela “Tuntematon Sotilas” (El soldado desconocido), publicada en 1954 y basada en recuerdos provenientes del diario incinerado. Linna manifestó haberse sentido influenciado por Erich María Remarque y su “Sin novedad en el frente”, a la que conoció a través de la versión cinematográfica de Lewis Milestone, de 1930, pudiendo leer la novela tiempo después.

En tres oportunidades el cine de Finlandia llevó a la pantalla “El soldado desconocido”, siendo sus realizadores Edvin Laine (en 1955, con estreno montevideano en 1963), Rauni Mollberg (1985) y Aku Louhimies (2017).

Esta tercera versión de Aku Louhimies –no conocemos el original literario- se inscribe en una corriente pacifista y antimilitarista del cine bélico. Su propuesta es sumamente atractiva, ya que prescinde de las motivaciones del conflicto bélico para, a través de  las vivencias de unos pocos soldados, volcarse sobre la tragedia colectiva que envuelve a quienes eran pacíficos ciudadanos.

Mientras el enemigo adopta un carácter casi anónimo e invisible, el ocasional aliado alemán es despojado de rasgos humanos, retratándolo brevemente, como producto de quienes se comportan en consonancia con la irracionalidad de la obediencia debida.

El heroísmo es reducido a la solidaridad entre hombres inmersos en un infierno de sangre y fuego en boscosas zonas de la frontera soviética finlandesa. La cámara es convertida en un combatiente más, “prestando sus  ojos” a un espectador acosado y estremecido como pocas veces ha logrado el cine. Los pactos, tratados, el honor, las condecoraciones, el patriotismo y otros discursos enmascaradores del valor de la vida, son sustituidos por  el miedo, el dolor y la angustia de enfrentar la muerte, en un film cuyo realismo le asemeja a un documental, y su dominio de los tiempos dramáticos trasmite fielmente angustias producidas por masacres que no necesitan del diálogo.

Estos combatientes no son los héroes cargados de gloria del cine bélico hollywoodiano más patriotero, sino víctimas, como mostraran hitos del pacifismo cinematográfico internacional que supieron apuntalar su humanismo con sólidas construcciones fílmicas. Honrosa lista en la que se hallan: “Cuatro de infantería” (Alemania 1930, de G.W. Pabst),  el triptico “La condición humana” (Japón 1959-1960, de Masaki Kobayashi), “La gran ilusión” (Francia 1937, de Jean Renoir), “La patrulla infernal” (EE.UU. 1957, de Stanley Kubrick), “Nacido para matar” (Gran Bretaña 1984, de Stanley Kubrick),  “El último día” (Bosnia 2001, de Danis Tanovic), “Kanal” (Polonia 1957, de Andrzej Wajda), “Alma de valiente” (EE.UU. 1951, de John HUston), “Jhonny cogió su fusil” (EE.UU. 1971, de John Huston), “Trampa 22” (EE.UU. 1970, de Mike Nichols), “Sin novedad en el frente” (EE.UU. 1930, de Lewis Milestone), y un extenso y muy respetable etc. Razones artísticas y humanitarias de lastimosa actualidad, justifican su revisión.


El cuaderno de Sara (El cuaderno de Sara). España 2018

Dir.: Norberto López Amado. Guión: Jorge Guerricaecheverría. Con: Belén Rueda, Manolo Cardona, Enrico Lo Verso, Marían Alvarez.  Vista en Netflix.

“El cuaderno de Sara”, narra venturas y desventuras de una mujer (blanca y rubia), a la búsqueda en regiones selváticas de la convulsionada República del Congo, de una hermana funcionaria de una ONG, de la que carece de noticias.

El film se desarrolla en dos niveles. El primero y central, es la búsqueda emprendida por la valiente y arrojada mujer,  deseosa de reparar deteriorados vínculos con la hermana perdida. Meta a alcanzar desplazándose sobre el segundo nivel de la realización, descubriéndonos un país destruido por brutales y violentas luchas intestinas, presencia de tropas de las Naciones Unidas, y variados intereses comerciales de todo origen.

Los obstáculos constantes signan esta búsqueda, a la vez que son invariablemente sorteados con auxilio de personajes europeos, prototipos del hombre malo de buen corazón, y de unos pocos nativos. El melodrama no titubea en irrumpir y el realizador gallego Norberto López Amado mueve el relato con agilidad y soltura, consiguiendo una actualizada aventura africana no demasiado  diferente de apolillados films al estilo de “Las minas del Rey Salomón” (1937) y similares. El pintoresquismo de los pueblos aborígenes de aquellos títulos, es sustituido por las acciones de sangrientos enfrentamientos, secuestros y ancestrales luchas,  mostrados a modo de telón de fondo de ese periplo selvático personal en el que parecen confluir la búsqueda del coronel Kurtz en “Appocalypse Now”, con las vistosas aventuras africanas de antaño.

El conocimiento, aunque superficial, de las fratricidas luchas, el despotismo autóctono, y las presencias de “blancos salvadores” cumplen una bienvenida función informativa.