El incremento en las tasas de interés a nivel internacional para combatir la inflación dejó al descubierto vulnerabilidades en algunos bancos, y muchos más podrían debilitarse si la política monetaria restrictiva se mantiene durante un período prolongado, según advierte un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI). Aunque el sistema bancario es en general resiliente, si los bancos tuvieran que afrontar a una fuerte estanflación y tasas de interés aún más altas, las pérdidas serían mucho mayores, y podría afectar a un tercio de los activos bancarios mundiales.
En un artículo elaborado por los expertos del FMI, Charles Cohen, Srobona Mitra y Fabio Natalucci, se entiende que es posible que los bancos centrales mantengan las tasas de interés en niveles más elevados durante más tiempo, buscando contener una inflación que sigue persistentemente alta en muchos países. Sin embargo, ello también generará una desaceleración de sus economías.
El aumento de las tasas de interés constituye un riesgo para los bancos, aun cuando muchos se estén beneficiando al imponer tasas de interés más altas a sus prestatarios mientras mantienen bajas las de los depósitos. Las pérdidas por préstamos incobrables también podrían incrementarse, ya que tanto los consumidores como las empresas afrontan actualmente mayores costos de endeudamiento, un riesgo que puede incrementarse por pérdidas de empleos o menores ganancias, respectivamente. Además, los bancos invierten no solo en préstamos sino también en bonos y otros títulos de deuda, que se devalúan cuando las tasas de interés suben. En ese sentido, los bancos pueden verse obligados a vender esos títulos a pérdida si se produce un retiro repentino de depósitos o si surgen otras presiones de financiamiento. “La quiebra del Silicon Valley Bank fue un trágico ejemplo de este canal de bonos-pérdidas”, recuerdan los expertos.
Pruebas de tensión
El sistema bancario es en general resiliente, de acuerdo con los resultados de la última prueba de tensión mundial, que abarcó casi 900 bancos de 29 países, y que forma parte de la última edición del informe sobre la estabilidad financiera mundial del FMI. Este ejercicio, que refleja cómo les iría a los prestamistas en el escenario base proyectado por el organismo, identificó 30 grupos bancarios con niveles bajos de capital, que conjuntamente representarían solo un 3% de los activos bancarios mundiales. Sin embargo, advierten que si los bancos tuvieran que hacer frente a una fuerte estanflación (inflación alta y una contracción de la economía mundial de 2%), sumada a tasas de interés de los bancos centrales aún más altas, las pérdidas serían mucho mayores. El número de instituciones débiles aumentaría hasta 153, y representarían más de un tercio de los activos bancarios mundiales. Excluyendo a China, hay muchos más bancos débiles en las economías avanzadas que en los mercados emergentes.
Las instituciones débiles incluidas en este grupo se ven afectadas por el aumento de las tasas de interés, el incremento de los impagos de préstamos y la caída de los precios de los títulos.
Prepararse para lo peor
De acuerdo al FMI, el considerable número de bancos débiles detectado en los ejercicios remarca la necesidad de adoptar nuevas medidas de política en el sector bancario.
En primer lugar, interpreta que las pruebas de tensión de los supervisores deberían incluir análisis basados en criterios de mercado, abarcar a los prestamistas de menor tamaño y poner a prueba a los bancos en escenarios adversos más graves pero todavía plausibles.
En segundo lugar, los supervisores bancarios “han de ser proactivos y estar preparados y dispuestos a abordar las debilidades detectadas”. De acuerdo a estimaciones del organismo, más de la mitad de las economías no cuentan con supervisores bancarios independientes dotados de recursos suficientes.
Tercero, las normas internacionales deben endurecerse para mantener a raya los riesgos de liquidez y de tasa de interés de los bancos. “Las prácticas de supervisión y regulación para el seguimiento y la gestión de estos riesgos son deficientes en al menos una de cada cinco economías, y las turbulencias de marzo demuestran por qué es un problema tan importante”, señala el artículo.
Por último, se indica que los bancos serían más resilientes si estuvieran mejor preparados para acceder a mecanismos de préstamo de los bancos centrales. En ese sentido, las entidades bancarias deberían someter a pruebas periódicas ese acceso y los supervisores deberían evaluar si los prestamistas más débiles pueden recurrir fácilmente a asistencia de emergencia.
A modo de conclusión, los expertos del FMI subrayan que ahora que se han mitigado las tensiones en el sistema financiero, los bancos, así como los reguladores y supervisores institucionales, “deberían aprovechar el momento para reforzar su resiliencia”. “También deberían estar preparados para una posible reaparición de estos riesgos, ya que es posible que las tasas de interés permanezcan en niveles más elevados durante más tiempo de lo que descuentan actualmente los mercados”, advierten los expertos.