Y nosotros, ¿por qué no?

Por Ignacio Estrada (*) | @ignacioestrada0

Boston, Washington, Virginia y Carolina del Norte. Estos cuatro destinos de Estados Unidos, me propuse visitar hace algunas semanas -a fines de agosto-, para conocer de primera mano distintas experiencias exitosas de innovación y emprendimiento, con el foco puesto en la generación de empleo. Cada destino ofrecía de antemano un aspecto único a estudiar y conocer mejor. Y el viaje excedió mis expectativas, tanto en la receptividad de las personas con quienes me reuní, como en la variedad de casos de éxito que encontré.

El mundo de los emprendimientos me interesa -o más bien fascina- desde hace 20 años. Por ese entonces, siendo estudiante en la Universidad de Indiana (Estados Unidos), observaba una nueva industria que estaba surgiendo, las “punto com”. “Mascotas.com”, “Amazon.com”, y tantas otras empresas que vendían online, surgían a diario y generaban ilusión en sus fundadores, y para las que eran exitosas, ambiciosos planes de expansión y contratación de personas.

Al volver a Uruguay, luego de trabajar en Wall Street, donde tuve la oportunidad de conocer a varios fundadores “punto com”, ingresé a Endeavor, que en ese entonces era una organización joven. Con Endeavor conocí numerosos casos de emprendedoras y emprendedores uruguayos, que con una idea y un plan de negocios impulsaban la creación de puestos de trabajo en momentos difíciles de nuestra economía, luego de la crisis del 2002.

Ser emprendedor (después de Endeavor), así como estudiar políticas públicas para la generación de empleo, me convenció aún más de la importancia de los emprendedores para generar puestos de trabajo. Sin dudas, la situación actual de nuestra economía (desempleo que crece año a año, estancamiento) contribuyó a una sensación de urgencia, de que es fundamental ofrecer condiciones adecuadas para emprender. Pero ante un cambio de la economía a nivel global, con industrias tradicionales que caen y otras que surgen, hay otro factor que cobra cada día más relevancia: la innovación. Innovación en productos, servicios, en soluciones que al ser comercializadas generen en nuestro país dinamismo y empleo.

Volviendo al viaje, el primer destino fue Boston. En particular, me interesaba conocer por qué esta ciudad alberga no solo a varias universidades de primer nivel mundial y renombre, sino que también tiene un barrio (Kendall Square) conocido como “la milla cuadrada más innovadora del mundo”. Este reconocimiento se debe a que dicho barrio es la zona con mayor densidad de patentes generadas en todo el mundo. Allí se concentran y colaboran institutos de investigación, universidades, empresas establecidas (Google y Facebook, por ejemplo), así como toda clase de emprendimientos con un fuerte perfil innovador. La biotecnología, en particular, es la especialidad de esta zona, con gigantes que han nacido allí, así como estudiantes soñando con la próxima gran idea. Se ha formado un ecosistema fenomenal, que hoy en día compite para atraer inversiones con el mítico Silicon Valley.

Washington fue el segundo destino que visité. El objetivo de la breve visita a la capital de Estados Unidos fue conversar con distintas organizaciones involucradas en políticas públicas de innovación y emprendimiento. El ambiente era bien distinto al de Boston: menos estudiantes y actividad empresarial, más gobierno. Las reuniones fueron tremendamente valiosas para comprender mejor distintas políticas de fomento a la innovación y el emprendimiento, desde una perspectiva más de “mirar el bosque” que de detenerse en los árboles.

En Richmond (Virginia), tercera parada en la recorrida, el enfoque fue sobre todo en innovación, empleo, y cómo atraer a grandes empresas de avanzada. Amazon decidió hace un tiempo instalar una segunda sede corporativa (la primera está en Seattle), y para ello lanzó una competencia para ver qué ciudad podría albergarla. El Estado de Virginia (con su propuesta de sede en Crystal City, en el norte del Estado) fue el ganador, entre más de 200 posibles lugares. Lo valioso del enfoque que tuvo el equipo de desarrollo económico de Virginia (responsable de preparar la propuesta para Amazon), fue que estuvo basado en generar, primero que todo, personas preparadas e infraestructura adecuada. Luego de eso, ofrecieron beneficios fiscales. Pero la base de la propuesta fue en preparar personas y en infraestructura (por ejemplo, transporte). Otros lugares pusieron primero, en sus presentaciones para Amazon, a los beneficios fiscales; Virginia entendió, en estos tiempos de sociedad del conocimiento, que tener gente preparada es vital, es una tremenda ventaja competitiva. La propuesta de Virginia incluyó la creación de una nueva sede universitaria (Campus de Innovación de la Universidad de Tecnología de Virginia), así como otras modalidades de formación. Una forma de diferenciarse que atrajo una inversión que generará 25 mil puestos de trabajos directos, más otros tantos indirectos; una propuesta brillante.

El último tramo del recorrido fue en el Estado de Carolina del Norte. Este, con una superficie menor a la de Uruguay, tradicionalmente dependió del agro, con el tabaco, las textiles y la fabricación de muebles, siendo tres industrias particularmente fuertes. Sin embargo, hace ya varios años, para detener el éxodo de personas calificadas hacia otros estados y generar un cambio productivo, apostaron por diversificar y complejizar su matriz productiva, a través de la creación del “Triángulo de Investigación”. El gobierno, empresarios y la academia se unieron para generar una zona donde se pueda fomentar la colaboración e intercambio entre universidades, emprendimientos y empresas establecidas. Esa visión hoy en día es una realidad que ha transformado la economía del Estado. La biotecnología, la medicina y las tecnologías de la información se han desarrollado de forma vertiginosa, generando una economía pujante que atrae personas capacitadas de todo Estados Unidos. Una científica iraní, que junto a su marido creó un emprendimiento de biotecnología con un futuro prometedor, me comentó, por ejemplo, “para los científicos como yo, para emprender, este lugar es lo mejor”.

Fui a Estados Unidos con algunas ideas, para transformarlas en propuestas para el próximo período de gobierno. Volví con esas ideas mucho más completas, enriquecidas por el contacto con tantas historias de éxito de desarrollo económico, de innovación, de emprendimiento, de generación de empleo. Y pensando, ahora más que nunca, si otros han hecho esos saltos al desarrollo: ¿Nosotros, por qué no?

(*) Diputado suplente por el Partido Nacional. Fundador de Compromiso con el Cambio.