>>La ministra de Economía, Azucena Arbeleche, aseguró en la COP27 que los incentivos financieros positivos y bien alineados en el financiamiento climático pueden ser una herramienta poderosa para recompensar la formulación de políticas sostenibles. “Este innovador mecanismo de financiación vinculado al clima puede sustentar un nuevo modelo de desarrollo para un mundo en transformación”, sostuvo.
Las declaraciones de la ministra fueron realizadas en el marco de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), que se celebra en Egipto, donde destacó que “Uruguay tiene una larga historia de ser muy innovador” y que el país está “en la primera línea” en términos de cambio climático. “Durante los últimos 30 años, hemos estado disminuyendo la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero en términos de intensidad para la economía”, subrayó. Agregó que el país tiene como objetivo acelerar la descarbonización en el transporte pesado mediante la promoción de la movilidad eléctrica, el desarrollo de la producción de hidrógeno verde y el aprovechamiento de sus fuentes de energía renovable, como el agua, el viento y la biomasa.
También señaló que, como proveedor de alimentos para una población mundial en crecimiento, Uruguay asume el desafío de aumentar la producción agrícola al tiempo que reduce las emisiones de metano y óxido nitroso, preserva su ecosistema único de pastizales y protege sus bosques nativos.
Bono verde
Respecto a la emisión de un bono asociado a políticas de mitigación del cambio climático en el mercado internacional, Arbeleche explicó que en octubre Uruguay lanzó el primer bono indexado a factores climáticos, con una estructura bidireccional de cupón escalonado vinculado a indicadores climáticos. “Dicho bono establece metas con respecto a dos Indicadores Clave de Desempeño (KPI) vinculados a las metas de mitigación del cambio climático y conservación de la naturaleza: reducir la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero y preservar el área de bosques nativos en el país”, detalló.
Al respecto, resaltó el sólido respaldo de los inversores a la operación, ya que hubo una demanda combinada de US$ 4.000 millones en pedidos de cerca de 190 cuentas, incluidos varios compradores primerizos y compradores de mercados emergentes no tradicionales.
De esta forma, indicó, se combinan las estrategias de financiamiento soberano de Uruguay con los objetivos ambientales del Acuerdo de París, y muestran la determinación de cumplir con los objetivos planteados a través de compromisos financieramente vinculantes. “Esto fortalece aún más el compromiso del país con su agenda de sostenibilidad, mejorando la rendición de cuentas y la credibilidad”, sostuvo.
Arbeleche defendió que los incentivos financieros positivos y bien alineados en el financiamiento climático pueden ser una herramienta poderosa para recompensar la formulación de políticas sostenibles. Fundamentó que vincular las tasas de interés de los bonos soberanos al desempeño ambiental es compatible con los incentivos: los inversionistas recompensarían al país reduciendo los costos de endeudamiento si superan sus objetivos, y los aumentarían en caso contrario.
“Los bancos multilaterales de desarrollo están en una posición única para movilizar recursos de la comunidad de donantes que ayudarían a recompensar la integridad ambiental con beneficios colaterales globales y subsidiar la tasa de desempeño cuando se cumplan estos objetivos”, indicó.
En particular, instó al FMI y al Banco Mundial a trabajar junto con los países miembros para encontrar soluciones innovadoras con incentivos financieros positivos en aquellos temas en los que los beneficios nacionales no son suficientes para tomar medidas. “Este enfoque innovador para el financiamiento climático soberano que estamos proponiendo podría ser replicable y escalable a otras economías en desarrollo. Este innovador mecanismo de financiación vinculado al clima puede sustentar un nuevo modelo de desarrollo para un mundo en transformación”, concluyó.