EEUU entra en recesión técnica, pero Fed pone el foco en contener la inflación

Si presiones sobre precios persisten, política monetaria podría ser “más restrictiva”

La presión de los precios energéticos, las dificultades generadas por la crisis de suministros y el aumento de la tasa de interés, llevaron a que el PIB estadounidense cayera por segundo trimestre consecutivo, lo que suele marcarse como el ingreso a una recesión técnica. Un día antes, la Reserva Federal había realizado un nuevo aumento de 75 puntos básicos en la tasa de interés buscando poner freno a la inflación.

La Reserva Federal (Fed) estadounidense realizó el cuarto aumento de tasas de interés consecutivo, y el segundo ajuste de 75 puntos básicos en meses consecutivos, para ubicarla en un rango de entre 2,25% y 2,5%. El objetivo trazado por el banco central es ponerle freno al incremento de la inflación, que en junio alcanzó un dato anual de 9,1%, un nivel no registrado desde 1981.

Las autoridades del Comité de Mercado Abierto de la Fed reconocieron que «una política monetaria aún más restrictiva puede ser apropiada si las presiones de la elevada inflación siguen persistiendo».

En marzo de este año, la Fed subió la tasa de interés por primera vez desde 2018, moviéndola en 25 puntos básicos. En mayo concretó un nuevo ajuste de medio punto porcentual, y en junio realizó una suba más drástica de 75 puntos básicos y ahora repite un ajuste de igual magnitud.

El cambio económico se produce en un marco de inflación y subida de precios a nivel global que se acentuó tras la invasión rusa a Ucrania.

En caída

Al día siguiente de conocerse la decisión de la Fed, se supo que la economía de EEUU ingresó técnicamente en recesión, al registrar una caída de 0,9% en el segundo trimestre del año. En el primer trimestre la economía estadounidense se contrajo un 1,6%.

El dato de abril-junio fue peor de lo esperado por el mercado, que esperaba un leve crecimiento de 0,4%, debido a algunos datos positivos, como las buenas cifras de empleo que hay en el país.

Oficialmente, la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER) declara recesiones y expansiones,  aunque no emitirá un juicio sobre esta cuestión hasta que pasen unos cuantos meses más. Asimismo, el dato publicado ayer jueves fue la primera lectura del PIB del segundo trimestre, la cual será revisada hasta en dos ocasiones más. Sin embargo, parece difícil que levante nueve décimas al indicador del PIB.

El dato pone en cuestión al presidente de la Fed, Jerome Powell, quien al ser consultado repetidamente el miércoles, había descartado que EEUU estuviera en recesión, argumentando que la demanda subyacente continúa siendo sólida. También hizo referencia a las condiciones del mercado laboral, que sigue muy ajustado, y la solidez de los balances de la mayoría de los hogares. Aun así, reconoció que el margen para un ‘aterrizaje suave’ de la economía es cada vez más estrecho.

De acuerdo a la Oficina de Investigación Económica y Estadística del Gobierno de EEUU (BEA, por su sigla en inglés), la caída del PIB “reflejó caídas en la inversión privada en nuevos stocks, la inversión fija residencial, el gasto del gobierno federal, estatal y local”.

Entre las partidas clave que arrastraron a la baja el crecimiento se encuentra el consumo privado, debido al encarecimiento de los precios energéticos, los impuestos y el alza de tasas de interés de la Fed. “El descenso de la inversión privada en inventario estuvo liderada por una disminución en el comercio minorista (principalmente tiendas de mercadería general y concesionarios de vehículos motorizados)”, señala el informe.