Los desafíos de la política fiscal en el mundo pospandemia

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Los efectos de la pandemia han estresado las cuentas públicas de la región de una manera que no se había observado desde la crisis de la deuda de la década de 1980. La posición fiscal, tanto el resultado global como el primario, llegaría este año al nivel más deficitario registrado entre 1950 y el presente, incluso superior al déficit del 6,1% del PIB alcanzado en 1982. Al mismo tiempo, la deuda pública está aumentando, y se estima que se incrementará alrededor de 9,3 puntos porcentuales en 2020.

Al igual que la crisis financiera mundial de 2008-2009, la pandemia de la enfermedad por Covid-19 ha puesto de relieve el papel de la política fiscal. La intervención pública mediante importantes paquetes de medidas fiscales destinadas a contener la pandemia ha sido clave en la mitigación de los efectos económicos y sociales de la crisis.

A la vez, el papel de la política fiscal como instrumento para procurar la reactivación de la economía y reconstruir sociedades más resilientes está siendo reconocido tanto en la región como a nivel mundial. Este reconocimiento de la importancia del papel del Estado a la hora de enfrentar y superar la pandemia y la consecuente crisis humanitaria, social y económica, ha requerido de una política fiscal expansiva, que deberá mantenerse a lo largo del tiempo para dar viabilidad a la reactivación económica y la reconstrucción de sociedades más inclusivas, igualitarias y resilientes.

Los desafíos centrales de la política fiscal en el período pospandemia serán la construcción de estados de bienestar, el fortalecimiento del desarrollo productivo y la implementación de políticas para fomentar la sostenibilidad ambiental. En este sentido, la austeridad fiscal no es una respuesta adecuada para atender los retos fiscales que se esperan. La región debe aprovechar este momento para reorientar su senda de desarrollo, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

A fin de mantener una política fiscal expansiva en un marco de sostenibilidad fiscal, es necesario adoptar estrategias para ampliar el espacio fiscal a través de la movilización de recursos, tanto nacionales como externos. A nivel nacional, existen espacios para ampliar la capacidad recaudatoria del Estado, que es baja y está sesgada hacia los impuestos indirectos regresivos a través del fortalecimiento del impuesto sobre la renta, de los impuestos patrimoniales y de la tributación a la economía digital, así como de impuestos correctivos relacionados con el medio ambiente y la salud pública.

Además, es posible reducir los espacios de pérdida recaudatoria, como la evasión fiscal y los gastos tributarios. Al mismo tiempo, dada la importancia de la política de gasto como instrumento de desarrollo, es importante mejorar la eficiencia, eficacia y equidad de la intervención pública, para garantizar que los recursos movilizados se canalicen hacia políticas públicas que incidan en la reducción de la desigualdad y fomenten el crecimiento. De manera complementaria, los esfuerzos nacionales deberán ir acompañados de una mayor movilización de recursos externos, a través de fuentes accesibles de financiamiento en condiciones favorables, tanto de los mercados internacionales como de las instituciones financieras internacionales. La cooperación internacional desempeñará, en este ámbito, un papel fundamental en lo que respecta a la coordinación de las distintas partes, con vistas a lograr una mayor efectividad.