No hay otra verdad que la realidad

Por: Gustavo Penadés (*) | @GustavoPenades

A esta altura del proceso de discusión acerca de la LUC y la decisión que sobre 135 de sus artículos tomarán los uruguayos el próximo 27 de marzo, se hace muy difícil plantear algo nuevo, original, útil, que signifique un aporte para colaborar con esa decisión.

Por eso, voy a tratar de encarar el tema a partir de la diferencia que hay entre una visión certera de la realidad y un pensamiento ideologizado sobre la misma.

“La única verdad es la realidad”, dijo Aristóteles, quien con esta afirmación se alejaba de Platón, su maestro, cuya filosofía alimentó ideologías utópicas a lo largo de siglos.

Podrán preguntarse: ¿Por qué Penadés encara esta línea de análisis?

Pues, porque creo que esta campaña que aparece enturbiada por una sarta de mentiras, se explica, no en que los voceros del PIT-CNT y del Frente Amplio (FA) sean unos mentirosos, sino porque su visión de las cosas está casi cegada por la ideología a la que adhieren y predican, por más que la realidad –la porfiada realidad– los desmienta una y otra vez.

Frente a la adecuación de la cosa al propio pensamiento, como hacen las ideologías, nosotros afirmamos que no existe otra verdad que la propia realidad. Por eso se hace imprescindible que seleccionemos a los pensadores y políticos con mayor credibilidad para confiar en ellos y silenciemos a quienes nos llenan de ruido y confusión.

No quiero, no debo, no puedo y no haré agravio a quienes parecen defender a los delincuentes frente a los derechos de los ciudadanos honestos. Por eso, prefiero explicar esa actitud de los dirigentes del PIT-CNT y del FA, en que tienen una visión de la realidad distorsionada por su ideologismo atávico, no en que les guste mentir. Eso sí, además creo que esa errónea visión está alimentada por la desesperación.

Desesperados por la derrota electoral, se lanzaron a la aventura de tratar de deteriorar al gobierno de coalición, mediante su oposición a esos 135 artículos de la LUC, que poco o nada les importan.  Y esa misma desesperación es la que los lleva a encarar la campaña hacia el 27 de marzo, dando mandobles de ciegos contra todo lo que se les ponga adelante. Por eso, con una venda en los ojos, critican los resultados en materia de descenso de los delitos, a pesar de que estos son elaborados por el Observatorio que el propio FA creó y que aún dirige el mismo funcionario.

En promedio, la reducción de los delitos desde que asumió el gobierno de coalición es del orden de un 20%. Se redujo en 23,7% el número de homicidios, en 18,8% las rapiñas, en 19,9% los hurtos, en 1,3% los delitos de violencia doméstica y en 36,4% los delitos de abigeato si los comparamos con cifras del 2019. Esos datos son la realidad, que solo una visión ideologizada esconde, a la que se aferran quienes se oponen a las medidas que establece la LUC en materia de seguridad.

Los resultados en esta área son fruto de un trabajo decidido de una policía que hoy se siente respaldada por las autoridades de gobierno con hechos concretos: al ampliar el concepto de legítima defensa para los efectivos, al crear los delitos de resistencia al arresto y de agravio a la autoridad policial. Estas nuevas figuras jurídicas, que la dirigencia frentista y sindical quiere derogar, no incrementaron la violencia policial. Según datos reales, durante los meses de vigencia que lleva la LUC, hubo menos delincuentes muertos por la policía que durante el mismo período previo a la aprobación de la LUC y con gobiernos del FA.

Por último, tampoco se explica que se opongan a que la LUC haya fortalecido la legítima defensa ciudadana y que ello haya permitido que los implicados en esa situación dramática salvaran su vida sin ir a la cárcel.

Lo dicho: los dirigentes del Frente y del PIT-CNT parecen estar siempre a favor de los delincuentes. Me niego a creerlo así. Por eso, trato de encontrar una explicación más digna que justifique su acción, en su beneficio.

(*) Senador del Partido Nacional.