Balance económico de un año de Gobierno marcado por una pandemia

Agustín Iturralde > Uruguay llega a 2021 “con tranquilidad, con espalda”

A un año de asumir Luis Lacalle Pou, varios economistas analizaron en diálogo con CRÓNICAS el desempeño del manejo económico del Gobierno, en un período que estuvo marcado por la pandemia del covid-19. Aunque con matices, los expertos evaluaron favorablemente el rumbo tomado, atendiendo a trabajadores y empresas en problemas. La inflación y el manejo de la política fiscal fueron mencionados como los principales ejes de cambio en relación a la anterior administración.

Pasó un año de la llegada al gobierno de Luis Lacalle Pou. El primero de marzo de 2020 marcaba un cambio de perfil tras 15 años de administración del Frente Amplio, que algunos veían con optimismo y otros con pesimismo. Lo que nadie vio venir fue la transformación radical que sufrió la vida social y económica del mundo –y en consecuencia Uruguay- en tan solo unos días, a raíz de la pandemia del covid-19.

Por ese motivo, es imposible pasarle raya al primer año de Gobierno sin considerar la aparición de este “cisne negro”, y así lo evaluaron diversos economistas en diálogo con CRÓNICAS.

“Dolores muy grandes”

Agustín Iturralde, director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), sostuvo que el 2020 fue un año de caídas “importantes” en términos absolutos para la economía, pero “muy moderadas” en términos relativos. En su opinión, se realizaron algunas cosas importantes, como haber logrado mantener -aunque a menor ritmo- los motores de la economía encendidos a pesar de la situación sanitaria. Sin embargo, el camino se transitó “con dolores muy grandes”: cierres de empresas, pérdida de puestos de trabajo, y aumento de la pobreza.

Gabriela Mordecki, economista y directora del Instituto de Economía de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad de la República (Iecon-Udelar), evaluó que la realidad económica fue muy heterogénea entre sectores. Reconoció que hubo sectores  de actividad que tuvieron un impacto nulo o menor de la crisis, como el agropecuario o la construcción. Sin embargo, hubo otros que se vieron muy afectados, como el caso de servicios, un rubro, en el cual además hay mayor informalidad, por lo que el empleo y el efecto en los ingresos de los hogares sufrieron mucho.

“Igualmente, si uno mira América Latina, Uruguay tiene una formalidad muy importante, y por eso el efecto fue absorbido en parte por los seguros de paro” y otras nuevas categorías de seguros que se crearon, añadió Mordecki. A su entender, ese fue un manejo político acertado. No obstante, criticó que el apoyo a los trabajadores informales y demás empleados que no tienen derecho a seguro de paro fue “muy acotado, muy menor”, y no existió “un real impacto” en los ingresos de esas familias.

Por su parte, el economista Pablo Moya, de la consultora Oikos, evaluó que los problemas económicos del país no fueron exclusivamente culpa de la pandemia. Recordó que el país ya venía de cuatro años de estancamiento y en el último período de 2019 con recesión. Bajo esta realidad, a la que se le sumó la pandemia, es necesario focalizarse en detener la caída del desempleo, enfatizó, ya que “se posiciona como el principal objetivo”.

De esta manera, tanto Moya como Iturralde concordaron en que el rumbo que tomó el gabinete económico de la administración fue el adecuado ante las circunstancias que se dieron el año pasado. Mientras que Moya comentó que se trató de un manejo focalizado en lo sanitario a la par que se le dieron incentivos a empresas y trabajadores, Iturralde indicó que Uruguay llegó a 2021 “con tranquilidad, espalda, y una cantidad de balas en el cartucho”. Eso se debe, agregó el director ejecutivo del CED, a haber logrado mantener la actividad económica “relativamente movida”, y por haber logrado ahorros en diversas áreas que permitieron mantener la situación fiscal bajo control.

Cambia, todo cambia

Asimismo, los expertos volvieron a coincidir en que uno de los principales cambios a nivel macroeconómico respecto a la administración anterior se dio en el manejo de la inflación. En palabras de Moya, “hacer todo lo posible para reducir” dicho indicador “es un cambio importante”. Por su parte, Iturralde enfatizó en el foco con este objetivo por parte del Banco Central (BCU) y que “va de la mano de la consolidación de la política fiscal”, lo cual es una diferencia importante y un avance.

En relación con la política fiscal, Mordecki también consideró que se dio un recorte de gastos y aumento de impuestos, lo cual también marca un cambio con respecto al último gobierno de Tabaré Vázquez. “Más allá de que a la ministra (de Economía, Azucena Arbeleche) no le gusta, la realidad es que a principios de marzo de 2020 anuncian un recorte del 15% para todos los gastos, y reducen el descuento del IVA que teníamos en compras con tarjetas de débito”, apuntó la economista. En la misma línea se ubican otras decisiones del Gobierno, como el ajuste realizado por encima de la Base de Prestaciones y Contribuciones (BPC) que incidió en las franjas de tributación de IRPF o los ajustes de tarifas realizados por encima de la inflación. Al respecto, Mordecki enfatizó que estas medidas tienen un efecto recaudatorio, lo cual significa un cambio “en el sentido contrario” con las políticas llevadas adelante en gobiernos anteriores.