“Nada tenemos que esperar sino de nosotros mismos”

Por Adrián Peña (*) | @adrianbatllista

La conocida frase de nuestro prócer surge de la correspondencia dirigida por Artigas a Martín Güemes, a quien trata como “mi estimado Paisano”, desde el campamento de Purificación, el 5 de febrero de 1816.

Más de 200 años después, la apelación es de una vigencia absoluta.

El momento actual del Uruguay no es uno cualquiera. Las elecciones siempre son definitorias para el futuro de un país, pero la próxima adquiere especial importancia. Uruguay, luego de tres lustros de gobiernos frenteamplistas y luego de pasar por la mayor bonanza económica de su historia, se enfrenta a problemáticas de dimensiones importantes en materia de seguridad, empleo y educación, por nombrar las tres principales. No voy a ahondar en los datos que demuestran de manera categórica este estado de situación porque son de público conocimiento. A estas problemáticas en áreas concretas sumaría tres, que combinadas con las anteriores configuran un escenario realmente complejo para el futuro del país. Una, la delicada situación fiscal con un déficit camino al 5% del producto. Otra, la crisis de valores que afecta a la sociedad y obviamente a la política y que se ha manifestado en casos de corrupción. Por último, y muy importante, la afectación constante a principios básicos que hacen a la calidad republicana y que deterioran la tan preciada democracia liberal en que se ha fundado el Uruguay.

Entiendo que el país camina en una dirección que no es la deseable. Es necesario cambiar el rumbo y llevar al país a una senda de crecimiento y de recuperación que lo ponga a rueda en el mundo moderno y que permita el desarrollo de los habitantes de la República. Esto debe realizarse sin que suponga un retroceso en avances que la sociedad ha tenido en los últimos años. Se trata de proponer una mirada superadora al actual modelo frenteamplista, que luce agotado, pero sin que suponga un retroceso a etapas anteriores a la llegada del Frente Amplio al gobierno. La transformación, el cambio necesario e imprescindible debe ser en clave de futuro, en clave de los próximos 30 años y construido sobre las bases de lo que existe. No podemos reeditar intentos refundacionales del país; las sociedades inteligentes construyen sobre el conocimiento acumulado por las mismas.

Cambiar es responsabilidad de la política, pensada en su sentido original, pensada como la pensaban los griegos, como el “arte del bien común” al decir de Aristóteles, como herramienta de transformación de la realidad en que vivimos. Si se descree de la política, si se ha desprestigiado, si los ciudadanos no confían en ella, estamos ante un gran problema. Es necesario mejorarla, para con ella, mejorar al país.

Por ello, la próxima elección supone una gran oportunidad. Una oportunidad de cambiar el rumbo del país en un momento clave. Se necesita de nuevos liderazgos, modernos, capaces de conducir al Uruguay en la dirección correcta.

Hace unos años comenzó a circular el rumor, impulsado fuertemente por el presidente Jorge Batlle, de que el Dr. Ernesto Talvi podría ser candidato presidencial. El proceso fue madurando poco a poco y finalmente aquel reconocido académico y estudioso de las políticas públicas del Uruguay ingresó en la política. La decisión de dejar su brillante carrera académica para pasar al campo de la acción a través de la política, fue una decisión muy buena para el sistema político y en particular para el Partido Colorado. Talvi prestigia a la política ya que ella no es, o no debe ser, para improvisados. Talvi dedicó más de 20 años de su vida al estudio de las políticas públicas desde la conducción de Ceres, y llega con propuestas concretas y realizables para atacar los problemas reales y concretos del Uruguay de hoy. Se trata de cambiar, sí, pero cambiar con rumbo, cambiar con dirección clara de lo que se quiere hacer, cambiar con certezas, y ello lo ofrece el más preparado de los candidatos, Ernesto Talvi.

Recuperar los sueños y volver a poner al Uruguay a la vanguardia de América Latina es posible. Un pequeño país orgulloso de sus valores, de sus habitantes que viven en armonía y que sea nuevamente referencia. Pero para ello es necesario encarar cambios, y muy profundos en muchas áreas. El compromiso de Talvi es con esos cambios, a veces incómodos, a veces antipáticos, pero imprescindibles en un país que se ha acostumbrado a la complacencia, lo que él denomina “meterse con las vacas sagradas”, no puede haberlas.

Con la llegada de Talvi muchos hemos recuperado la ilusión y hemos vuelto a creer en la política. Hemos construido una organización política parada y bien en todo el territorio nacional: Ciudadanos. A ella ha llegado gente que venía de la política con mayor o menor trayectoria, pero ha llegado también mucha gente de fuera de la política, referentes en sus territorios, pero que nunca habían hecho política y que han entendido que llegó el momento de involucrarse en el destino del país, y han elegido hacerlo a través de Ciudadanos. Mas gente y nueva gente en la política, de diversos orígenes o de ningún origen era nuestro objetivo desde el día uno. Una organización que trabaje cada día en dignificar a la actividad política con una clara identidad y vocación de futuro. Esta organización política, más la organización de más de mil voluntarios y un equipo de trescientos técnicos, han generado en su sinergia un potente proyecto político que se configura en novedad y que a escasos meses de su creación está peleando la candidatura del Partido Colorado, nada más y nada menos que al expresidente Sanguinetti.

Ciudadanos es un proyecto político serio, con propuestas claras y financiables, con un líder moderno a su cabeza con una visión renovadora de la política y con muy bajos niveles de rechazo por votantes de otros partidos. Un proyecto de país, una apuesta fuerte a la renovación y no a repetir.

El Partido Colorado será clave en la definición de la próxima elección. Para que se consolide una alternativa clara al actual modelo frenteamplista es necesario que Ernesto Talvi sea el candidato del Partido Colorado.

Para que esa propuesta seria, fresca, renovadora, con mirada en el futuro represente al Partido Colorado, es necesario participar el 30 de junio. El cambio comienza el 30 de junio. Tenemos una oportunidad, una gran oportunidad. El cambio es posible, pero necesita de nosotros. En definitiva: “nada tenemos que esperar sino de nosotros mismos”.

(*) Secretario general del Partido Colorado. Diputado por Canelones.