En un contexto “muy difícil para la economía mundial”, un cese de pagos en EEUU podría traer consigo impactos “muy serios” para ese país, pero también golpearía fuertemente al resto del mundo, según advirtió ayer jueves el FMI. El Departamento del Tesoro estima que las reservas del gobierno se agotarán el próximo 1º de junio, y de momento las negociaciones entre demócratas y republicanos se mantienen estancadas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) reiteró ayer jueves la necesidad imperiosa de que el Congreso de Estados Unidos (EEUU) eleve el techo de deuda, ya que de lo contrario, se generarán “graves repercusiones” tanto para la economía estadounidense como a nivel global.
“Nuestra evaluación es que tendrá repercusiones muy serias no solo para los EEUU sino también para la economía global en el caso de que haya un incumplimiento de la deuda, y alentamos encarecidamente a las partes a unirse para llegar a un consenso para abordar este asunto con urgencia”, señaló la portavoz del organismo, Julie Kozack, en declaraciones a la prensa. De esta forma, el FMI utiliza términos muy similares a los expresados por Janet Yellen unas horas antes.
Esta posible repercusión internacional del incumplimiento de los pagos (o default) de EEUU se da en un contexto “muy difícil para la economía mundial”, explicó la portavoz de la institución. Las consecuencias de no elevar el techo de deuda “podrían incluir mayores costos de endeudamiento”, en un momento en el que la Reserva Federal (Fed) ha llevado a cabo una serie de subas en la tasa de interés, que actualmente se encuentra entre el 5% y el 5,25%, la más alta desde 2007.
A contrarreloj
Un posible acuerdo parece lejano y los tiempos se acortan. El pasado martes el presidente estadounidense, Joe Biden, se reunió con el líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, para hablar de la necesidad de suspender el techo de deuda y evitar así que EEUU ingrese en una suspensión de pagos.
Ambos no llegaron a un acuerdo y limitaron a reiterarse sus posiciones sobre la suspensión del techo de deuda, cuyo límite de US$ 31,4 billones ya se alcanzó el pasado 19 de enero, por lo que actualmente el gobierno está recurriendo a dinero en sus reservas para pagar las deudas que contrajo.
El Departamento del Tesoro estima que esas reservas se agotarán el próximo 1º de junio, momento en que EEUU entraría automáticamente en una suspensión de pagos, la primera de su historia.
McCarthy quiere vincular la suspensión del techo de deuda con importantes recortes de gasto en algunos de los programas clave para la administración de Biden, como la cancelación de la deuda estudiantil, y además quiere endurecer los requisitos que deben cumplir los estadounidenses más pobres para acceder a ayuda sanitaria y alimentaria.
Por su parte, Biden lleva semanas diciendo que no está dispuesto a negociar sobre el techo de endeudamiento y que los republicanos tienen la obligación de asegurarse de que EEUU puede pagar las deudas contraídas, como hicieron en varias ocasiones con su antecesor, Donald Trump. El polémico expresidente dijo el pasado miércoles en declaraciones a la cadena CNN, que durante su mandato dejó claro que una quiebra era “inaceptable”, pero que cambió de opinión desde que la presidencia pasó a manos demócratas y ahora estaría a favor de provocar el default.
Biden volverá a reunirse con McCarthy y el resto de los líderes del Congreso hoy viernes.
Cine catástrofe
“El incumplimiento de las obligaciones de EEUU produciría una catástrofe económica y financiera”, alertó la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, quien advirtió al Congreso de EEUU que el gobierno no podrá continuar cumpliendo con todas sus obligaciones a principios de junio si no se resuelve la cuestión del límite de la deuda.
En ese marco, señaló que un cese de pagos provocaría “una recesión mundial”. Además, estimó que, de ocurrir, podría socavar el liderazgo económico global de EEUU y generaría dudas sobre la capacidad del país para defender sus intereses de seguridad nacional.
Asimismo, considera que, más allá de materializarse el impago, la política arriesgada respecto del límite de la deuda también puede imponer costos económicos serios, ya que la sola amenaza de incumplimiento puede conducir a una rebaja de calificación crediticia y al debilitamiento de la confianza del consumidor.
Yellen explicó que un default podría ocasionar un aumento en las tasas de interés que aumente los pagos de hipotecas, préstamos y tarjetas de crédito.
“No hay una buena razón para generar una crisis por nuestra propia cuenta”, sostuvo la funcionaria, recordando que el Congreso de EEUU ha elevado o suspendido el límite de la deuda unas 80 veces desde 1960. “Lo insto a que actúe rápidamente para hacerlo una vez más”, agregó.